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Osakidetza: investigar, aclarar y cambiar
EH Bildu ha solicitado en el Parlamento de Gasteiz la creación de una comisión especial que investigue las irregularidades que han salido a la luz en la Oferta Pública de Empleo (OPE) de Osakidetza y, en general, en su política de Personal. Hoy son ya 19 las categorías de la OPE denunciadas ante la Fiscalía y los indicios de malas prácticas cada vez son más evidentes, pero la reciente comparecencia del consejero de Salud, Jon Darpón, en la Cámara no contribuyó a aclarar qué ha ocurrido y, lo más importante, por qué ha ocurrido. Hoy sabemos que el Gobierno vasco es consciente de que tiene “un problema” en Osakidetza (Darpón dixit) y de que los resultados de varios de los exámenes de las oposiciones son anómalos, pero ni el consejero ni ningún otro responsable de Osakidetza han sido capaces de explicar qué o quiénes han motivado esas anomalías. Si ha habido filtración de exámenes, por ejemplo. Por sus palabras, no se puede confiar en que una eventual investigación interna llegue a esclarecer las irregularidades, a identificar qué falla del sistema las posibilita y mucho menos a depurar responsabilidades políticas, si las hubiera.
En EH Bildu hemos esperado a conocer las explicaciones del consejero de Salud. Más aún, hemos puesto en sus manos toda la información de la que hemos tenido conocimiento, incluido un análisis estadístico de los resultados de los exámenes de la OPE realizado expresamente por el exparlamentario Xabier Isasi. Y, lamentablemente, hemos llegado a la conclusión de que, por falta de voluntad o de capacidad, el Gobierno de Íñigo Urkullu no va a aclarar lo que hay detrás de la OPE y de la política de Personal de Osakidetza. Tendrá que ser el Parlamento, por lo tanto, el que por medio de una comisión de investigación haga esa labor, perfectamente compatible con el trabajo de la Fiscalía. El Parlamento no puede mirar a otro lado. Sería irresponsable.
Trabajar en Osakidetza y, por extensión, en la Administración no es un privilegio, es una responsabilidad. Implica un compromiso profesional y ético con la sociedad, incompatible con prácticas irregulares en el acceso a la Función Pública, al Servicio Vasco de Salud en el caso que nos ocupa ahora. Es un compromiso del que las miles de personas que trabajan en Osakidetza hacen gala cada día, pero que colisiona con una política de Personal que en esta última OPE ha quedado al descubierto, que se ha normalizado con el paso de los años y que favorece prácticas que tienen mucho más que ver con otras cuestiones que con los principios de mérito, capacidad, objetividad e igualdad de oportunidades que deben presidir siempre cualquier proceso de selección de personal en la Administración Pública.
No es baladí que un acta oficial de la OPE dé cuenta de la alerta formulada por un miembro de uno de los tribunales, que advertía de que en las OPE anteriores las presiones sobre los integrantes de los tribunales han sido sistemáticas y “han dado lugar a filtraciones de todo o parte del contenido del examen”. Como tampoco es posible obviar el correo electrónico remitido por una subdirectora a una jefa de sección invitándola a elegir ella misma las personas que debían integrar el tribunal que iba a decidir sobre esa jefatura: “Por fin estamos confeccionando el Tribunal de tu jefatura de sección. Necesito seis nombres de jefes de Servicio o Sección de Cirugía Vascular que tú crees que vendrían. Luego los tenemos que llamar nosotros. No tú. Quedaría fatal”.
Como digo, las irregularidades detectadas en esta ocasión han sacado a la luz un modo fraudulento de hacer las cosas, una cultura del amiguismo que, a base de impunidad, se ha normalizado en buena medida en Osakidetza. Unas formas que no por habituales debemos asumir como normales. Por eso, tan importante como que esclarezca el origen y las responsabilidades de las anomalías de la OPE es que la comisión parlamentaria de investigación identifique las fallas del sistema, los déficits de la política de Recursos Humanos de Osakidetza, que es lo que al fin y al cabo está en el fondo de un problema del que el ‘caso OPE’ sólo es un síntoma más. Es necesario romper inercias negativas e ir a otro modelo de contratación para que ‘pasar por el aro’ no sea un requisito a cumplir después de haber tenido que sacar una nota máxima en Selectividad, hacer el MIR y la residencia. Un nuevo modelo en cuya definición participen todas las partes implicadas.
Hoy es más evidente que nunca que garantizar la limpieza, la transparencia, la objetividad y la igualdad de oportunidades en el acceso al Servicio Vasco de Salud exige cambiar el modelo de oposiciones y de política de Personal. La investigación de las irregularidades debe desembocar en la reformulación del modelo, en un nuevo sistema de acceso a Osakidetza que dé más peso a los méritos y al itinerario formativo de las y los profesionales, que aborde con rigor el problema de la temporalidad y también las fórmulas de contratación, entre otras cuestiones. Además de esclarecer lo ocurrido en la OPE, ese es el objetivo último que tenemos en EH Bildu, nuestro compromiso con las miles de personas que integran Osakidetza y con toda la sociedad.
*Rebeka Ubera es parlamentaria de EH Bildu
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