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“El diseño de los espacios públicos es fundamental para prevenir las agresiones sexuales”

Protesta durante las pasadas fiestas de Bilbao contra las agresiones sexistas.

Eduardo Azumendi

La agresión sexual se encuentra entre los delitos que generan una mayor alarma social. Además de las consecuencias tanto físicas como psicológicas que ocasionan en la víctima, una agresión sexual desata el temor y limita la libertad de uso del espacio público para las mujeres. Nerea Martín Fernández, investigadora del Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad del País Vasco (UPV), ha analizado varias sentencias condenatorias firmes por este delito recogidas en las tres Audiencias vascas. De esa forma, ha podido profundizar en la forma de actuar de los agresores y las características de los escenarios del delito cuando se ubican en espacios públicos.

Con los resultados obtenidos en este estudio, la investigadora pretende establecer ciertas pautas de diseño para que los espacios públicos urbanos resulten más seguros. “El diseño de los espacios públicos, entre otros, es un factor fundamental para prevenir las agresiones sexuales”, resalta la autora del trabajo.   

Tras el análisis de los espacios públicos, la investigadora ha diferenciado los dos tipos de escenarios más habituales de las agresiones: por un lado, los espacios con una alta calidad ambiental y una alta presencia vegetal —los más encontrados—, y por otro lado, los espacios con baja calidad ambiental y baja presencia vegetal. “Es llamativo el hecho de que ciertos espacios con presencia vegetal a los cuales la gente se desplaza durante el día para relajarse, a disfrutar,  por la noche se convierten en espacios que de alguna manera generan cierta oportunidad para la comisión de ciertos delitos”.

Falta de visibilidad

Una de las características de dichos espacios es la falta de visibilidad tanto a pie de calle (desde otras calles cercanas al lugar), como de los edificios. “Esto muchas veces está condicionado por la presencia vegetal, ya que si nos encontramos en presencia de árboles muy altos y sin grandes cuidados, esto limitaría la visibilidad desde los edificios. Lo mismo ocurre con la presencia de setos o arbustos con excesiva altura, que habitualmente son utilizados como separadores de espacios, y dificultan la visión a pie de calle. Esto dificulta que terceras personas, incluso cualquier ciudadano pueda observar una agresión potencial y acabar frustrándola. A todo esto hay que añadirle que el sujeto puede utilizar dichos espacios para esconderse antes de cometer el delito” señala Martín.

Para prevenir este tipo de conductas y formular propuestas que contribuyan a mejorar la calidad de vida urbana de las mujeres, Martín cree que en el caso de las llamadas zonas verdes, “la iluminación, el mantenimiento de los parques, árboles y setos es importante”. Cuando se trata de edificios, pasos subterráneos y similares, hay que evitar el diseño de espacios que limitan la visibilidad para un posible control informal. “Hay que mirar específicamente qué puede hacerse mediante el diseño o rediseño urbano para disminuir las oportunidades que generan los propios espacios urbanos para la comisión de este tipo de delitos” recalca.

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