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“La desobediencia civil, hoy también, tiene una fuerza extraordinaria”

Alberto Estefanía, Carlos Martín Beristain, Pepe Beunza y la moderadora de la charla y militante del MOC. /EDN

Aitor Guenaga

Bilbao —

Pepe Beunza es un histórico del movimiento por la objeción de conciencia en España y el primer desobediente que, en tiempos de Franco, se negó a realizar el servicio militar obligatorio. Entró en la cárcel en enero de 1971 y fue condenado por negarse a hace la mili a un año y tres meses de cárcel. A sus 67 años, este valenciano que sigue haciendo su particular 'apostolado' por la noviolencia se mantien firme como entonces en su rechazo al militarismo y a los ejércitos. Ycree que “la desobediencia civil tiene una fuerza. Hoy se conmemoran los 25 años de inicio de la campaña de insumisión, una estrategia que aceleró el final del servicio militar en España con una herramienta, la desobediencia civil, que sigue viva en los movimientos sociales que ahora protestan contra los recortes, los desahucios, el 15-M y el desmantelamiento del Estado del bienestar en diferentes países europeos.

Pregunta. 25 años de su insumisión. En su caso hay que volver la vista mucho más allá, a aquel grupo que nació en Valencia en 1967 para desobedecer al estamento militar. ¿Otra época, la misma lucha?

Respuesta. De hecho, lo que queda claro es que lo nuestro, nuestra lucha contra el militarismo, contras las quintas por vías pacíficas engarza con una lucha que se ganó como fue la insumisión a la mili. Nosotros viajamos a Francia para recuperar esa tradición que había existido antes de Franco de lucha contras la guerra de Marruecos, contra las guerras coloniales, que no eran sino auténticas carnicerías de la juventud de la época. Lo curioso es que a mí en Francia me explicaban de las comunas anarquistas de Aragón, de las luchas de principios de siglo en España, y me lo contaban los anarquistas franceses. Y aquí lo que incorporamos a todo ese bagaje de lucha es la noviolencia, algo que luego incorporá el movimiento de la insumisión décadas después.

P. Vosotros, junto con los testigos de Jehová, erais los “raros de la época”, como señalaba en la charla Carlos Martín Beristain.

R. Es que a nosotros nos atacaba tanto la derecha como la izquierda, que estaba más por el Ejército rojo de Moscú y el Ejército popular en China. Todas aquellas mentiras que decían entonces de que defendían a los pobres. Luego se vio que no era así, que lo que defendían era a las castas dominantes. Y la derecha también nos zumbaba, por supuesto, por comunistas y lo que se decía de nosotros en aquella época, en pleno franquismo. Nos manteníamos un poco en el filo de la navaja, pero no nos preocupaba mucho porque estábamos convencidos de que teníamos razón y el tiempo pues nos la ha dado definitivamente, claro.

P. Imagino la cara del policía que te detuvo cuando le comunicaste que no ibas a ir a la mili. Tu frase exacta fue esta: “No sabían qué hacer. Es maravilloso la fuerza de la noviolencia y la desobediencia civil: les estaba diciendo que iba a cometer un delito y ellos no podían hacer nada para evitarlo”.

R. La desobediencia civil tiene una fuerza extraordinaria. Entonces y hoy también. No hay quien pueda resistir una campaña amplia y seguida de desobediencia civil. Te pueden detener, te pueden meter en la cárcel, pero luego no saben qué hacer contigo. Siempre están desconcertados cuando te meten en prisión, se han dado momentos muy curiosos en la cárcel y ante los jueces cuando se han planteado desde el movimiento de insumisión su estrategia de desobediencia.

P. Su caso es, de alguna manera, el primero. Es verdad que en 1971 cuando entras en prisión en enero en España ya había 55 ministros de los Testigos de Jehová encarcelados y llegaron a casi 200 en 1972. Pero su lucha no era política, era otra cosa. De hecho, a usted le preguntaron si era testigo y les contó todo lo de la noviolencia y la desobediencia civil. Les rompió los esquema completamente. Y encima católico.

R. Qué cosas, lo suyo era otra cosa. Ellos esperaban el fin del mundo y el Armagedon. Nosotros estábamos trabajando con grupos sociales de apoyo en el exterior de las prisiones, con organizaciones internacionales, pacifistas de todo el mundo. Y nuestra lucha tuvo una gran acogida en Europa, les entusiasmaba que en la España franquista hubiera objetores de conciencia. Y fue fundamental su apoyo para darlo a conocer.

P. Como luego hicieron los insumisos, también usted se preparó para la cárcel, con su yoga, talleres y su red de apoyos en el exterior...

R. Partíamos casi de cero porque no teníamos experiencia previa. Apredimos mucho de los objetores franceses, que para entonces ya habían pasado por la cárcel, o de los suizos, sí. No era nada fácil, ¿dónde te preparas para ir a la cárcel? Con la insumisión, luego, se adquirió una gran técnica y la gente iba mucho mejor preparada. Pero al final tu gran convencimiento de lo que estás haciendo es la mejor preparación porque la cárcel es larga y dura. Convicción personal, aunque para muchos después de tanta presión la cárce fue casi una liberación, aunque cueste entenderlo desde fuera. Y al final es una experiencia de la que se saca bastante provecho.

P. Pepe Beunza rompió todos los esquemas cuando aquel capitán encima le preguntó si eras testigo de Jehová y le contaste que eras católico y cuando estabas en prisón pediste ir a misa y en el consejo de guerra citaste al Papa y el Concilio Vaticano II.

R. Todo eso les dejaba muy desconcertados. La religión tiene un mensaje pacifista extraordinario, pero cuando los obispos católicos bendicen desfiles militares, las armas y a los generales, la cosa cambia. Y yo les comentaba que era objetor porque soy noviolento.

P. ¿En qué espejo crees que se refleja actualmente la lucha que llevastéis vosotros a finales de los años 60 en España?

R. Nosotros, los pacifistas, seguimos trabajando porque en el mundo quedan armas atómicas para destruir todo lo que está sobre la faz de la Tierra. Es una cosa absurda totalmente. Y en ésta época de recortes, que sigamos invirtiendo en armamentos, la lucha contra venta de armas es una lucha importantísima. Yo suelo decir que cada día que sale el sol es un milagro de la vida, porque hay unos pocos empeñados en destruir. Hay que disfrutar y seguir en la pelea también. Veo reflejo en la lucha contra esta crisis financiera, que es una estafa, la lucha contra lo recortes, contra los desahucios, en fin, todos tenemos derecho a la salud, al trabajo a una vivienda digna, ¿dónde están esos derechos? hay que seguir reivindicándolos porque el día que te despistas, te dejan en pelotas. Los ricos han vuelto a recuperar para sí toda la riqueza que estaba repartida. Las conquistas sociales no son para siempre, como se está demostrando ahora. No hay otro lenguaje en esta sociedad de tiburones y de capitalistas. La fuerza de los que no tenemos el poder es la unión y lucha por unas condiciones dignas para todos y por un planeta habitable. Y recordar que la violencia siempre es una trampa.

P. Los insumiso vienen repitiendo una frase para celebrar los 25 años de la estrategia de la insumisión contra la mili y los ejércitos: “si acabar con la mili fue divertido, acabar con los ejércitos será un fiestón?

R. Ja, ja , ja. Es que cuando empezo la Guerra de Irak todos tuvimos claro que era una barbaridad y las calles se llenaron de gente. Con los insumisos también decíamos: “de derrota en derrota hasta la victoria final”.

P. Había una frase, tal vez un poco hippie, que decía George Harrison como si fuera un mantra y cantaron los Beatles de All You Need is Love. ¿Crees realmente que todo lo que necesitamos es amor?

R. Creo que es la base de las relaciones humanas: amor, compasión, comprensión. En definitiva, personas dignas. Con amor y con mucho humor se engrasan las relaciones humanas.

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