A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.
Liderazgos perdidos
En los momentos de crisis suele ser bueno contar con referentes y en los tiempos que corren parece que brillan por su ausencia. Vivimos días grises y la mayor preocupación en tiempos de descrédito es no salir en esas fotos complejas. Lo podemos observar en todos los campos. No encontramos liderazgos apropiados para el momento. Ser sujeto público supone por definición ser el centro de la diana y son tiempos en los que resulta más cómodo no dar la cara.
No me hace falta hacer encuestas para creer que, salvo para los militantes fieles hasta más allá de la muerte, a ninguno nos entusiasman nuestros dirigentes. No nos gusta nuestro jefe en el curro, el lehendakari nos parece un hombre gris y simplón, el presidente del Gobierno nos aburre sobremanera, el presidente de los empresarios es un torpe absoluto, los líderes sindicales están bajo sospecha, los líderes de la oposición ni lideran ni se les espera, y cada uno de nosotros nos encontramos más cómodos en casa, predicando la decencia desde el sofá, que dando un paso al frente.
Son los tiempos oscuros, la edad media de la política moderna española. Estoy seguro de que pasará y la salida de la crisis, llegue cuando llegue, lo hará más fácil y volveremos a perder la memoria de lo que estaba mal y estaba bien. Estamos en nuestro derecho, pero sigo pensando que no es suficiente.
Los grandes momentos de la historia siempre han ido soportados por grandes liderazgos. Estamos en el punto más bajo de nuestra estima colectiva y va siendo hora de que la cosa cambie. La ciclotimia española es verdaderamente un aburrimiento y espero que de una vez por todas alguien nos lo haga ver y ponga en marcha el cambio que necesitamos. Ya saben que no me van los visionarios del tipo Pablo Iglesias. Ya lo expliqué en estas páginas, pero sí me van los cambios.
Oigo constantemente a los partidos decir que hay que cambiar las ideas y renovarlas. La verdad es que los cambios que veo son poses fáciles para intentar ganarse el favor de la gente. No son movimientos reflexionados y con visión ni a largo plazo, ni a medio. Estoy aburrido de ver cómo las mismas caras me hablan de cambiar las ideas. No es que piense que los líderes del pasado no valgan, pero igual no es su momento. De la misma forma que digo que igual es el momento de líderes que se fueron. Siempre he creído en la combinación de la savia joven con la madura.
Lo que tengo claro es que no quiero un líder acartonado que repite siempre el mismo mantra y que jamás se pregunta si ha tomado la decisión acertada. No quiero un líder al que los suyos veneren y jamás le lleven la contraria. Me gustaría alguien con espíritu crítico y mente abierta. Alguien con capacidad para arriesgar.
No sé si el PSOE que afronta su transformación encontrará en uno de sus tres candidatos esta virtud. No lo sé, pero sería bueno que algún partido iniciara el cambio y alguna persona arriesgara y quisiera liderar, fuera capaz de generar ilusión. Porque son las personas, que tienen ideas, las que mueven las cosas. El cambio socialista traerá una cascada de cambios en Euskadi. Me resulta increíble que en Madrid haya habido debate por la renovación socialista, por las primarias... y en Euskadi no haya nada. Me resulta increíble en un partido de gente valiente, que ha sobrevivido a ETA, que no haya nadie que se atreva. Si no hay pelea, si no hay varios candidatos, si todo se reduce a listas únicas, nada servirá de nada. Me sigo preguntando por qué no hay líderes y sigo creyendo que los debates de liderazgo de cara al ciudadano son buenos, mucho mejores que los que se juegan a puerta cerrada en una sede de gruesas paredes blindadas.
Sobre este blog
A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.