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Una Orestíada política y emocional abre el Festival de Teatro de Mérida

Una Orestíada política y emocional para modernizar los clásicos

“La Orestíada”, de Esquilo, abre este miércoles el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida bajo la dirección de José Carlos Plaza y las interpretaciones de Ricardo Gómez, Ana Wagener y Amaia Salamanca, entre otros. En esta versión de Luis García Montero la política y lo emocional, muy presentes en el desarrollo de la obra, permiten entender la “modernización de los clásicos”.

Los ingredientes de la tragedia clásica se ponen al servicio de la actualidad para hablar de los problemas del ser humano y de la sociedad: poder, justicia, democracia, odio, amor, muerte... lo individual y lo colectivo, el egoísmo y la generosidad... el pueblo bajo las escaleras y arriba de ellas quienes “tejemanejan”.

Por octava vez, “La Orestíada” llega al festival emeritense, en esta ocasión para alzar el telón de su LXIII edición. Al reparto se suman veteranos artistas, como Roberto Álvarez, Juan Fernández María Isai, Alberto Berzal y Felipe García Vélez.

Una obra 'clave' para el ser humano

El director de la obra ha destacado que “La Orestiada” es una obra clave para el conocimiento de nosotros mismos y, por lo tanto, del comportamiento del ser humano. A su juicio “el pensamiento clásico es de tal actualidad que da la sensación que el progreso técnico hubiese adelantado secularmente al progreso espiritual que parece no poder superar el pensamiento griego”.

“Los conflictos del ser humano siguen ahí. No hemos avanzado”, ha dicho el director de la obra, quien ha subrayado, como también lo ha hecho el reparto, el trabajo “descomunal” de García Montero.

Este último ha reflexionado sobre su propio texto, un espejo que refleja cómo “la sociedad actual está cocinando a sus jóvenes” para “devorar el futuro”, en alusión a las escasas posibilidades de desarrollo personal, laboral y social que tienen los jóvenes. A ello se suma “un pueblo que denuncia”, pero al que no se le escucha; una justicia que en ocasiones roza la injusticia.

La Orestíada

Esquilo construyó “La Orestíada” sobre tres tragedias: la del rey de Argos, Agamenón, papel que interpreta García Vélez; una venganza puesta en marcha por Electra (Amaia Salamanca) y Orestes (Ricardo Gómez), hijos del rey; y el juicio al que es sometido Orestes (Las euménides).

El hilo conductor, de ida y de vuelta, descansa sobre la figura de Clitemnestra, la esposa de Agamenón, cuyo perfil “poliédrico, complejo y de mujer adelantada a su tiempo” es encarnado por Ana Wagener.

Según Plaza, “La Orestiada” es un escaparate profundo y riquísimo de nuestra conducta, pues ante nuestros ojos se desnuda el mundo individual (rencor, pasión, vanidad, celos, venganza, ansias de poder, madurez, reflexión y humillación) y el mundo colectivo (abuso del poder, mentiras publicas, golpes de estado ocultos, superstición, divinidad y la máscara de la democracia adulterada. “Es un texto actual, totalmente”, ha remarcado.

El vestuario, diseñado por el destacado figurinista Pedro Moreno, y la escenografía, creada por Francisco Leal, además de proyecciones audiovisuales que la apoyan y enriquecen, contribuirán a teñir de lirismo y magia escénica la atmósfera emeritense.

Este será el primer estreno de las 63 edición del Festival de Mérida, la sexta que dirige Cimarro de forma consecutiva, y que hasta el 27 de agosto programa siete grandes espectáculos, seis de ellos estrenos absolutos.

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