Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La confesión de la pareja de Ayuso desmonta las mentiras de la Comunidad de Madrid
El plan del Gobierno para indemnizar a las víctimas de abusos agita la Iglesia
Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

“Siempre merece la pena salir del armario, si uno se oculta está restringiendo su felicidad”

José María Núñez en el Stonewall de Nueva York, en el 50 aniversario de las revueltas que supusieron un punto de inflexión en la lucha por los derechos LGTBI

Jesús Conde

Ha tenido un protagonismo especial en la redacción de la Ley extremeña LGTBI, con la que la Comunidad se ponía a la cabeza en la defensa de los derechos de lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales. Pero mucho antes, 25 años atrás, ya estaba involucrado en las luchas a favor de quienes sienten y aman libres.

Allá por los 80 se popularizó aquella frase que afirmaba que “a España no la va a conocer ni la madre que la parió”. En cuestión de derechos y libertades LGTBI ha sido una realidad mayúscula según pone de manifiesto. José María Núñez apunta a un cambio social que germinó a modo de 'revolución ciudadana' de tolerancia, que ha permeado y que ha venido para quedarse. “No vale de nada que un grupo de cinco personas quieran un cambio si eso no permea. Y toda la gente, desde su espacio, va haciendo su pequeña revolución”.

Eso sí, advierte que queda mucho por pelear. Ahora más que nunca, desde el auge de los discursos que promueven el odio, y que intentan retroceder los derechos hasta el ‘medievo’.

-Comenzó su activismo LGTBI en el 95 con la asociación ‘De par en par’, que dos años más tarde desembocó en Triángulo. ¿Qué ha cambiado en el activismo LGTBI desde entonces?

Han cambiado muchas cosas. Cuando comenzamos con ‘De par en par’ no existía ninguna organización LGTBI en Extremadura y Triángulo le cogió el relevo. Estamos hablando de que hace 25 años Extremadura era la única comunidad autónoma que no tenía organización LGTBI.

Hemos crecido, nos hemos hecho mucho más representativos. Comenzamos como una organización de gais y lesbianas, y hemos ido incorporando a transexuales, familias con hijos trasns, bisexuales, familias diversas, etc.

Hoy en día la organización es muy numerosa, tiene a más de 300 personas participando y colaborando. Es muy importante convertirse en referente de la diversidad LGTBI, con quien cuenta todo el mundo. Estamos en el escenario político, social y activista de la comunidad autónoma. Era uno de los retos y se ha conseguido.

-Las personas LGTBI, ¿viven hoy en plena libertad?

Hoy se puede vivir perfectamente en Extremadura o España siendo una persona LGTBI, aunque lamentablemente sigue existiendo el miedo de algunas personas. Hay gente que sigue teniendo miedo a visibilizarse, que opta por hacer su vida fuera de su entorno (aunque hoy es algo anecdótico o minoritario).

Cuando nosotros comenzamos la norma, lo habitual, era lo contrario. La gente de la Extremadura rural se iba a las grandes ciudades para poder vivir en unos espacios llenos de libertad, bajo el anonimato.

Todo ha cambiado, pero toda esa gente que se fue tiene que estar en nuestra memoria, porque son una señal de tiempos peores. Deben ser una llamada de atención de lo que puede volver a pasar cuando contemplamos nuevas voces intolerantes, desde la ultraderecha. Reaccionan frente a nuestra mayor visibilidad.

-Siempre que puede lanza un mensaje de recuerdo y cariño para todas aquellas personas LGTBI que vivieron otros tiempos en una España con olor a ‘naftalina’. Habla de gente a la que le robaron la vida

Hay gente que lo puede infravalorar, pero el hecho de que no puedas ser tú mismo significa que no vives tu vida. Te la están robando. Cuando comenzamos el activismo LGTBI en Extremadura los referentes que yo tenía en mi pueblo eran mujeres lesbianas invisibles y hombres que, o se habían ido, o que vivían dentro del pueblo completamente estigmatizados. En algunos casos incluso siendo víctimas de violencias y agresiones.

Habrá gente que ahora pueda negarlo, pero ocurría. Conocemos casos de violencias, personas LGTBI sometidas a un proceso de aislamiento.

Me viene a la mente el caso de un hombre homosexual del pueblo, cuya orientación sexual era más o menos conocida por todos. Antes de fallecer se acercó a mi madre y le dijo: enhorabuena por cómo ha actuado tu hijo. Él no se había atrevido a hacerlo y se murió sin haberse emocionado, sin haberse enamorado. Sin haber disfrutado en plenitud de su sexualidad, su vida, sus necesidades...

Se ha quedado mucha gente en la cuneta. Hablo de una cuneta invisible que tenemos que recordar. Hay jóvenes que nacieron con la fiesta de Los Palomos a su alrededor, con las banderas arcoíris presidiendo los ayuntamientos y con las fiestas del orgullo LGTBI. Es maravilloso que crezcan así porque van a tener una autoestima mayor, van a tener unas vivencias mucho más plenas.

Pero tienen que saber lo que nos ha costado conseguirlo y que, además, podría estar en riesgo. Hay que recordar a toda esa gente, primero por resarcirles, pero es que además son una llamada de atención que nos hace reaccionar y defendernos ante la intolerancia.

-Ha habido un gran cambio, muy visible por ejemplo en Badajoz: la ciudad que ha pasado de albergar una de las cárceles de homosexuales del franquismo a llenarse de colores en la fiesta de Los Palomoscárceles de homosexuales del franquismo

Hemos cambiado como de la noche al día. Hoy muchas parejas caminan con cotidianeidad de la mano. No es excesivamente habitual, pero se puede ver. Yo recuerdo en aquellos primeros años que iba con un novio por las calles de Badajoz y una señora se cambió de acera, agarró con fuerza a su hija y salió corriendo después de santiguarse.

Es algo que hoy nadie podría imaginar. De la misma manera que hoy la broma homófoba empieza a estar mal vista. La propia agresión homófoba es vergonzante para una mayoría de la población. Eso sí, no para la totalidad.

Defiendo la idea de que Extremadura siempre ha sido una tierra cercana. La mayoría de las personas, aunque tengan que superar una confrontación inicial, son arropadas.

Es algo que se ha ido construyendo gracias a una revolución ciudadana que se ha ido reforzando desde el activismo, desde las complicidades de los medios de comunicación y desde la política, que ha ido asumiendo la causa. Poco a poco. Los políticos no han estado siempre, han ido llegando.

Cuando mandamos el primer manifiesto del orgullo LGTBI, hace 24 años, solo respondió Amnistía Internacional. Nadie más. Ojo, que no estábamos pidiendo la luna, sino cuestiones como el matrimonio igualitario que años más tarde llegó.

-Extremadura es rural. ¿Diversidad LGTBI y ruralidad son una combinación compatible?

Hay un discurso que entiende que ser una persona lesbiana, gay, bisexual o trans en un pueblo es más complicado. Evidentemente es más difícil salir del armario, pero hay que decir que hay mucha gente que vive en libertad en los pueblos de Extremadura.

Insisto, puede haber más dificultades para salir del armario, pero hay que tener en cuenta que en una pequeña población los espacios de anonimato son más reducidos. Todos nos conocemos. Es más fácil encontrar espacios de libertad en ciudades medias o grandes en las que el vecino te importa menos, o que incluso no sepas ni quién es.

En los pueblos, cuando se traspasa la puerta del armario, se convive con un nivel de implicación mutua mucho mayor. Puede costar más, porque todo el mundo está más pendiente de ti, o le importamos a mucha más gente, pero cuando se da el paso se logra un nivel de inclusión mayor.

En Extremadura hemos avanzado mucho, la Red de Pueblos contra la Homofobia es un ejemplo. Se hacen actividades por todo el territorio, se pintan murales de colores en homenaje a activistas. Hay cada vez más pueblos que celebran el Orgullo LGTBI, que complementan la diversidad con teatro, charlas y un sinfín de actividades.

Es una señal inequívoca de avance y de cambio. Tenemos que seguir peleando porque nuestra propias características sociodemográficas muestran que la mayoría de la gente LGTBI se reconoce en sus pueblos, que es donde nacemos y crecemos. Tres cuartas partes de la población de Extremadura vive en pueblos.

-Un mensaje para aquellas personas que están leyendo su entrevista, y que tienen miedo a salir del armario

Respeto esos miedos. Pero he de decir que el balance de casi la totalidad, por no decir la totalidad, de todas las personas que conozco y que han decidido salir del armario es muy positivo. Supera los esfuerzos y las resistencias a las que han podido tener que enfrentarse. Lo peor es la gente que anula su vida y que no siente, no ama.

Siempre merece la pena salir del armario, si uno se oculta está restringiendo su felicidad, incluso entre quienes viven como gais y lesbianas sin contarlo. Si se hace, pero de una manera invisible, es una vida a medias. Merece la pena hacer el esfuerzo, enfrentarse a las resistencias que tengan que enfrentarse, porque en muchos casos son más imaginadas que reales.

Son muchas las personas que, tras salir del armario, encuentran una respuesta infinitamente mejor de lo que pudieran esperar. Merece la pena sobre todo porque tenemos una vida y nadie tiene derecho a robárnosla.

-¿Piensa que los políticos deberían de visibilizar su homosexualidad? Al fin y al cabo, como personajes públicos que son, también son un referente para la gente

Siempre he defendido que por encima de todo está la libertad personal, algo que es de obligado respeto. Detrás de los armarios hay muchos miedos personales. Hay veces que podemos no entender determinados armarios, pero tenemos que respetarlo. Nadie sabe cómo se ha crecido, cómo se ha construido la autoestima. En definitiva, qué miedos se han podido quedar pegados a los huesos y te pueden estar limitando vitalmente.

Un armario siempre es una limitación personal y mental, limita el desarrollo personal de uno o de una. En política como en otras esferas de la vida es positivo que mujeres y hombres vivan con naturalidad cómo son, cómo sienten. Si tuviéramos más políticos, actores, deportistas que fueran visibles y no se ocultaran sería más positivo.

También es muy positivo que esos referentes públicos tengan un trabajo de activismo reflexionado mucho más allá de la propia visibilidad. Nos podemos encontrar con el caso de políticos que sean visibles en partidos desde los que se defienden cosas que están muy lejos de la igualdad.

-Las familias de colores son cada vez más visibles. Copan los espacios familias compuestas por lesbianas, gais, bisexuales y transexualesfamilias de colores

Los cambios más recientes sin duda alguna han sido el avance de personas transexuales, especialmente entre menores de edad; y las familias LGTBI. Mis compañeras del área de Familia dicen que, una vez que tienes hijos, te visibilizan. Lo han hecho a través de ellos.

Las más de 70 familias LGTBI que hay en Extremadura son una realidad que enriquece, que no podíamos imaginar tan solo hace una década. Hace que nuestra tierra sea más bonita.

-Hablemos del concepto de homofobia y el odio a lo diverso, ¿Piensa que comparten raíces con el machismo?

La conexión entre la homofobia y el machismo es absoluta. Las raíces de la discriminación son las mismas, fundamentalmente bajo el patriarcado. Bajo un modelo de sociedad uniforme y homogénea en el que determinadas fuerzas sociales han intentado que encajemos, lo siguen intentando.

No nos engañemos, los logros conseguidos son muy recientes. Llevamos 25 años luchando en Extremadura, y 50 desde los disturbios de Stonewall. Eso es una anécdota dentro de la historia de las civilizaciones. Ha habido momentos muy puntuales donde ha habido libertades, pero nunca como las que conocemos hoy.

La inercia histórica de la civilización es otra: una sociedad patriarcal, controladora, bajo un modelo hetero-normativo. Pero esas fuerzas tienen unas raíces muy bien instaladas, es muy complicado lograr que cambien.

Las fuerzas sociales, religiosas, culturales, políticas que defienden ese modelo histórico siguen funcionando con mucha virulencia. Los movimientos antiderechos y ultras que se han estado dando desde hace 10 años hasta hoy se han ido haciendo más visibles desde la llegada de Vox y Hazte Oír.

Mientras más visibles somos en la igualdad LGTBI más se reacciona para intentar que esa evolución social se pare. Intentan llevarnos a la homogeneidad, bajo un modelo de familia natural, donde la mujer esté subordinada al hombre, con menos derechos, en su casa. La raíz es la misma y el combate tiene que ser interseccional.

-¿Qué hacemos entonces con la Conferencia Episcopal y sus mensajes homófobos? ¿Y con los ultras que se 'empoderan' cada vez más?

Tenemos que seguir peleando para que ese discurso homofóbico, lesbo-fóbico, machista y transfóbico no se consolide. Para que no avance y no retrocedamos. He participado estos días en los preparativos de la asamblea general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que ha tenido lugar en Medellín (Colombia) y uno comprueba cómo las luchas son muy comunes. Los lugares comunes que tenemos en las peleas de cada día son las mismas.

Siempre somos los mismos los que peleamos hacia la igualdad y siempre tenemos de frente a los mismos, aunque en otro lugar se llamen evangelistas, islamistas o cristianos. También partidos políticos de ultraderecha, que además están perfectamente interconectados a nivel internacional. Ojo, estos movimientos antiderechos están interrelacionados, dialogan con una facilidad tremenda. Hazte Oír, en España, se conecta por ejemplo con los movimientos evangelistas de Brasil para reforzarse mutuamente.

Desde el otro lado de la trinchera estamos quienes creemos en una sociedad inclusiva, plural, diversa, que abrace la igualdad, tenemos que contactar en todo el mundo. Todas las causas juntas, desde mujeres, migrantes o LGTBI. Al fin y al cabo a quienes tenemos enfrente son los mismos. Son ellos quienes pelean por la regresión social, por devolvernos a la Edad Media, para tener un control y un único modelo hegemónico.

-Las últimas noticias hablaban de un repunte de las denuncias por agresiones LGTBI-fóbicas, también en Extremadura. ¿Estos grupos ultras están detrás?repunte de las denuncias por agresiones LGTBI-fóbicas, también en Extremadura.

Hay que analizarlo con mucha más cautela, porque en los casos que hemos conocido en Extremadura no hemos encontrado una conexión. Evidentemente puede tener una conexión, por lo menos puede que esté detrás de algunas de las agresiones, es innegable. Los intolerantes se están empoderando mucho a partir del crecimiento y de la legitimación de determinados mensajes públicos.

Antes la ultraderecha estaba englobada dentro de un partido grande de derechas. Ahora, aunque tenga una pequeña representación social y política, no se corta un pelo en plantear la defensa de las terapias de conversión de la homosexualidad. Es algo que ha hecho la líder de Vox en Madrid, Rocío Monasterio.

Es algo que cuenta un medio de comunicación, otro que lo retwitea y comparte, y eso puede alentar determinadas conductas de odio, agresiones.

Que la candidata de Vox a las Cortes por Cáceres, la señora Nevado, dijera convencida que la familia natural es mucho mejor que la familia diversa, es algo que carga en negativo contra el reconocimiento de la diversidad. Puede alentar un discurso de odio. Nos retrotrae de los derechos adquiridos, y hace que determinadas personas se empoderen.

Nosotros planteamos un discurso inclusivo, en el que caben todas las personas. Que apuesta por el reconocimiento de la diversidad. Lo que ellos plantean es un discurso que rechaza los derechos de los demás, de los que no nos estamos metiendo con ellos.

Etiquetas
stats