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La ‘extraña’ razón por la que el lobo no ocupa los territorios de Extremadura

Ejemplares del lobo ibérico

Jesús Conde

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Las serranías extremeñas eran su hábitat natural. Por los bosques y laderas angostas de la región caminaba libre hasta que fue víctima de una persecución que provocó su desaparición allá por los años 80.

Hoy las incursiones del lobo en Extremadura, procedentes de Salamanca o Portugal, no terminan de cuajar. No hay asentamientos. Existe un sumidero entre las provincias de Salamanca y Ávila que lo aleja.

Los animales no entienden de límites y de mapas, entienden de campo. La Sociedad Zoológica de Extremadura apunta a un 'agujero negro'. No están atravesando Gredos a diferencia de lo que sí ocurre en otras zonas.

“Podemos sacar miles de conclusiones, pero no hay información”, señalan desde este colectivo. Hasta el momento la única certeza es que está en el límite de comunidades autónomas entre Extremadura y Castilla y León. También en la 'Raya' con Portugal, junto a la sierra de Malcata, donde el lobo está protegido. Hay que preguntarse por tanto qué barreras o quién lo está impidiendo.

“Cuando los machos están en celo están buscando territorio. Si son expulsados de sus manadas también buscan otros territorios. ¿Qué ocurre en Extremadura, qué energías telúricas existen para que llegue a nuestros límites y no pase?”, señala desde este colectivo Yuly Vaquero González.

La Sociedad Zoológica extremeña lleva años trabajando en la protección del lobo ibérico. Quieren abrir el debate, analizar su presente y su futuro. Romper estereotipos sobre la convivencia entre el hombre y este mamífero en peligro de extinción. Abogan por prepararse para abordar un más que presumible futuro junto al lobo en la Comunidad.

Una especie extinta en la región

Es una especie extinta en la Comunidad, incluida en el catálogo de especies amenazadas. La ley nacional y europea consideran que está amenazada sólo en la mitad sur de España. En el sur del Duero están protegidos, pero en estos territorios se producen casos furtivismo o atropellos “ocasionales”.

De las cinco especies amenazadas incluidas en el catálogo regional la única que no tiene un plan de recuperación desde la Junta es el lobo ibérico. En la actualidad, en Andalucía, se está desarrollando un proyecto LIFE del lobo y desde la sociedad zoológica se preguntan por qué la región no se ha sumado.

Recuerdan que Extremadura ya se ha aunado a otros programas europeos como es el caso del Lince. Abogan por hacer un plan de regeneración, en el que debe involucrarse la Junta, fomentar su concienciación y gestionar el territorio.

Hacen hincapié en que las ganaderías tienen sus propios problemas que nada tienen que ver con el lobo, como las enfermedades y las crisis alimentarias relacionadas con la alimentación y los métodos de producción de la carne. Al mismo tiempo consideran al lobo una una pieza fundamental, que autorregula la naturaleza y cuya salud repercute de manera positiva en el resto de especies.

Hablar del lobo en positivo

En los últimos años han celebrado varias jornadas en Extremadura en torno a su figura, la última de ellas el pasado año en Badajoz. Sentaron en la misma mesa al sector cinegético y al conservacionista, así como al mundo de la ciencia, el turismo y la cultura.

Explican cómo el sector cinegético les ha transmitido que no tienen ningún inconveniente en que el lobo entre en la Comunidad y que en todo caso, cuando los grupos aumentaran, podría hablarse de la gestión.

Otra de las líneas de acción, que aún no ha comenzado, es la concienciación con los ganaderos, un trabajo arduo porque la sociedad zoológica no recibe ayudas públicas y trabajan de manera altruista.

También quieren desmitificar todo lo que se dice en torno al lodo. Ha sido víctima de una persecución alentada por un relato de fábulas. Desde la actividad ‘Un lobo en mi cole’ muestran al alumnado una cara diferente de este mamífero.

“Hay niños que se piensan que el lobo es algo terrorífico. Los cuentos están muy bien, la cultura popular es necesaria. Pero tenemos que ser conscientes de que una cosa es la historia, los cuentos, y otra cosa es la realidad”.

La importancia del lobo

Para entender su importancia aconsejan visionar el documental ‘Cómo un lobo puede cambiar el curso de un río’, en el que detalla cuál es su función. Es un depredador apical, no tiene depredadores naturales y se sitúa encima de la cadena alimentaria. Es decir, no hay nadie que se lo coma o que sea su depredador.

Su presencia en el ecosistema favorece la caída de las piezas más débiles, las enfermas. “Le llaman el sanador del medio ambiente porque al final está quitando a los enfermos, mientras que el gestor cinegética quita a la genética buena para dejar a los enfermos. Se trata de un regulador de los ecosistemas. Hay que pensar qué beneficios tendría su presencia por ejemplo en Monfragüe, donde la presión que están ejerciendo sobre el territorio los ungulados es muy fuerte”.

Se trata de una cadena interconectada, por la que no hay tanta presión en los suelos por parte de los herbívoros, lo que hace que la vegetación tome más fuerza, se regenere, hasta que al final cambia hasta el curso de un río. “Hasta que no aprendamos eso seguirá siendo una amenaza. Aporta mucho más que ecosistema, también es dinero, turismo, recuperación de la trashumancia”.

Mala prensa desde los ganaderos

El colectivo conservacionista rechaza los comentarios y la mala imagen que transmiten algunas organizaciones agrarias en torno al lobo. Advierten que existen problemas mucho más graves para el ganado.

“Quizás el conflicto venga de que el lobo vende y da votos. ¿Qué ganan ellos con la aniquilación de un ser vivo que mantiene el equilibrio, y que puede ser un elemento para evitar que la tuberculosis que afecta a los animales salvajes se contagie a la ganadería?”.

“El pastoreo viene después del lobo y antiguamente el ser humano era muy consciente de que si dejaba abandonado a su ganado se quedaba sin él”. Apunta que en los últimos años se ha tendido a una ganadería intensiva, o la extensiva sin protección y sin cuidado, que se traduce en rebaños de vacas solas.

“El problema está cuando pierdes el oficio, la forma tradicional de trabajar. Cuando se trata de personas que tienen en la ganadería un extra, no es su actividad, y que tienen desprotegidos a sus animales”.

Suma la desaparición de los mastines, una crianza que se ha ido abandonando porque ya no hay una amenaza en el campo. Lanza la siguiente reflexión: “No atiendo mi oficio, no puedo contratar a nadie, trabajo en otra cosa y tengo al ganado para tener un extra. No genero empleo, y estoy diciendo que lobo aniquila los rebaños”.

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