Un ataúd comunitario

Ataúd guardado en la zona de Los Llanitos.

Romina Cabeza Izquierdo

La Frontera —

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No resulta fácil calcular los años que tiene, lo que si se sabe con total claridad es la función que tuvo en una época en la que la necesidad y los pocos recursos, marcaban el día a día. Hablamos del conocido ataúd que se encuentra en las zonas de Los Llanillos, en el municipio herreño de La Frontera. “El que no tenía suficientes medios, lo metían en esa caja y lo llevaban al cementerio. Envuelto en una manta lo colocaban en la tumba. Posteriormente el ataúd lo volvían a llevar al lugar en el que siempre ha estado y que aún continúa”, destaca Marcos Barrera, vecino del lugar.

Nunca se ha pasado más de un año fuera de su isla, El Hierro, quizás por esta razón Marcos es buen conocedor de la historia de su pueblo, recuerda una a una todas las anécdotas y hechos que escuchaba de pequeño y que le contaban tanto sus padres, como sus abuelos. Nos sentamos en el lugar en el cual ha crecido y ha pasado más de la mitad de su vida, desde donde se aprecia todo el Valle, en la zona de Joapira. Con las campanas de fondo, marcando no solo la hora de la eucaristía, sino también el ritmo de la conversación, nos habla de como fue su niñez y de como se vivía en un pasado no tan lejano. Es en esta parte cuando hace mención a esa caja de madera que durante un largo período de tiempo cumplió una triste, pero importante función en el municipio. Con apenas unas tablas, realizaron lo que fue un servicio para uso público en el siglo pasado.

Su historia

– Marcos, este ataúd habrá hecho multitud de recorridos a lo largo de tantos años…

– Desde luego que sí, podemos decir que cientos de personas. Recuerdo verlo de pequeñito, por ese entonces estaba mejor conservado y entero, con el paso del tiempo se ha ido estropeando, pero yo llegué a verlo en buen estado. Se utilizó para los vecinos que menos recursos tenían, pues los que contaban con mejor economía, encargaban su propia caja. Así era antes, y hoy tristemente la muerte se ha convertido en un negocio para muchos.

Cuando falleció mi abuelo, ofrecieron a la familia la posibilidad de ser trasladado en este ataúd, pero mi padre optó por hacerlo él mismo. Eran otras circunstancias, con pocas opciones y posibilidades donde elegir. De pequeño fui monaguillo y siempre asistí a los entierros, por lo que recuerdo como eran antes los funerales, a diferencia de ahora, donde directamente te ofrecen todo un catálogo para elegir. De todo, se trata de hacer rentabilidad, por triste que sea.

Tamaño estándar

– Es curioso porque es un ataúd que se utilizó durante un largo periodo de tiempo y en el cabían todos los difuntos, como si tuviera una medida estándar.

– Es alargado y no muy ancho, antes se trabajaba mucho en el campo, también había necesidad, por lo que no era común la obesidad. Era mucho el ejercicio que se hacía para poder salir adelante y la comida, pues tampoco engordaba mucho, básicamente lo que daba la tierra, de ahí que esa caja por la que me preguntas no tuviera grandes dimensiones.

Como se iba a engordar en esos años si apenas se comía grasa, porque no había. Imagina que una familia sacrificaba al año un cerdo de en torno 100 kilos y con eso tenían que tirar todo un año, para templar la comida y demás.

– Tendría que estar bien cuidado. ¿Quién se encargaba de su mantenimiento?

– Se metía en un depósito, era un cuartito pequeño. Siempre ha estado ubicado en el mismo espacio, pegado al santuario que hoy conocemos como la ermita del ataúd. Te puedo decir que en el año 1912 se fundó el Ayuntamiento de La Frontera, y por ese entonces, ya se estaba utilizando este ataúd. Además, no siempre ha habido cementerio, muchas de esas personas que el ataúd llevaba eran enterradas en la iglesia.

Cada vez que se utilizaba había que avisar con una autorización previa al que denominábamos alcalde pedáneo. Lo que sé es que lo tenían que cuidar, porque es con lo único que contaban aquellos que no podían pagar su caja, tenía una tela negra que cubría su interior y cada cierto tiempo había que cambiarla, al igual que algunas tablas de madera.

Antes lo que costaba dinero y era costoso era el material, la mano de obra era muy barata, por eso que se utilizaba esta caja para trasladar a los difuntos desde su casa hasta el lugar en el que se les enterraba, primero esta iglesia que tenemos al lado, la de Candelaria y ya luego, el cementerio.

– Siempre ha estado colocado en el mismo lugar, pero no todo el mundo sabe su historia…

– Por supuesto que no, ya hoy en día esto lo sabemos las personas mayores, y los jóvenes que lo hayan escuchado de sus abuelos, porque si te fijas, en Los Llanillos no encuentras nada que especifique de que se trata, simplemente un pequeño habitáculo de piedra cuyo único cierre es una antigua puerta de madera. Muchos le dicen La Casa del ataúd.

Además de este tema del que hablamos se han perdido otras historias y ello es una pena. Hay que contarles a nuestros nietos, nuestras tradiciones, historia…todo lo que representa a un pueblo.

Junto al antiguo ataúd, está la ermita, pero es muy reciente. Dentro se encuentra La Milagrosa y todos los años en el mes de agosto se realiza una fiesta en su honor.

Conservación y estado

– ¿Hasta que año se estuvo utilizando el ataúd en el municipio de La Frontera?

– Una vez que acabó la Guerra Civil, fue cuando se dejó de utilizar, en el año 1939. Después de este momento, no se ha usado más, pero allí quedó. Cualquiera puede pasar y verlo, lo que pido es que se conserve lo que queda, aunque sería fenomenal que se pusiera algo sobre su historia, para quien se acerque y lo desconozca. Hay que hacer un esfuerzo por parte de todos para que se conserve algo que ha formado parte del patrimonio cultural de este municipio.

A mí me gustaría que este espacio, donde está colocado el ataúd, quedara restaurado, simplemente con impermeabilizar el techo para que no entre agua, sería suficiente, pues las paredes son fuertes. Le pondría también una puerta con un cristal para que se pudiera ver desde fuera y listo.

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