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Los murciélagos sobrevuelan el Monasterio de Yuste

El monasterio en las alturas serranas de la Vera

Pilar Armero

Plató de cine, foro de eventos internacionales, lugar de culto para europeístas, Real Sitio de España o lo que es lo mismo, residencia de los Reyes si en un momento dado así lo quisieran, destino de senderistas, punto clave del turismo en Extremadura… El Monasterio de Yuste que Carlos V eligió como última morada es de sobra conocido por todo ello, pero no lo es tanto por estar lleno de murciélagos, que lo está. De hecho, alberga una de las mayores colonias de murciélagos de la Península Ibérica y Europa.

Miles de murciélagos al año van y vienen al Monasterio de Yuste, entre los que los de herradura son los más numerosos, tanto que en 2003 fue declarado Lugar de Interés Comunitario, una figura que le concede importancia a nivel internacional por acoger una de las mayores colonias reproductoras de Europa. No los hay solo de herradura sino de hasta 16 de las 26 especies que existen de este mamífero y no todos están todo el año en este asentamiento sino que a los que tienen residencia fija se le unen cientos más en época de cría.

Temperatura y vegetación son sus reclamos

Los primeros estudios sobre su presencia se realizaron a mediados de los ochenta y continuaron del 2000 hacia adelante con descubrimientos de asentamientos en las antiguas cocinas, en la sala del claustro plateresco y en las caballerizas. Se identificaron, se contaron y se preparó la documentación que sirviera como aval de su importancia y que finalmente sirvió para la declaración como Lugar de Interés. Sirvió, también, para que se les protegiera frente al riesgo de extinción, habilitando una galería artificial en una antigua mina de agua con las condiciones de temperatura y humedad que necesitan para que migraran hacia ella mientras se realizaban obras de restauración en 2009. Cuando se les construyó aquella nueva casa el censo era de más de 3.500 murciélagos.

Lo que encuentran en La Vera son buenas condiciones de temperatura y comida de sobra en el néctar y polen de la vegetación de la comarca. Porque los murciélagos, recuerde, no chupan la sangre, esos son los vampiros.

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