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Hombres ante la igualdad de género

Manifestantes en la marcha del 8M de Madrid

José Luis Viviens Domínguez

La lucha feminista lleva ya muchos años, siglos, donde las mujeres han sido las protagonistas de un cambio social sin precedentes, un cambio que se ha considerado ya la gran revolución de los últimos siglos. Esta revolución no ha terminado, sigue en proceso, rompiendo constantemente el techo de cristal que se le impone tras un derecho conseguido después de ardua lucha.

Esta lucha por la igualdad de género tiene una espina o china en el zapato constante y es el silencio y la oposición frontal de los hombres. Éstos matan, hieren, intentan dominar y cuando menos callan, pero no aportan una lucha paralela para conseguir la igualdad.

El feminismo es una lucha histórica de las mujeres y así debe ser considerada. Que los hombres intenten compartir y protagonizar esa lucha feminista no tiene sentido, en cuanto que las mujeres llevan un largo camino recorrido de concienciación, lucha, formación, autocrítica, asimilación y madurez que los hombres no hemos hecho. Siempre que se ha compartido la lucha social entre hombres y mujeres ha acabado siendo protagonizada por los hombres, con sus formas, la mayoría de las veces, incompatible con las formas de las mujeres.

La trayectoria histórica de esta sociedad patriarcal es de formas autoritarias y jerárquicas, donde el hombre ha dominado a otros hombres y a la mujer. Creando una pirámide que ha formado la estructura de pensamiento de los seres humanos occidentales. Este pensamiento abarca todos los ámbitos, desde la comunicación hasta el vestido, el arte y el ocio, la tecnología y el lenguaje, sobretodo el lenguaje como vehículo del pensamiento. El lenguaje que, no solo es vehículo, sino generador de pensamiento, como bien dicen Chomsky y Vygotsky o Mercedes Abad Merino yMª Tadea Díaz Hormigo y entre otr@spensador@s.

Los hombres se defienden de esa lucha de las mujeres como si les fuera la vida en ello y en parte así es, porque asumir la lucha feminista significa renunciar a la esencia de la masculinidad, plantear y plantearse que estamos equivocados desde hace siglos, que injustamente hemos ignorado y maltratado a la otra mitad de la humanidad. Asumir eso es necesario si queremos avanzar hacia la igualdad.

Es hora ya que los hombres nos reunamos, hablemos entre nosotros, analicemos y nos eduquemos. Es hora que nos replanteemos nuestras formas y nuestros actos. Que nos planteemos la lucha por la igualdad. Y puede que, en un futuro, espero que no muy lejano, cuando llevemos luchando años, se pueda hablar de una lucha conjunta hombres-mujeres por la igualdad. No es tan difícil, teniendo en cuenta que las mujeres nos han enseñado, y siguen enseñándonos, el camino.

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