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Espacio para la reflexión y el análisis a cargo de parlamentarios europeos españoles.

¡Pasajeros al tren!

Ana Miranda

Portavoz BNG en Europa-Coalición Los Pueblos Deciden —

Un 24 de julio de 2013 coges el tren. Te imaginas que es seguro, pagas por ir en alta velocidad como se anuncia en la publicidad, y presupones, intuitivamente, que cuenta con los sistema de seguridad ferroviaria más avanzados, homologados y probados a nivel europeo.  Los pasajeros y pasajeras van bien, hasta que el tren llega a la curva de Angrois. Es de noche. La noche continúa para mucha gente a partir de aquel momento.

El  tren  Alvia no llega a su destino. Se produce un fatídico accidente. Mueren 81 personas y hay más de 150 heridos, muchos con secuelas físicas y emocionales que duran y sus familias y amistades continúan sufriendo. Para los gobiernos solo son cifras. Con una tremenda desconsideración e insensibilidad, las víctimas de la tragedia no fueron tratadas como debían. Ni se conoce todavía la verdad del accidente, ni ha habido justicia, ni tampoco ninguna responsabilidad política Solo palmadas en la espalda y actos políticamente correctos. Este trágico accidente no se puede reducir a una cuestión de mala suerte o al factor humano, cuando está claro que hubo responsabilidades políticas relacionadas con la seguridad ferroviaria debido a que el dispositivo de sistemas de conducción automática (ERTMS) no estaba funcionando. Si hubiese sido puesto en marcha, el accidente no se habría producido. El tren ni era de alta velocidad, ni contaba con esos sistemas de seguridad tan avanzados, exigidos por la Unión Europea. Al final, todo depende de una persona. También para culpabilizarla.

La falta de transparencia sobre el sistema de seguridad y la publicidad engañosa que hicieron el Ministerio de Fomento y las entidades públicas RENFE y ADIF hicieron creer a usuarios y usuarios que el tren, además de velocísimo, era totalmente seguro. La nota de prensa del Ministerio que lidera la Sra. Pastor decía: “entre las ventajas del Alvia destaca también el incremento de la seguridad mediante el uso de tecnologías punta en los sistemas de conducción automática de trenes”. El sistema de seguridad que haría frenar al tren a la excesiva velocidad que iba no es que no estuviera instalado, es que no era operativo porque se había dado la orden de desconectarlo, sin haber hecho un análisis de riesgos. Algo, por cierto, exigido por una directiva comunitaria. Un hecho que quedó claro cuando, cuatro días después del accidente, el Ministerio de Fomento implantó medidas de señalización y balizas que habrían evitado la tragedia.  Las víctimas reclamaron, exigieron comisiones de investigación. Muchas y muchos los apoyamos. Pero se les negó todo. El derecho a saber la verdad.

Así que en estos meses de conversaciones, sugerimos la idea de llevar la denuncia a la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, para que la Comisión Europea investigue, pues ya que el Estado había vulnerado varias directivas comunitarias, esta posibilidad estaba abierta y se estaban infringiendo normas comunitarias de seguridad ferroviaria, de especificación técnica de interoperabilidad del subsistema de material rodante del sistema ferroviario transeuropeo de alta velocidad y de evaluación de riesgo. También otras directivas sobre prácticas comerciales desleales y sobre publicidad engañosa. O sea, te vendían un tren veloz y seguro, pero solo era un tren veloz. Y ni siquiera de la alta velocidad que circula en otros estados europeos. Europa tiene una responsabilidad en investigar sobre un asunto que también es europeo, que no se mienta cuando se vende un producto y que no se venda por otro, seguro y en funcionamiento.

El 12 de diciembre, la Asociación de Víctimas Alvia 04155 presentó en la oficina del Parlamento Europeo en Madrid dos denuncias que recogían estas cuestiones. Unas denuncias con cara, con dolor, necesitadas de respuestas. Europa quizás pueda darl las que no quisieron estos gobiernos irresponsables e insolidarios, y los partidos como el PP y el PSOE que apoyaron que no se conociese la verdad al negarse a apoyar la comisión de investigación en el Congreso que, por ejemplo, otras organizaciones pedimos; con su silencio contribuyen a evitar mejoras para que no vuelva a producirse una catástrofe tan terrible.

Las víctimas se han organizado en estos meses. Son admirables. Han sacado fuerzas, se han amparado unas con otras, han ido a muchas entrevistas, a manifestaciones, a reuniones de todo tipo.  Ahora promueven una campaña de crowdfunding del documental y libro Frankestein-04155 para difundir la verdad. Les mueve la vida y el recuerdo, pero sobre todo la verdad y la justicia.

Mientras, la gente sigue subiendo al tren. Porque el tren de la vida sigue.

¡Pasajeros al tren! El Alvia se va, pero ya nunca nada va a ser lo mismo que antes.

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