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¿Otra vez huelga educativa? Nos sobran los motivos

Protesta estudiantil por las calles de Mérida

Raúl Gijón Rodríguez

La Educación pública no se vende, se defiende. Así es, ese mantra mil veces repetido no deja, tristemente, de tener vigencia. Mientras haya familias que consideren que la escuela privada subvencionada les garantiza determinados privilegios, mientras haya familias que desistan de seguir reclamando mejoras que no llegan, demandando más personal y exigiendo dignidad y respeto para su hijo y opten por llegar a su hijo a treinta kilómetros de su casa para garantizarlos, hay motivos para la huelga. 

Pero hay un motivo principal y determinante para volver a juntarnos: el debate educativo no está en el centro mismo de la acción política, no lo hemos conseguido, pero eso no me preocuparía tanto como el hecho de que tampoco está en las conversaciones habituales ni siquiera en los claustros docentes. Una vez más se ha logrado silenciar la voz de los vecinos en un asunto que todos consideramos de especial relevancia: la Educación. 

Pero, además, hay motivos para la huelga cuando, pocos días después de crearse la Subcomisión para la elaboración de una nueva ley educativa en el Congreso de los Diputados, el Consejo de Ministros anuncia que el Gobierno acudirá al Tribunal Constitucional para intentar anular el acuerdo del Congreso por el que se impulsa la paralización de la LOMCE. 

Hay motivos porque desde principios de diciembre del pasado año en el que se creó la Subcomisión, han tenido que pasar dos meses (hasta el pasado veintiuno de febrero) para que se celebrase la primera sesión con representantes de la comunidad educativa. 

Hay motivos, cuando ya se ha manifestado que la subcomisión parlamentaria trabaja ahora para configurar un documento sobre la estrategia 2020 que, luego, quizás sirva para una nueva ley, o no. Lo que, a buen seguro se traducirá en cambios cosméticos y en más recortes. 

Por ello, la Plataforma Estatal por la Escuela Pública exige la retirada del recurso ante el Tribunal Constitucional y derogación de la LOMCE (lo de paralizar su implantación es una tomadura de pelo ¡La LOMCE ya está implantada!). Asimismo, exigimos el compromiso escrito de no realizar más recortes en la educación y revertir las contrarreformas en todas las etapas educativas recuperando los recursos humanos y materiales perdidos en estos años de retroceso. 

Pese a todos estos argumentos y otros que han sido mil veces repetidos, no entra en los planes de la mayoría asistir a las manifestaciones y concentraciones y perder un ratito de sus vidas en busca de una Educación mejor, aunque nos sobran los motivos para ello. Por eso, yo aquí hoy hago llamamiento para que el día 9 de marzo volvamos a las calles a defender nuestra escuela pública y los derechos de todos, porque hay que forzar una hoja de ruta con la participación de toda la comunidad educativa con el objetivo de sellar un pacto social educativo, no solo político. 

Y  recuerda, como ya explicó mi buen amigo Chema Álvarez en su estupendo artículo ¿Puede mi hijo faltar a clase el día de la huelga, esté en el curso que esté? El alumnado de cursos inferiores a 3º de la ESO no tiene derecho a huelga (ni a ésta ni a ninguna), pero sus padres sí y podemos considerar, como un responsable acto de conciencia, que ese día no vayan a clase. Por todo eso, te esperamos el día 9.

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