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Cruz Roja prevé acabar el año repartiendo alimentos al doble de familias que en 2012

Reparto de alimentos / Cruz Roja Hornachos

Rocío Sánchez Rodríguez

Cada vez llegan más familias y hay que ayudarlas más. Es el resumen que hace Jesús López Santana, portavoz de Cruz Roja en la región. La cifra es que 300.000 extremeños están en el umbral de la pobreza, lo que supone el 30% de la población. Cruz Roja vive en primera persona esta realidad que describen los datos.

López Santana asegura que en los últimos dos años se ha duplicado el número de personas que acude en busca de alimentos. En 2102 eran unas 5.000 familias, en 2013 se subió a 8.300, y se espera que 2014 termine con unas 11.300. “Además, las prestaciones (comida, kits de higiene, pago de recibos, programas de ayuda para encontrar empleo…) se han incrementado un 254% de 2012 a 2013, lo que significa que a esas familias hay que asistirlas aún más que antes”.

Aquí llegan cuando ya han agotado todas las vías, cuando ya no les queda nada. Estas personas ven cómo se va deteriorando su situación económica, su situación social y personal, sobre todo los desempleados de más de dos años”.

Santana recuerda que gran parte de estos usuarios eran personas de clase media antes de que empezara la crisis (casi el 80%). “Tenían una vida muy estable y ahora lo único que les queda es venir aquí, de manera que hay un sentimiento de vergüenza importante”.

Javier Ramos, director de intervención social de Cruz Roja en la provincia de Badajoz, añade: “La mayoría piensa que esto va a superarse y, en parte, eso es lo que les empuja a seguir adelante. Creen que la solución está próxima, pero viven en una continua espera: a ver si me llega la renta básica, a ver si encuentro trabajo, a ver si se soluciona… Pero igual llega un momento que ni una cosa ni la otra”.

El termómetro para ayudar

Ramos señala que el baremo a la hora de medir si una persona tiene derecho a prestaciones es que sus ingresos sean de unos 528 euros al mes, una cifra que aumenta un 8% por miembro de la unidad familiar. “Un hogar de tres o cuatro miembros que ingrese 600 euros mensuales está dentro de nuestro ratio de acción y podemos atenderla. Lo cierto es que el 20% de esas familias no tienen ningún ingreso. Pero en una situación como la actual te da igual cobrar 0 que 400 si tu hipoteca es de 600”.

En este sentido se lamenta de “esas personas que dicen que con algo más de 500 euros pueden vivir cuatro. Quien te dice eso es porque no vive con 500 euros. Sólo en alquiler se van mínimo 350, te quedan 150 para todo lo demás”.

Ramos habla de alquiler porque casi todos los que llegan a Cruz Roja Extremadura lo hacen cuando “ya lo han perdido todo, cuando ya han pasado por todas las situaciones (en referencia a los desahucios)”.

Los usuarios acuden principalmente en busca del programa de alimentos, sobre todo, porque es el más conocido. Pero esa es sólo la primera puerta. A partir de ahí, establecen un itinerario para ayudar a esas personas a salir de su situación de dependencia. De hecho, hacen mucho hincapié en el plan de empleo: “Se lleva a cabo una atención especializada. Se le da una formación que facilite su empleabilidad, hacemos de intermediarios con empresas para que actúen como empleadores, y se lucha contra los estereotipos: ni todos los empresarios son unos tiranos ni tampoco las personas en riesgo de exclusión son drogodependientes o extranjeros que vienen a engañarnos”, detalla López Santana. “Tuvimos mil usuarios en este programa en 2013 y el 28% encontró un empleo con un contrato de más de seis meses”.

Cada vez llegan más familias y hay que ayudarlas más. Es el resumen que hace Jesús López Santana, portavoz de Cruz Roja en la región. La cifra es que 300.000 extremeños están en el umbral de la pobreza, lo que supone el 30% de la población. Cruz Roja vive en primera persona esta realidad que describen los datos.

López Santana asegura que en los últimos dos años se ha duplicado el número de personas que acude en busca de alimentos. En 2102 eran unas 5.000 familias, en 2013 se subió a 8.300, y se espera que 2014 termine con unas 11.300. “Además, las prestaciones (comida, kits de higiene, pago de recibos, programas de ayuda para encontrar empleo…) se han incrementado un 254% de 2012 a 2013, lo que significa que a esas familias hay que asistirlas aún más que antes”.

Y continúa: “Aquí llegan cuando ya han agotado todas las vías, cuando ya no les queda nada. Estas personas ven cómo se va deteriorando su situación económica, su situación social y personal, sobre todo los desempleados de más de dos años”.

Santana recuerda que gran parte de estos usuarios eran personas de clase media antes de que empezara la crisis (casi el 80%), “tenían una vida muy estable y ahora lo único que les queda es venir aquí, de manera que hay un sentimiento de vergüenza importante”.

Javier Ramos, director de intervención social de Cruz Roja en la provincia de Badajoz, añade: “La mayoría piensa que esto va a superarse y, en parte, eso es lo que les empuja a seguir adelante. Creen que la solución está próxima, pero viven en una continua espera: a ver si me llega la renta básica, a ver si encuentro trabajo, a ver si se soluciona… Pero igual llega un momento que ni una cosa ni la otra”.

El termómetro de ayuda

Ramos señala que el baremo a la hora de medir si una persona tiene derecho a prestaciones es que sus ingresos sean de unos 528 euros al mes, una cifra que aumenta un 8% por miembro de la unidad familiar. “Un hogar de tres o cuatro miembros que ingrese 600 euros mensuales está dentro de nuestro ratio de acción y podemos atenderla. Lo cierto es que el 20% de esas familias no tienen ningún ingreso. Pero en una situación como la actual te da igual cobrar 0 que 400 si tu hipoteca es de 600”.

En este sentido se lamenta de esas personas que dicen que con algo más de 500 euros pueden vivir cuatro. “Quien te dice eso es porque no vive con 500 euros. Sólo en alquiler se van mínimo 350, te quedan 150 para todo lo demás”.

Ramos habla de alquiler porque casi todos los que llegan a Cruz Roja Extremadura lo hacen cuando “ya lo han perdido todo, cuando ya han pasado por todas las situaciones (en referencia a los desahucios)”.

Los usuarios acuden principalmente en busca del programa de alimentos, sobre todo, porque es el más conocido. Pero esa es sólo la primera puerta. A partir de ahí, establecen un itinerario para ayudar a esas personas a salir de su situación de dependencia. De hecho, hacen mucho hincapié en el plan de empleo: “Se lleva a cabo una atención especializada. Se le da una formación que facilite su empleabilidad, hacemos de intermediarios con empresas para que actúen como empleadores, y se lucha contra los estereotipos: ni todos los empresarios son unos tiranos ni tampoco las personas en riesgo de exclusión son drogodependientes o extranjeros que vienen a engañarnos”, detalla López Santana. “Tuvimos mil usuarios en este programa en 2013 y el 28% encontró un empleo con un contrato de más de seis meses”.

La solución, trabajo

Javier Ramos destaca: “La gente no necesita que le demos alimentos, la gente lo que necesita es trabajar para mejorar su situación. Por eso la apuesta de la intervención social está en el pleno empleo”.

Ante esta situación el portavoz de Cruz Roja alerta del riesgo de caer en la caridad pura y dura. Y lo justifica: “Ahora llegará diciembre y empezará la capea solidaria, el mercadillo solidario… Eso ayuda, pero no es la solución”.

En cuanto a la posibilidad de que la situación mejore, López Santana no es optimista a corto plazo. “No somos expertos en economía, pero lo que sí sabemos es que aquí la gente sigue viniendo, cada vez más, y el ciudadano de a pie, el que lo está pasando mal porque no puede llenar la cesta de la compra, no está notando mejoría, y probablemente va a tardar mucho en notarla”.

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