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Una alumna de la universidad vasca en silla de ruedas, más de un mes sin ayuda para poder ir al baño

Alba Díaz de Sarralde

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Nerea Goikoetxea es 'youtuber' y alumna de la Universidad del País Vasco, en la facultad del barrio bilbaíno de Sarriko. Tiene una discapacidad física, por lo que precisa del Servicio de Atención a Personas con Discapacidad de la UPV-EHU. Utiliza una silla de ruedas y necesita ayuda puntual para ir al baño, la cual el mencionado servicio solucionaría. “En este vídeo de hoy os voy a contar mi historia de cómo me he pasado un mes y 13 días sin poder ir al baño en mi facultad porque no me han puesto ninguna persona auxiliar” comienza en su canal de la plataforma YouTube.

Después de tres años sin una grúa que por norma precisaría y sin una auxiliar para este curso, a Goikoetxea la han tenido que ayudar sus compañeros ante la falta de asistencia por parte de la UPV-EHU para este curso. Lo que iba a ser una semana, se convirtió en un mes y trece días. Y la grúa que tardó tres años en aparecer, se quedaría instalada en un único baño de una facultad de dos edificios.

Según Goikoetxea, las personas usuarias del Servicio de Atención a Personas con Discapacidad de la UPV-EHU ponen en conocimiento de los responsables las necesidades que tienen. Ella mandó las suyas al matricularse hace cuatro años, “solamente por internet”. “Como mi ayuda era muy puntual decidieron no asignarme a una auxiliar” relata Goikoetxea, “sino que las otras dos que estaban asignadas a otras personas en mi facultad me ayudarían también”.

Según el protocolo de las personas auxiliares, estas no pueden coger más de 15 kilos de peso. Así, para el caso de Goikoetxea, se precisó una grúa para que estas personas no tuvieran que coger más de ese peso. Mientras que la facultad instalaba una, se determinó que una de las personas ya asignadas en la facultad intervendría en esta ayuda. “Solo tengo palabras de agradecimiento para ella, que me estuvo ayudando durante tres años en los que no ha habido ni una sola grúa” cuenta en el vídeo. No sabe cuál es el problema de la tardanza, solo que en “tres años no ha habido grúa”.

Antes de empezar su cuarto año, cuando esta persona le anunció en julio que no podría ayudarla durante este curso por un embarazo, la solución del Servicio de Atención a Personas con Discapacidad fue buscar a otra auxiliar en vez de colocar finalmente una grúa. Una semana antes de empezar las clases, dos meses después, llamaron a Goikoetxea para decirle que no habían encontrado a nadie: “Que me ayuden mis compañeros la primera semana” recuerda con una sonrisa de incredulidad.

La otra auxiliar estaba de baja, por lo que la otra persona discapacitada tampoco tenía ayuda alguna. “Ni siquiera para ir a la universidad, porque la necesitaba también para eso. No sé cuántos días estuvo sin poder ir a la facultad siquiera” lamenta Goikoetxea. Las barreras arquitectónicas son sufridas así por más personas discapacitadas, según cuenta Goikoetxea. En una facultad de Vitoria existe otro caso.

“Para la segunda semana ya planearon una reunión conmigo”. La “primera semana” en la que sus compañeros iban a ayudarla fue, en realidad, en un mes y trece días. A esa reunión acudieron la arquitecta de la UPV-EHU o representantes de una ortopedia, entre otras personas, para ver qué tipo de grúa podría instalarse. “En un baño de toda la facultad, que tiene dos edificios” destaca la alumna. Esto supondría un problema, sobre todo, de tiempo: “Si estoy en un edificio y me tengo que ir al otro solo para ir al baño me puede llevar 20 minutos. 20 minutos que me pierdo de una clase o una práctica”.

Esta grúa, según relata, tardaría cinco semanas en instalarse desde la aprobación del presupuesto. Goikoetxea se muestra crítica ante el Servicio, afirmando que no tenían ningún control sobre el proceso ni sobre los tiempos cuando llamaba a preguntar por el estado de la gestión.

Tras el mes y los trece días, le notificaron que “habían considerado contratar a alguien”. También “que les dijera una hora exacta a la que iba a necesitar ir al baño. Vergonzoso”. La razón: a la nueva auxiliar la contrataban durante una hora para ayudar a Goikoetxea. “Si yo tenía que ir antes o después, me tendría que aguantar”. Para más inri, el arnés finalmente instalado no se ajusta a la alumna y necesita de dos auxiliares para colocárselo.

“Que con la grúa, que se suponía que iba a tener más independencia, esté más dependiente que antes, me parece surrealista”. La alumna califica como “pésima” la gestión del Servicio, un “engaño”, que parece que proporcionará al alumnado todo lo que necesita y luego no es así. “Si lo ofertas, dámelo” condena Goikoetxea: “No puedes ponerte la 'chapita' de universidad inclusiva y luego decir que me ayuden mis compañeros”.

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