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El herrador en El Hierro

Preparación de una herradura

Romina Cabeza Izquierdo

Valverde —

Aunque algunos consideren que ya está en desuso, lo cierto es que la profesión de herrador sigue realizándose en muchos de los rincones de nuestro archipiélago. Actividad que precisamente desempeña cada día Juan Luis García, más conocido en El Hierro por su segundo apellido, Caro. Desde hace veinte años acude a la isla más occidental con una finalidad, colocarle “nuevos zapatos” a los caballos, como así mismo él denomina a la acción de cambiarle las herraduras a estos animales. Un trabajo que según nos cuenta “requiere saber y tener mucho conocimiento, conocerlos previamente y que entren en confianza, para que al tratar el casco estén totalmente tranquilos”.

La primavera es una de las temporadas en la que más se solicita la revisión de los cascos, al estar próxima la conocida Apañada, una de las fiestas ganaderas más tradicionales con las que cuenta El Hierro. Por esta razón, Juan Luis acude con su furgoneta habilitada con todo lo necesario, para llevar a cabo su trabajo, allá donde lo llamen. Ya sabe los caballos que se va a encontrar, si son mansos o por el contrario, requieren de sedación para poder colocar la herradura. Tras más de media vida dedicado a esta tarea, y la experiencia adquirida, ha conocido diversas generaciones de caballos en la isla, desde los que él llama “abuelos, pasando por los padres y hasta a los hijos, que son por lo general, los que visito actualmente”.

Nos explica que según la dedicación del caballo, ya sea para recreo o para competición, requiere de una preparación u otra. Para este herrador, es en la primavera cuando los caballos desgastan menos su herradura, al caminar sobre hierba, “pero aún así, cada cinco o seis semanas se debe limpiar lo que llamamos casco, observando previamente la zona a limar, para lograr así una buena estabilidad en el animal”.

Herraje en El Hierro

- Juan Luis, ¿Qué te trajo a El Hierro? ¿La casualidad?

- Pues yo vine por primera vez en 1995, me mandaron con Cría Caballar del servicio militar. Por ese entonces, venía una vez al año, yo era la quinta generación de herradores en mi familia, y aquí sigo, encantado de desempeñar lo que tanto me apasiona.

Si miro al pasado y hago una comparativa, tengo que decir que en aquel entonces, el mundo del caballo en El Hierro estaba extinguido, solo se utilizaba para las labores del campo, de la agricultura, pero ahora ha cambiado la situación. Por aquí ya te encuentras muchos caballos dedicados para la práctica del deporte.

– En esta profesión al igual que en otras, habrá momentos algo más complicados. ¿Nos podrías contar que presenta para ti una mayor dificultad?

– Los caballos no son para nada fáciles, en ocasiones los tienes que tener en entornos que sean manejables y lugares cómodos. Deben estar relajados, aunque por determinadas circunstancias pueden padecer estrés o secuelas por como los hayan tratado, aunque afortunadamente estos casos no se dan en El Hierro, si hay un lugar tranquilo para ellos, es este en el que nos encontramos.

Maña, paciencia, afición y delicadeza son palabras que siempre llevo conmigo, porque solo así haces bien tu tarea. El resultado que obtengo es maravilloso, dejar en perfecto estado los zapatos de los caballos, que puedan andar bien y sin ningún problema. Hay aspectos de este animal que no te los enseña un libro, si no el día a día. Siempre hay que adaptarse al entorno del que viene y a su actividad.

Actitud de los caballos

– ¿Cómo se portan estos caballos de la isla del meridiano? ¿Cooperan contigo?

– Tengo que decir que son bastante buenos, la gran mayoría vienen de raza y como los que tenemos delante, llevan una vida muy saludable, se alimentan de los que les proporciona el campo. Sinceramente para mí, son los caballos que mejor viven en libertad de toda Canarias y como acabo de decirte, tienen la suerte de poder comer un pasto único, ya que en un metro de terreno podemos encontrar más de diez tipos distintos de hierba y esto en muy pocos sitios del mundo se da.

– Te encargas que tanto las herraduras de los caballos de competición, como la de los de recreo, se encuentren en perfecto estado…

– Con todos hay que tener especial cuidado, pero los de competición llevan un trabajo extra, los caballos tienen que estar en forma y claro, los cascos es de lo más importante, es ahí precisamente donde se refleja un trabajo bien hecho. Las herraduras deben de quedar puestas, pero también perfectas, por su bienestar y para que el caballo funcione y obtenga buenos resultados en las pruebas a las que acuda.

Las lesiones

– Para aquellos que quizás creen que no es importante la herradura de los caballos ¿Cuáles son las consecuencias de no cambiarla en el momento oportuno?

– Pueden aparecer lesiones, que a la larga se pueden convertir en muy graves, u otras que se van heredando. Algunas permanecen mucho tiempo en el casco del caballo y no se pueden curar más nunca. Esas serían algunas consecuencias de no cambiar la herradura en tiempo y fecha.

En El Hierro, en particular, al tratarse de una zona que es muy erosiva, cuando no están bien calzados, los caballos dejan de caminar, al no conseguir la estabilidad, incluso llegan a no comer, pues les cuesta desplazarse de un lado al otro. Si el casco lo tiene desgastado, el animal va a tender a inmovilizarse, eso hay que vigilarlo con frecuencia.

Nosotros solemos apuntar en la agenda cuando toca revisión y mantenimiento, se los recordamos a sus dueños, cada cinco o seis semanas, se les avisa.

Importancia de la revisión

– Hemos observado como se coloca una herradura. ¿Los caballos sufren algún tipo de dolor durante esta práctica?

– Normalmente si se hace bien, no. A ver, se pueden dejar descalzos, pero siempre es importante realizar una revisión para cortar y limar, ya que todos los caballos no tienen ni la misma pisada, ni las mismas necesidades.

Todo el peso y esfuerzo recae en las patas, por eso insisto en que deben estar bien calzados. Imagina que nosotros nos ponemos un zapato que nos quede estrecho o que nos haga heridas, pues es exactamente igual.

– Recorren la isla más occidental y conocen todas sus carreteras, ya que son los que se desplazan hasta el lugar para realizar el trabajo correspondiente. ¿Qué material es el necesario?

– La fragua, taladro, lijadora, el yunque y las herramientas como las tenazas y escofinas, aunque si no los enseñas a que te den la pata, de nada valdrían estos instrumentos.

Y por otro lado, esto es como coger la medida para realizar un zapato, en las herraduras hay hasta ocho tallas diferentes, dependerá siempre del caballo.

– Nos decías previamente que llevas más de veinte años encargado de las herraduras de cientos de caballos, seguro que tienes más de una anécdota…

– Que difícil me lo pones (ríe). Te puedo decir que muchas, en El Hierro conozco a toda una generación de caballos, desde su abuela, a su madre, porque en los años dedicados a todo esto, vas viendo las diversas generaciones. También recuerdo que un día fui a buscar uno y cuando lo encontré, estaba en otro punto totalmente distinto al habitual, estaba enamorando a una yegua y el dueño ni lo sabía.

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