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Febrero violento

Dos galgos abandonados tras la época de caza son atendidos por la Asociación Animales Maltratados de Extremadura

Carmen Ibarlucea

La primera vez que me indigné al saber que las personas y los animales no tenemos la misma consideración yo era una niña que no tenía ni perro, ni gato. Estudiaba en un colegio católico y durante una catequesis fui informada de que al morir las personas van al cielo, solas. Me pareció tremendamente injusto ya que cualquiera puede ver que dentro de nuestra forma de vida, los animales nos dan la suya de mil maneras diferentes cada día.

Sentir eso en aquella época parecía algo estúpido y carente de sentido, sin embargo, en la actualidad, el sentido de la ética va ampliando los límites que le imponemos y esta forma de pensar ya no es denostada abiertamente, porque día a día, la ética va ganando terreno en nuestra sociedad.

Desde hace unos años, cada enero y cada febrero, se ha comenzado a alertar a la sociedad sobre el drama de los galgos en nuestro país al final del periodo de caza. Las protectoras denuncian que son abandonados más de 100.000 galgos y podencos cada año. Que mueren aproximadamente 75.000 galgos y podencos de forma violenta contraviniendo el Art. 337 del Código Penal.

La reforma del Código Penal ha supuesto un avance respecto de la legislación precedente en tres aspectos: la ampliación del objeto de protección, la extensión del catálogo de conductas delictivas y la mayor proporcionalidad del tipo penal entre la entidad de la acción y la pena que lleva aparejada.

Quiero usar el altavoz que es este periódico para animar a denunciar, porque la presión que suponen las denuncias visibilizan este sentir de respeto a la dignidad de la vida animal que va en aumento.

En Extremadura, como en otros muchos lugares del país, este febrero nos vuelve a presentar un rostro sombrío, sabemos que la nuestra es una región de aficionados a la caza, una práctica asociada al maltrato debido a las condiciones de vida de los perros de los cazadores.

Y en nuestra región es frecuente encontrar alojamientos que están tipificados como delito “en condiciones higiénico-sanitarias muy deficientes o sin facilitarles alimento y bebida suficiente.” Sabemos también que en muchos casos estos perros no son vacunados de la rabia, debido a la creencia de que la vacuna merma su olfato y eso también es un delito tipificado -“No someter a tratamientos veterinarios preventivos o paliativos” - que además pone en riesgo la salud pública. Alrededor de esto hay una verdadera mafia de la que no se habla y mueve mucho dinero de forma ilegal . Los delitos relacionados con el sellado de certificado sanitario de vacunación contra la rabia sin realizar esta son: Falsificación de documento público, Delito contra la salud pública y a veces intrusismo profesional.

Desde el renacimiento, cuando el galgo pasa a ser un compañero de las clases populares, nos encontramos con que cuando este animal ya no podía correr, y por tanto no servía para cazar, era sacrificado y como por lo general sus dueños no tenían escopetas, que eran muy caras, usaban la horca como método barato de sacrificio y de ahí viene la conocida imagen del galgo colgado de una encina, que nació por una necesidad económica y se ha mantenido por puro sadismo.

La problemática del galgo en nuestro país es compleja, por un lado tenemos la cría indiscriminada, lo que lleva a que su media de vida sea de dos a tres años. Las protectoras recogen machos entre enero y febrero, las hembras se abandonan en abril y mayo, cuando ya han criado.

Lamentablemente el maltrato animal es lucrativo en nuestro país, donde nos encontramos con que la mayor parte de las perreras están gestionadas por empresas desratizadoras, esto es empresas especializadas en el exterminio, y que se llevan la mayor parte de los contratos administrativos, ingresando cantidades variables según el municipio, pero que siempre proviene de fondos públicos.

Y ganan dinero personas/asociaciones que sin cumplir la normativa vigente con respecto a asociación protectora y/o casa de acogida (núcleo zoológico, control de envío de perros por parte de autoridades sanitarias etc...) exportan animales (perros/gatos) a cambio de una asignación por animal que les abonan, con buena intención desde protectoras europeas preocupadas por la alarmante situación de los animales domesticos en nuestro país. Pero por favor, no confundir con las protectoras, que son iniciativas ciudadanas no subvencionadas y que se financian con el apoyo de personas afines, que hacen su labor por amor a los animales y se dejan el dinero y las horas para paliar la injusticia de una sociedad irresponsable.

Como ciudadanas debemos tomar conciencia de dos factores, la crueldad es inmoral y además cuesta dinero al contribuyente.

No descansemos hasta que febrero deje de ser el mes del miedo.

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