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Una delegación de la UE comprueba los efectos del camalote, una planta amazónica que se adueña del Guadiana

Una cuadrilla de la Confederación Hidrográfica retira camalote de las aguas del Guadiana junto al Puente Romano de Mérida / JCD

Jesús Conde

Resulta ser la maleza acuática más dañina del mundo, presente en los 5 continentes y en más de 50 países. El camalote, o el jacinto de agua, se ha hecho fuerte en el río Guadiana a su paso por Extremadura.

Esta temporada parece que ha encontrado unas condiciones climáticas que han favorecido su eclosión esta temporada. Invade sin control 75 kilómetros de río según la Confederación del Guadiana (150 kilómetros según la Plataforma SOS Guadiana) y amenaza con sobrepasar la frontera con Portugal. Ya se han visto algunas cepas de esta planta tan invasiva en el embalse transfronterizo de Alqueva.

Este es al panorama que se encontrará este miércoles la delegación de la UE que se ha desplazado a Extremadura para ver ‘in situ’ los efectos de esta planta amazónica sobre el Guadiana.

Será la vicepresidenta de la Comisión de Agricultura y Desarrollo rural del Parlamento Europeo, Clara Aguilera, la que se reúne en la localidad de Medellín (Badajoz) con la plataforma ciudadana SOS Guadiana, en compañía de la consejera de Medio Ambiente, Begoña García.

Los efectos del camalote

El jacinto de agua causa estragos en la cadena trófica del río y en los sistemas de riego agrícolas. Las últimas lluvias rompieron las barreras colocadas en el río y han liberado decenas toneladas de camalote en la ciudad de Mérida y junto a Medellín. A diario se sacan hasta 450 toneladas, aunque la situación está desbordada. Fuera de control, como ya ocurrió en el verano de 2005.

Nicolás Cifuentes, jefe de servicio de la Confederación, apunta que este año, climatológicamente, ha sido el año más largo de temperatura, algo que “ha sido bastante anormal” y que explica a su juicio la extensión del camalote. Así apunta a que es necesario tener un dispositivo suficientemente preparado para el año que vengan situaciones como la de este año.

Comenta que ya ha habido tres veranos como éste, en los que el camalote se ha desbordado, mientras que otros apenas ha habido, de manera que el objetivo de la confederación sería tener los medios necesarios con los que afrontar la temporada en que rebrote con fuerza.

“No se ha gestionado bien”

El colectivo SOS Guadiana sin embargo no está satisfecho con la gestión que se ha hecho del camalote por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

Así lo ha transmitido la plataforma ciudadana en un encuentro entre técnicos de la confederación, la Universidad de Extremadura y varias asociaciones.

Nos han pedido que criticáramos qué se ha hecho mal y qué soluciones creíamos que se podían aportar para erradicar este problema. Nosotros les hemos devuelto la pregunta y les hemos transmitido que cómo se ha llegado a esta situación”, comenta Susana Cortés, miembro de este colectivo.

Así se preguntan cómo es posible que, si la confederación lleva trabajando 10 años de manera ininterrumpida, incluidos los inviernos, el río presente el aspecto actual. También por qué se ha invitado ahora precisamente a todos los colectivos a reflexionar sobre el camalote, cuando el problema está ahí desde 2005.

Falta de coordinacón

Precisamente comenta Trinidad Ruiz Téllez, botánica de la Universidad de Extremadura, que la coordinación entre administraciones es una asignatura pendiente, y espera que al menos el encuentro sirva para poner de acuerdo a todos, para que trabajen desde el mismo barco.

“Hay que priorizar lo urgente: limpiar bien el río, y luego el mantenimiento. Hay quizás que plantear la gestión de otra manera, creo que no hay que tener miedo a reconocer los errores que se hayan podido cometer todos, en el sentido de que quizás haga falta mejor coordinación, mejor comunicación entre los diferentes saberes y las diferentes problemáticas que tiene lada administración”, comenta.

Coincide con la confederación en que la eclosión puede explicarse a motivos climatológicos y pone el acento en una cuestión: “tenemos que estar orgullosos de una cosa, de que tenemos la planta metida en el río y no ha saltado a los regadíos”.

Apunta esta experta igualmente que hace unos 7 años hicieron desde la universidad algunas apreciaciones sobre cómo combatir el camalote, “y no todo lo que dijimos se hizo al pie de la letra”. “Ahora me alegra mucho que tras 7 años, muchas cosas que están escritas y se pueden ver, ahora los actores implicados están haciendo propuestas que nosotros ya hicimos. A lo mejor con otras palabras, pues bienvenido sea”.

Alude por ejemplo a la apuesta por la intervención no solo de actores de Extremadura, sino de otros lugares del mundo donde están los máximos especialistas de la lucha contra el camalote. “Valoramos las empresas de aquí, pero nos resistimos a no mirar fuera, queremos que haya mucho intercambio de información, con gente que a veces sabe mucho más que nosotros”.

Un bioherbicida

La Universidad de Extremadura patentó años atrás un bioherbicida para combatir el camalote, fabricado a base de esencias de tomillo, y según explica esta experta se encuentra en fase experimental. “Se necesitaría más investigación, los estudios que ahora habría que hacer serían los estudios toxicológicos y una serie de estudios”. Apunta sin embargo a que no disponen de financiación para hacerlo. “Pero lo que tenemos que hacer, y quién lo puede hacer, lo sabemos”.

“Trabajos más eficaces”

Por parte de la Confederación, Nicolás Cifuentes comenta que la entidad que gestiona la cuenca está aumentando la eficacia de los trabajos. “No se trata de tener muchas cosas, sino que las que tengamos sean las mejores posibles. Lo que antes hacíamos con una máquina, ahora lo hacemos con una máquina, lo que estamos haciendo es optimizar la forma que tenemos de trabajar con el camalote, porque es muy difícil”.

“No se trata de invertir dinero alegremente, meter a mucha gente y mucha máquina, con eso no hacemos nada, sin actuar inteligentemente con el equipo preciso, y con la maquinaria precisa”. A corto plazo incorporarán más embarcaciones, más barreras, medios aéreos para vigilancia, algo que puede ser bastante efectivo, al detectar mucho más rápido que por tierra.

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