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“En Euskadi, la memoria no tiene tanto que ver con el conocimiento sino con el reconocimiento”

Leyre González Grande

San Sebastián —

Con motivo del Día de la Memoria que tendrá lugar el próximo domingo 10 de noviembre, la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), celebra, durante la jornada de hoy, un encuentro internacional sobre los significados de la memoria en victimizaciones graves.

Vivimos tiempos de cambio político en Euskadi. La construcción de la convivencia se encuentra en estado avanzado, pero mirar al pasado desde el momento actual para decidir sobre qué valores y fundamentos compartidos queremos basar nuestro recuerdo es un hecho no sólo inevitable, sino recomendable.

Distinto del derecho a la verdad es, según explica el Director del Instituto Vasco de Criminología y catedrático de Derecho penal de la UPV/EHU, José Luis de la Cuesta, el derecho a la memoria; “el derecho a la verdad tiene que ver con el recuerdo a las victimas y en el derecho a conocer la verdad de lo que sucedió, y el derecho a la memoria no tiene tanto que ver con el conocimiento sino con el reconocimiento”, afirma el catedrático.

Este reconocimiento, “si es que se trabaja por conseguir un trabajo conjunto”, tiene que servir como “punto de encuentro entre las víctimas y la sociedad”. La memoria no es tanto estudiar lo sucedido sino, “decidir qué es lo que queremos recordad; decidir qué es lo que queremos destacar” asegura De La Cuesta.

Ese reconocimiento se presenta pensando en el futuro, “en construir una convivencia mejor, basada en la libertad y en la ausencia de violencia terrorista”. Ésta, dice de la Cuesta “es una manera de recordar la memoria pero no es la más habitual”, y es que generalmente “la memoria se caracteriza por destacar el acto heroico, la memoria de los ganadores”. En cambio, “hay memorias que en vez de centrarse en la épica, se centran en el sufrimiento”, con lo cual, a la hora de construir una “hay una decisión importante a tomar, y es la perspectiva que queremos adoptar”.

La memoria no es historia, “la historia es una ciencia que se fija en el pasado para tratar de desentrañar por qué las cosas sucedieron” comenta el catedrático; y aunque la memoria “suele componerse de relatos, tampoco necesariamente, la memoria es un relato”, Se trata sencillamente, dice De La Cuesta, “de decidir qué queremos recordar para abordar de manera adecuada un futuro”.

Debe consensuarse desde la complejidad y “no manipular los hechos recordados”, reivindica, “no se trata de imponer verdades oficiales entorno a las cuales puede haber un gran debate o discusión política, se trata de recordar qué es lo queremos que no vuelva a suceder”. Por tanto, la memoria debería centrarse “en el daño producido, en el sufrimiento injusto de las víctimas, integrando el consenso de las distintas tradiciones políticas que estén dispuestas a construirla sobre las bases que no supongan una desvirtuación de los distintos elementos centrales”.

Se debería promover por lo tanto “una memoria histórica que nos enseñe que la violencia es inadmisible. Ha de ser compartida y comprometida y volcada a evitar que en un futuro pueda volver a suceder algo similar”, que evite por tanto “la sensación de impunidad, entendiendo por impunidad la falta de reacción social”, concluye.

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