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López Uralde: “Que Garoña se cierre va a depender de la movilización social”

Joantxo López de Uralde, co-portavoz de Equo, en el parque de La Florida de Vitoria

Natalia González de Uriarte

El coportavoz de Equo y ex-director de Greenpeace España , Juantxo López de Uralde, participó ayer en una charla debate sobre la solicitud de prórroga de la Central Nuclear de Garoña y las posibilidades de un nuevo modelo energético basado en las renovables organizada por EquoAraba. López de Uralde considera que Garoña no se pondrá de nuevo en marcha “si la contestación ciudadana es lo suficientemente potente como merece este asunto”.

Pregunta. Afirmó hace unos días en Santander que la central de Garoña nunca volverá a ponerse en marcha pese a la prórroga del CSN. A día de hoy ¿ sigue pensando lo mismo?

Respuesta. Que Garoña se reabra o se cierre dependerá de la respuesta social que haya. Si la movilización es suficientemente potente y la contestación ciudadana es tan grande como se merece este asunto, la central no se pondrá en marcha. Si por el contrario se permite desde la opinión pública y desde la ciudadanía que se aplique una política de hechos consumados y que el proceso de reapertura vaya para adelante, pues volverá.

P. Solicita la implicación de los ciudadanos pero ¿los partidos políticos están cumpliendo con sus obligaciones en ese asunto?

R. Si el Gobierno de Zapatero no hubiera postergado el cierre definitivo hasta el 2013, sabiendo ya entonces que era más que probable que un Gobierno del PP no consumaría aquella decisión, ahora no se estarían replanteando la apertura. Pero es que además de tener la oportunidad en su mano, era su deber cerrarla pero no cumplió con su responsabilidad. No se atrevió. Se sometió también a las presiones de las empresas y retrasó la decisión sabiendo que el Partido Popular seguiría los dictados de la FAES, siempre pro nuclear. Además en aquel momento, anterior a Fukushima, había una presión mediática muy fuerte a favor de las nucleares.

P. El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha asegurado que el sistema energético español no puede prescindir de la central nuclear burgalesa de Santa María de Garoña. ¿Qué opinión le merece esta afirmación?

R. Es una gran falsedad. Garoña es una central pequeña, que tiene una potencia de 466 megawatios y que ya lleva parada mucho tiempo. Y además, uno de los problemas que tiene el parque eléctrico español es que tiene una sobrecapacidad de generación. De hecho en la pasada Semana Santa, Red Eléctrica de España ordenó la reducción de la potencia de las centrales nucleares españolas en un 20%. Es decir, que el sistema eléctrico español puede funcionar perfectamente sin la central y lo viene haciendo desde hace meses sin ningún problema. La negativa a cerrar Garoña no tiene absolutamente nada que ver con el abastecimiento energético.

P. Otra razón que esgrimen los partidarios de la energía nuclear es que abastece de forma continuada la red eléctrica mientras otras fuentes que alimentan el sistema de distribución pueden fallar.

R. La energía de base puede provenir de otras fuentes de energía, no necesariamente de la nuclear y la cobertura del abastecimiento a través de esas otras alternativas está más que asegurada. Una prueba de ello es el hecho de que, a día de hoy, hay cuatro centrales nucleares paradas en España por motivos diversos y el suministro está garantizado, las necesidades están cubiertas. Pero cuando hay un conflicto entre nuclear y renovables siempre se paran las renovables. La energía nuclear tiene muy poca flexibilidad y esto es uno de sus muchos inconvenientes. No puede subirse o bajarse la potencia en función de las necesidades.

P. ¿La decisión de la prorroga únicamente está motivada por razones económicas y políticas?

R. En 2011 llegaba el momento del cierre al cumplirse los cuarenta años de la central y Nuclenor amenazó al Gobierno con demandarle por un procesante de mil millones de euros, que era la cantidad que ellos decían que iban a dejar de ganar si se cerraba la central. Ahí está la clave. Es un tema fundamentalmente económico. Nuclenor quiere disponer un plazo mayor de tiempo de funcionamiento de Garoña para que les salgan rentables las inversiones que requiere la central en seguridad cuyo coste es altísimo. Esa es la razón fundamental por la que se les ha concedido este año de prórroga.

P. Los riesgos que implica el uso de esta tecnología tan polémica quedan en un segundo plano y algunos los ponen en duda.

R. Los riesgos son reales. Antes del accidente de Chernobil del 86, de consecuencias devastadoras, se decía que la posibilidad de un accidente con fusión del núcleo era cero. Después de la catástrofe se justificaron diciendo que era una central de tecnología soviética. Ocurrió la desgracia de Fukushima que es una central gemela a la de Garoña. El reactor número uno de la japonesa es exactamente igual que el reactor de central burgalesa. Los informes ponen de manifiesto que se debió a un fallo humano que podía haber producido con el tsunami o sin él. Las consecuencias devastadoras las hemos vivido y esperamos que no se vuelvan a repetir. No es segura en absoluto. Ha tenido graves problemas de seguridad. Sufre una situación de agrietamiento de la vasija del reactor. El propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha requerido una serie de inversiones en seguridad que, si no se llevan a cabo, no puede volver a funcionar la central. Esto demuestra que la central a día de hoy no es segura.

P. ¿Le han sorprendido las declaraciones de Cristina Narbona sobre las presiones sufridas por los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear?

R. No. Era un secreto a voces desde que tomó posesión el Gobierno de Rajoy que está presionando para la reapertura de Garoña. Lo que ha aportado Cristina Narbona ha sido un poco de transparencia sacando a la luz cómo trascurren estas discusiones en el seno del CSN.

P. ¿Ha quedado en entredicho el rigor de los organismos reguladores como garantes de la seguridad nuclear y se ha creado mucha desconfianza sobre este organismo?

R. Nosotros en Equo, como mucha otra gente del movimiento antinuclear, hace tiempo hemos cuestionado la objetividad del CSN. Sus decisiones siempre han ido en un sentido favorable a las empresas eléctricas y especialmente a la de la nuclear. Siempre hemos denunciado además su opacidad, la falta de acceso a la información. Por eso no me sorprende lo ocurrido aunque no deje de escandalizarme.

P. Si las presiones son tales, ¿las energías renovables y esas iniciativas de cooperativas de producción y comercialización energética alternativas tienen la batalla perdida?

R. No. Al contrario. Están despegando con fuerza porque el ciudadano de a pie no está de acuerdo con lo que está pasando en materia de energía, cada vez es más consciente de las consecuencias que genera el sistema eléctrico en nuestro país y nuestra economía y medio ambiente y quiere buscar alternativas. Las cooperativas de energías renovables están sumando socios como por cierto ocurre en otros países europeos. El ciudadano está buscando sus propias vías para desconectarse del oligopolio energético.

P. En una charla organizada en Vitoria hablan precisamente de un nuevo modelo energético.

R. Es necesario romper algunos mitos, como por ejemplo, que las renovables son caras y que sólo funcionan porque tiene ayudas públicas. Cuando se afirma esto se olvidan de enumerar el listado de subvenciones que reciben otras fuentes de energía empezando por la nuclear. También hablaremos sobre la vinculación entre el sector eléctrico y la política y de las puertas giratorias. Es un sector al que van a parar políticos importante, ocupando cargos destacados, como Felipe González en el caso de Gas Natural, o José María Aznar en Endesa. Esto no pasa desapercibido para el ciudadano y pone en seria duda quién hace la política energética, que es lo que pasa también con el asunto de Garoña: es una decisión de Nuclenor o es del Gobierno, está todo confuso, no se sabe quién está tratando de presionar a quien, a veces parece que el Gobierno presiona a Nuclenor y a veces parece que Nuclenor presiona al gobierno. En el fondo, son lo mismo.

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