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“Nuestra vida es totalmente normal, no hay lujos, no hay coches de alta gama”. José Manuel, futbolista modesto

José Manuel Pérez Gómez

Javier Romo

Almendralejo —

Cordobés, de 29 años, con pareja y un niño pequeño a su cargo, José Manuel salta con el 24 a la espalda cada domingo al estadio Francisco de la Hera de Almendralejo. Viene de ganar la liga con el Extremadura UD, siendo el segundo máximo goleador del equipo. Pero no hablaremos con él de fútbol, sino de la vida que hay detrás de un jugador de la tercera división española, a años luz del tren de vida que llevan los futbolistas profesionales de primer nivel, de la liga de las estrellas. Afirma que su vida es “una vida muy normal, como la de cualquier trabajador de España”.

Empezó jugando al fútbol en el equipo de su barrio muy joven, alternando el deporte con un taller donde era ayudante de mecánico con 16 años, cuando el Córdoba se fijó en él y lo fichó para su juvenil. Con 19 años ya estaba jugando con el Córdoba en segunda b, cuando el Real Madrid se fijó en él y lo fichó para su filial, el Real Madrid Castilla. “El Castilla me hizo un contrato de cuatro años pero todo se tuerce cuando hay elecciones, acaba la etapa de Florentino Pérez y entra Ramón Calderón y llega con sus técnicos y su organigrama. Llega Míchel con sus ideas de cómo llevar la cantera. Mi contrato se lo encontraron por allí porque a mí me había firmado Emilio Butragueño”.

Así decidió abandonar Madrid, para irse a la cantera del Celta de Vigo con uno de los que le llevó al Real Madrid Castilla, con un sueldo similar al que percibía en Madrid. Pero en Vigo es cuando José Manuel empezó a conocer el concepto de recorte salarial. “Todo iba bien hasta que el club entró en ley concursal. Cuando un club entra en ley concursal pues te recortan los sueldos a la mitad e incluso menos”. A sí que decide volver a Andalucía para estar cerca de su familia y en busca de una situación económica mejor.

Cobrar por porcentajes

Firmó por el Linares, coincidiendo con el estallido de la crisis económica, y la vida de un futbolista de la categoría de José Manuel cambió también, igual que la de millones de trabajadores de nuestro país. “Cobraba casi igual que en el Celta B. Todo iba bien, pero empezó la temporada y estalló la crisis. Los primeros cinco, seis meses nos dimos cuenta de que algo ya empezaba a fallar con el tema del cobro, cuando te empiezan a pagar por porcentajes sabes que algo iba mal” recuerda el delantero azulgrana.

“Un mes te pagaban un 60 por ciento, otro un 70, te dejaban a deber y te lo sumaban. En total cobramos unos cinco o seis meses y los otros nos lo dejaron a deber. La plantilla tuvimos que denunciar, y el equipo al no poder solventar esas denuncias desapareció”. De nuevo por problemas económicos se ve en la obligación de abandonar un club. Tras pasar por Estepona y Pozoblanco, ya en tercera división, decide irse a vivir cerca de casa y ficha por el Lucena (Córdoba).

Volvió de nuevo a segunda b, y allí es cuando le hicieron por primera vez un contrato profesional y pudo cotizar a la seguridad social por primera vez, con 24 años. Pero ya los sueldos no eran los mismos que antes de la crisis: “El del Lucena era uno de los contratos más bajos que he tenido, cobrando algo menos de 900€. Me daba para llegar a fin de mes porque ya tenía unos ahorrillos de antes. Había muchísima diferencia en cuanto a lo que cobraba en el Castilla con lo que cobraba en el Lucena, porque eran tiempos anteriores a la crisis. Cuando llegó la crisis lo que iba buscando ya era estar cerca de casa, no sufrir mucho y que cumplieran todos los meses”.

Abandonó el Lucena y estuvo varios meses en paro, entrenando en solitario. “Estuve sin equipo varios meses porque lo que me llegaba no me convencía: mucha crisis, muchos equipos recortando demasiado, incluso ofreciéndome 300, 400 euros al mes, y eso para irte fuera de tu casa era una barbaridad. Eran equipos de tercera. Los de segunda b no llegaban al mínimo que yo había ganado de 800, 900 euros, incluso algunos te ofrecían 900€ pero te tenías que pagar el piso”.

Mientras ha sido futbolista no ha trabajado de otra cosa, “y no por ganas, porque el año que estuve parado a mí me valía cualquier trabajo, al fin y al cabo tienes que llevar dinero a tu casa, tienes que mantener a una familia y no me habría importado trabajar, incluso lo busqué, porque creo que es lo más lógico. El caso es buscarlo. Lo que pasa que no me salió y me llamaron del fútbol rápidamente y volví a reengancharme a mi carrera de futbolista”.

Tras pasar por Puertollano, con los mismos problemas, de nuevo vuelve al Lucena, para estar con su familia. Pero volvió a sufrir problemas laborales relacionados con los impagos. “Lucena fue otro calvario económicamente. El sueldo que tenía era en torno a los mil euros, un sueldo muy normalito. Lo único bueno era poder cotizar, estar cerca de casa y estar en la comunión de tu niño. Decido irme al Lucena y rechazar las otras dos ofertas de segunda b que tuve. La temporada se dio bien, hasta que nos dejaron a deber otros seis meses.

Con esta situación económica, afirma que llegó incluso a sentir vergüenza: “Los viajes nos los pagaba un empresario de allí, los bocadillos nos lo hacían una familia de allí, un desastre. Fue un año muy difícil, incluso de pasar hasta vergüenza con la gente que te ayudaba. El presidente se lavaba las manos. He tenido que recurrir a otras personas cuando estaba sin cobrar. De amigos no, porque ya te da vergüenza. Si puedes tirar de la familia mucho mejor y la verdad que mi familia siempre ha estado en los momentos difíciles, son muchos meses sin cobrar, y mi madre, mi abuela, mi familia siempre ha estado ahí. Pasaba vergüenza, porque yo nunca he querido depender de mi familia, al revés, yo siempre he querido jugar al fútbol para sacarlos de mi barrio, para darles una vida mejor, no que ellos me tengan que ayudar a mí para poder jugar al fútbol. Al principio pasé vergüenza, pero luego supe que ese dinero lo iba a recuperar e iba a ser para ellos”.

Ante esta situación de impagos, llevaron a cabo medidas reivindicativas. “Hacíamos lo que nos decía la Asociación de Futbolistas Españoles, la AFE. Hicimos una pancarta donde pedíamos la dimisión del presidente. Dimos una vuelta al campo en un partido como que estábamos trabajando y luego nos metimos en los vestuarios. Así tú ya has cumplido, pero tampoco era lo que queríamos porque nos estábamos jugando la vida. Esto lo hicimos solo en un partido. No podías dejar de hacer tu trabajo porque si no al final de temporada no tenías derecho a reclamar lo que te debían. Yo nunca dejé de entrenar en ese sentido, pensando en el futuro siempre”.

Ahora no cotizaba a la Seguridad Social

Esta temporada decidió venirse al Extremadura, tras recibir incluso ofertas desde Bolivia que no fructificaron por problemas burocráticos. Actualmente dice sentirse cómodo en Almendralejo en todos los sentidos. Económicamente su situación es “normal, cobrando más o menos lo mismo que en otros años”. A pesar de estár “bien” no cotiza a la seguridad social aunque “si subimos a segunda b y cuentan conmigo espero ser futbolista profesional y cotizar. Creo que hay un mínimo de fichas para dar de alta y yo creo que la mía no conllevaría ningún gasto, ya que he cotizado en años anteriores. Al hacer futbolista profesional a un jugador nuevo, eso conlleva un gasto”.

Sólo ha cotizado alrededor de cuatro años en su carrera futbolística por la tercera y la segunda división b desde que empezó con 19 años. Pero eso no le preocupa, sino que su familia esté bien.

A pesar de haber sufrido muchos problemas económicos en los equipos que ha estado cree que la tendencia ha cambiado un poco para los futbolistas. “Antiguamente había más inconvenientes que ahora. Este año yo no he sentido muchos problemas económicos, porque se están ajustando mucho los presupuestos y los clubes ahora te dicen hasta donde pueden llegar y tú ya ves si lo aceptas o no. Tú lo que quieres es que cumplan todos los meses. Si te van a engañar con el sueldo y luego no te van a poder pagar, ahí es cuando surgen ya los problemas. Creo que ahora lo están haciendo bien los clubes, te prometen una cosa y la cumplen. Ahora eso se está haciendo bien porque hay gente más preparada para el tema económico en los clubes”, y compara la situación actual con la que ha vivido estos años atrás. “Antes, por ejemplo, cuando estaba en el Linares, había jugadores que cobraban 600 euros al mes y ya te digo, cobrando el sueldo por porcentajes y ni eso a partir de los seis meses, no les llegaban a pagar”.

No sabe si las dos últimas reformas laborales han podido perjudicarle como futbolista, confiesa que no entiende mucho del tema: “Lo he tenido un poco apartado. Gracias a Dios no he tenido problemas para encontrar equipo, salvo el año del Écija y no me ha preocupado mucho el tema de la reforma laboral, a lo mejor ha sido un error mío”.

 

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