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Los empleados de Edesa encerrados no pierden la fe en la cooperativa

Trabajadores de Fagor Electrodomésticos durante su encierro en Basauri. /EDN.

EFE

Basauri (Bizkaia) —

Trabajadores de la empresa Edesa de la localidad vizcaína de Basauri, encerrados desde anoche en esta planta, se han mostrado hoy esperanzados por que puedan mantenerse los sectores más rentables de Fagor Electrodomésticos y han asegurado que, como cooperativistas, siguen creyendo en este sistema de trabajo.

Ataviados con camisetas azules contra el cierre y con un lazo verde en la solapa como símbolo de esperanza, los empleados han comenzado a turnarse para permanecer durante 24 horas en esta planta, perteneciente a Fagor Electrodomésticos, y exigir su mantenimiento o, en caso de cierre, que todos los socios de Fagor-Edesa reciban el mismo trato.

Hasta la fecha, 150 de los 200 trabajadores de Edesa de Basauri -a diferencia de sus compañeros de Fagor, que son autónomos, los de Edesa cotizan a la Seguridad Social- se han inscrito ya en la lista habilitada para hacer turnos.

Los empleados ha expresado su confianza en que puedan salvarse las secciones más rentables de la compañía, que son las de fabricación de cocinas, ollas a presión, calentadores y termos.

Otros productos, como los frigoríficos, han dejado de ser asumibles por la competencia que supone la producción en países con menor coste de mano de obra, han admitido.

En declaraciones a EFE, Ana Castiñeira, trabajadora de Fagor de 40 años, ha explicado que ya el plan estratégico de la empresa previsto para 2013 a 2016 contemplaba la necesidad de reubicar personal en otras empresas por el declive de los sectores con menos ventas.

“Pero, con la crisis, no hemos tenido 'cash' (efectivo) para hacerlo”, ha lamentado.

Castiñeira, socia de la empresa desde 2002, ha asegurado que la entrada en preconcurso de acreedores de Fagor ha supuesto un gran mazazo para la plantilla, que confiaba en que tenía el “trabajo asegurado” de por vida.

“Nuestros padres han luchado mucho porque durante muchos años la empresa saliera adelante y pudieran tener trabajo sus hijos”, ha apuntado esta vecina de Basauri, hija de un trabajador jubilado de Edesa.

Catiñeira ha manifestado, sin embargo, que los trabajadores no pierden la esperanza de que podrán continuar en la cooperativa.

“Sigo pensando que van a poder salvar a las empresas que son viables y reubicar a los trabajadores que queden”, ha confesado.

“Nos han dicho que se va a montar una oficina de empleo en la que vamos a estar todos ahí y se va a ir reubicando a gente en las distintas cooperativas del grupo”, ha recalcado.

Alberto Álvarez, empleado de 37 años y padre de dos niñas de cuatro y uno, ha revelado que los salarios de los trabajadores no eran excesivamente altos, como se ha criticado, y ha afirmado que en los últimos ocho años los sueldos nunca subieron, sino que se vieron reducidos en un 20 %.

“En la vida pensé que la empresa iba a cerrar. Ni se me pasó por la cabeza. La gente estaba muy implicada con la cooperativa. Creíamos en la cooperativa. Todavía la gente piensa que el sistema de cooperativa no ha fallado. Han fallado las personas, los gestores, que no han tomado decisiones acertadas”, ha contado.

Pese a la esperanza, los empleados han expresado también su incertidumbre por algunas cuestiones relacionadas con su futuro, como las aportaciones que hicieron a la empresa al hacerse socios.

Patxi Fernández, de 38 años, desembolsó en 2003 un total de 11.700 euros -la cantidad a aportar ha sido distinta cada año-, que ahora no sabe si podrá recuperar, aunque pueda ser reubicado en otra empresa del grupo.

“Yo eso lo doy por perdido. Si la empresa entra en concurso de acreedores, somos los últimos en cobrar. Si nos reubican, no sé si perderemos o no la aportación o si tendremos que hacer una nueva. Hay muchas cosas que, como trabajadores, no sabemos”, ha confesado.

Junto a numerosas pancartas contra el cierre, los empleados han reclamado a las instituciones que eviten un concurso de acreedores que, además de destruir los 2.000 empleos de Fagor y Edesa, acabaría con los de numerosas empresas auxiliares.

“Mucha gente habla de invertir en puestos de trabajo, en crear empleo. Ahora tienen un momento muy bueno para cumplir lo que dicen: hay que invertir en economía real y no en expectativas”, ha pedido Ernesto Pérez.

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