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La libertad de prensa, y de expresión, en el mundo

Remedios Tierno Velasco, coordinadora de Amnistía Internacional Extremadura

Hoy, cuando leamos, escuchemos, miremos una noticia que nos llegue en papel, en formato digital, por radio, televisión, blogs o cualquier otro medio, es muy probable que estemos asistiendo a una doble violación de los derechos humanos.

Puede que la propia noticia trate de una de las múltiples acciones que en el marco de conflictos bélicos, religiosos o políticos, crisis económicas, costumbres, intereses contrapuestos o leyes injustas suponen un flagrante ataque a los Derechos recogidos en la Declaración Universal de 1948.

Pero también es posible que la persona que escribe, fotografía y transmite la noticia esté en riesgo de convertirse en víctima por ejercer su derecho a la libertad de expresión; o que la forma de la noticia se vea afectada por una limitación a la libertad de prensa. Sucede en muchos lugares del mundo, también aquí. Por eso existe el Día de la Libertad de Prensa; libertad de expresión y libertad de prensa van unidas y ambas están recogidas en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta obviedad parece que tiene que ser recordada.

La libertad de expresión es fundamental para construir una sociedad justa y respetuosa con el estado de derecho, permite desarrollar la sociedad civil y proteger los derechos de todas las personas; limitar la libertad de expresión es limitar el disfrute de los derechos humanos. Parte de la libertad de expresión es la libertad de prensa y cada 3 de mayo constatamos que exigir justicia, criticar las políticas oficiales, denunciar atrocidades, investigar e informar sobre la actualidad mediante la palabra escrita y las imágenes se convierte frecuentemente en una actividad peligrosa. El periodismo es en muchos lugares una profesión de riesgo y las personas que lo ejercen son amenazadas, perseguidas, encarceladas, desaparecidas o asesinadas.

La prensa libre es esencial en cualquier sociedad, sin embargo, con frecuencia los gobiernos intentan poner límites que, en todos los casos, suponen un ataque al derecho de expresión y en muchos una condena a las personas que ejercen el periodismo. En países como Irán, Arabia Saudí, México, China o Turquía informar implica afrontar agresiones que quedan muchas veces impunes; los conflictos bélicos, como el sirio, ponen en grave riesgo a periodistas y fotoperiodistas que sufren torturas y muerte por denunciar las violaciones de los derechos humanos; pero, tampoco Europa se libra de los ataques a la libertad de prensa: el afán por la seguridad y las medidas contra el terrorismo han minado la libertad de expresión. Un país sin prensa libre no puede garantizar una sociedad en la que se respeten los derechos humanos y se juzgue a quienes los violen.

Son numerosos los ejemplos de periódicos, periodistas, fotógrafos, internautas, blogueros y usuarios de redes sociales que han sufrido ataques y violaciones de sus derechos por el mero hecho de informar u opinar. En nuestro país hemos visto cómo la libertad de expresión se ha visto afectada por la reforma del Código Penal en lo referente a la definición de delitos de terrorismo o que pudieran humillar a las víctimas o a sus familiares. En numerosos países la difusión de noticias que se desmarcan de la versión oficial puede suponer una condena con el marco legal que han propiciado las leyes antiterroristas.

Hoy, Día de la Libertad de Prensa, de un modo especial y cada día, como ciudadanos y ciudadanas, debemos defender el derecho a una prensa libre, apoyar a los y las periodistas que ejercen su profesión con rigor y ser conscientes de la importancia esencial que la libertad de prensa tiene para toda la sociedad.

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