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“No puedo ser objetivo con mi padre, pero sí he intentado serlo con los hechos”

Guillermo Fernández Martínez, en el centro, con sus padres antes de presentar en Mérida 'El desafío del cambio'

José L. Aroca

Guillermo Fernández Martínez se vino desde Olivenza a vivir a Mérida siendo adolescente por motivos laborales de su padre, que acababa de ser elegido en 2007 presidente de la Junta de Extremadura. Soportó el sambenito de ‘hijo de’ que hacía que hasta ser alineado en el equipo de fútbol se considerara un enchufe; pretendió en la ingenuidad de su edad que su padre dejara la política, pero hoy día, como periodista en ciernes (22 años tiene, último año de carrera) debuta en el periodismo político con el ensayo ‘El desafío del cambio’.

Es un relato sobre los cinco últimos años del presidente de la Junta, desde que sufrió una derrota “histórica” según su propio hijo en 2011, cuando los socialistas perdían por primera vez las elecciones autonómicas extremeñas, hasta la recuperación del poder regional en 2015, pero prolongado hasta septiembre pasado en las vísperas del comité federal del PSOE que liquidó al secretario general Pedro Sánchez.

El libro, de la editorial Damajuana, se presentó la semana pasada en Madrid, y durante esta semana en una ronda que ha empezado el lunes por Mérida y llega el miércoles a Cáceres, y el jueves 1 a Badajoz.

“En principio no lo pensé como libro, iba a ser solo una tarea de aprendizaje, describir lo que había pasado desde un punto de vista periodístico”. Guillermo Fernández Martínez, que no lleva el apellido Vara y por tanto los desconocidos no pueden asociarle con el político extremeño, solo le contó el secreto a su madre, “sin cuyo apoyo el libro nunca habría salido”.

La tarea tenía dos obstáculos iniciales, el desconocimiento de los hechos, que salvó con 98 horas de conversación con dirigentes de varios partidos políticos y periodistas, con lo que contrastó lo sucedido, y la duda de hablar también con el protagonista, cosa que decidió no hacer.

En algunas de esas entrevistas, que han incluido a políticos de PP e IU, Guillermo Fernández Martínez tuvo que escuchar duras, dolorosas críticas y opiniones sobre su padre. “He intentado ser frío dentro de que te cuentan cosas que no te gustan y te duelen; ha sido duro pero había que coger la libreta e intentar ser todo lo profesional que he podido”, ha seguido contando este lunes en la presentación en un hotel de Mérida.

El político persona

A partir de ahí sale un escrito en el que según explica el autor intenta aportar “algo de luz” sobre los políticos, una figura “oscura y deshumanizada”, para reivindicar precisamente ese lado humano en la persona de su padre, y a la vez presente aportar elementos al debate de lo que ocurrió.

La visión es subjetiva, la de un hijo, pero con la adición de anécdotas, vivencias y acontecimientos que ayudan a explicar esos cinco años 2011-2016. “No he pretendido ser objetivo con mi padre, pero sí con los hechos”.

Aquella noche de 2011 en la que el PSOE en la persona de Fernández Vara perdió las elecciones frente al PP de Monago, Guillermo hijo bajó de la planta-vivienda de la residencia oficial en Mérida, y en la baja se encontró en el despacho a su padre solo, “pensativo y desolado, sin saber todavía lo que había pasado”.

Para la familia fue “muy duro” ver en casa de cerca es soledad del poder en la derrota, y esa pregunta que se hizo inmediatamente Fernández Vara: “¿Pinto yo mucho aquí o me voy?”. Posteriormente y con los meses hubo al menos “un alivio por la rebaja en la presión mediática”.  

¿Con qué y cómo se recuperó el actual presidente de la Junta de un golpe tan terrible e inesperado? “Es una persona muy segura de sí mismo”, argumenta el autor de ‘El desafío del cambio’. Yo creo que fueron sus dudas, la reflexión, lo que le hicieron recuperarse, y lo notamos especialmente al año siguiente“. Hubo en el proceso ”altibajos en lo íntimo y personal“, la pérdida de un ser familiar muy querido, pero al final contó ”con un equipo de campaña excepcional“ y la gente que le rodeaba tuvo tanto mérito casi como él.

Quedaban atrás el “naufragio” de cuatro años antes, la incomodidad de una moción de censura que presentó contra Monago ya que según su hijo el presidente de la Junta “huye de la confrontación y siempre ha creído más en el diálogo”, y el vértigo final de una campaña electoral en la que “se jugaba mucho, y si la hubiera perdido no sabíamos qué habría pasado”.

La reposición se ha completado con unos meses recientes de protagonismo nacional en el PSOE gracias a que “desde el principio ha dicho lo que pensaba”.

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