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Elecciones otra vez... Y las cuentan, a su manera, Barbijaputa, Mariola Cubells, Edu Galán, Lucía Lijtmaer y José Antonio Pérez.

Es importante saberse las cosas

El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ante la periodista Susanna Griso.

Barbijaputa

¿Sabían de ese programa de “Dos noches y un día” que da Antena 3 y en el que Susanna Griso pasa un par de días con los candidatos a la presidencia? Yo no, pero eldiario.es me invitó a ver su última entrega, en la que Griso acompaña 48 horas a Mariano Rajoy durante la campaña.

No sabía qué me iba a encontrar, pero teniendo en cuenta cómo trata Atresmedia al Partido Popular y a Ciudadanos, sí que sabía lo que no me iba a encontrar.

Susanna llega el primer día a la Moncloa y el primero en recibirla es un perro muy majo que se llama Rico (me sorprende el nombre, aunque por otro lado... Pobre no se iba a llamar). Casi tres horas después de llegar, Mariano sale del Consejo de Ministros, y aunque Griso lleva todo ese tiempo esperando está fresca como una lechuga y le saluda risueña: está feliz. No han pasado ni dos minutos de programa y ya la admiro, porque lo que yo le hubiera preguntado antes de nada a Rajoy es que, si había Consejo de Ministros, qué necesidad había de citarme a las 10 de mañana. Pero bueno, quizás por eso ella se dedica a presentar programas y yo a protestar todo el día. Por eso ella está ahora riendo a lo que dice Mariano cada 20 segundos y yo tengo los ojos vueltos patrás cada 10.

Estaba pensando en eso, en el buen carácter de Griso, que casi casi es tan genial como el de Pablo Motos, quien estuvo el otro día de jarana en El Hormiguero con el presidente después de saberse lo de las grabaciones del Ministro Fernández Díaz, cuando oigo:

“A mí cuando si me mandan un papel, me lo leo, porque es importante saberse las cosas”. Es Rajoy, claro. Griso le ha preguntado que si es disciplinado. Y sí, claro, ser disciplinado es un poco eso, ¿no? leerse los papeles que le manden a uno. Y si encima te los aprendes, pues de ahí a los 11 millones de votos no te separa prácticamente nada.

Acto seguido, Griso y Rajoy entran en una sala donde están todos los ministros tomando el aperitivo tras el Consejo. También está Jorge Moragas, Jefe del Gabinete de Prensa del PP, el cual dedica unas palabras muy reveladoras sobre Mariano que nadie en España hubiera sospechado jamás: “Él manda con silencios”, y vuelve a referirse a Rajoy como “la fuerza del no movimiento”. Pues quién lo hubiera dicho viéndolo gobernar, que el hombre se pasa el día dando ruedas de prensa, todo el día fuera de la Moncloa visitando barrios y conociendo realidades, estando ahí, al quite de cada caso de corrupción que salpica a su partido.

Sorpresa tras sorpresa, llegamos a un momento en el programa en el que Griso confiesa algo que me deja perpleja: “Me han dicho que es usted ahorrador, bueno, ahorrador… dijeron tacaño, yo lo estoy embelleciendo un poco”. Pero, ¡qué dice esta mujer de embellecer! Si a Griso se la conoce por algo en este país es por su objetividad y tenacidad, que coge un tema y reparte a diestro o siniestro. Sin ir más lejos, en este mismo programa, vaya, que está poniendo a Rajoy entre la espada en la pared en cada pregunta, por ejemplo: “¿hay momentos para el romanticismo en política?”, o “El vídeo de su hijo en la radio, me reí muchísimo, estuvo muy gracioso”, que puede que no sea ni una pregunta, pero es que ahí le está dejando una cosa clara muy sutilmente: “sé cosas de usted, he visto youtubes y me he documentado, ojo conmigo que esto no es Jauja”. Además, como se ríe con cada frase del presidente, lo tiene completamente confiado.

Entonces le hace otra pregunta de las que marean: “¿Su mujer diría que es usted romántico? ¿Se acuerda de las fechas…?”. BOOM. Yo me revuelvo en el sofá, incómoda, y esto me pasa sólo con las HARDtalk de la BBC y con las entrevistas de Susanna Griso. Pero Mariano salva la encerrona y le contesta: “Bueno... el último cumpleaños de mi mujer fue el 27 de abril”. Yo en ese momento no sé si es que Rajoy no espera que su mujer cumpla más años o es que Viri tiene la habilidad de cumplir años en diferentes fechas. O puede que sea un lapsus del presidente, pero, miren, ya me extrañaría.

Luego hablan hasta de política -fíjense el nivel-, y Griso le pregunta si cree que se va a dar el sorpasso de Unidas Podemos al PSOE. Él niega con la cabeza. “No. No creo. Nadie dice que los votos de IU se vayan a unir a Podemos, pero… por otro lado, nadie dice lo contrario”. Entiendo. Bueno… no entiendo, pero quizás soy yo, que me estoy despistando; la risa constante de Susanna me tiene pelín tensa.

Tras pasar el primer día juntos, ella le pregunta a qué hora quedan al día siguiente para continuar con la charleta. Mariano le dice que a las 8, a lo que ella replica: “A las 8, ¡no vamos a dormir nada, son las 11’30!” Que se puede malinterpretar esto, porque puede pensar el telespectador que ella le está haciendo quedar de incansable, de duro trabajador, pero para nada. Teniendo en cuenta la neutralidad de Griso, yo me inclino más a pensar que lo dice con otra motivación. Cuando dé con tal motivación vengo y se lo cuento a ustedes.

A las 8 am del día siguiente salen a andar deprisa, deporte donde Rajoy es imbatible. Hace un día precioso en Málaga, los dos hacen deporte juntos, se sientan en un tobogán infantil a descansar juntos, se sujetan para estirar juntos. La verdad es que a pesar de lo incómodo que está siendo todo y de lo mucho que se juega Rajoy aceptando estas 48 horas con Susanna Griso a sólo cuatro días de las elecciones, se le ve muy de seguro de sí mismo.

Durante la jornada deportiva, nuestro presidente nos dejó frases de ésas que con el paso del tiempo se convierten en citas célebres, como la de “Tengo un sueño” de Martin Luther King, por ejemplo:

“Hay casos de personas imputadas que luego han sido desimputadas, ¿quién somos nosotros juzgar a nadie? Es que a lo mejor no han hecho nada, Susanna, es muy injusto”.

“A mí no se me ocurrió pedir que dimitiera Griñán y Chávez”.

“No sé por qué dijo el Ministro de Interior eso de que nos hemos pasado con la austeridad”.

“Hay trabajos en España que no se cubren porque no hay gente cualificada”.

(Esta última frase puede que fuese la mejor; igual hay que cambiar la expresión “fuga de cerebros” por la de “fuga de mediocres”. Menos mal que desde el extranjero no se puede ver Atresmedia si no pagas).

La verdad es que fueron dos días geniales, al que pusieron la guinda las tenderas de un mercado malagueño al que se acercó Griso mientras Rajoy hacía otras cosas. Sólo salieron dos, pero ambas muy bien elegidas, porque mostraban la polarización del país y los diferentes matices del electorado:

La primera tendera dijo: “Yo voy a votar a Rajoy”

Y la segunda dijo: “Lo que le digo a Rajoy es que mi hijo se ha tenido que ir a Inglaterra a trabajar (...) la última vez no voté, esta vez probablemente sí. ¿A Rajoy? igual sí, a mí me da igual, yo lo que quiero es que quien entre cambie las cosas”.

Y fin de los testimonios en el mercado y fin del sentir popular. Y fin del programa.

(Bueno, el programa siguió algo más, pero yo apagué la tele porque, miren, en este diario no me pagan tanto).

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