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Euskadi perdió en marzo 1.768 empresas, las mismas que había ganado en los últimos seis años

Entrada a la factoría de Michelin, en Vitoria

Eduardo Azumendi

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Tal y como se esperaba, marzo de 2020 pasará a la historia empresarial vasca como uno de los peores. Según los registros de la patronal vasca Confebask, ha sido el “peor mes nunca registrado”, con un fuerte descenso del número de empresas y una caída del número de trabajadores autónomos, debido al impacto en la economía de la COVID-19.

El número de empresas vascas inscritas en la Seguridad Social sufrió en marzo una caída sin precedentes, al computarse 57.125 empresas. Es decir, 1.768 menos que en febrero. Respecto a las que había en marzo de 2019, hoy en día hay 2.181 empresas menos. Así, el descenso interanual del número de empresas se sitúa en el 3,7 %. Una caída similar a la de agosto de 2009, uno de los años más duros de la crisis anterior. Esa bajada era la mayor registrada hasta ahora.

Esas 1.768 empresas menos suponen una pérdida equivalente al número de ganado en los últimos seis años. Por sectores, y comparando marzo de 2020 con marzo de 2019 baja el número de empresas en el sector de la construcción (un 4,2 % menos), seguido de servicios (3,9 %) e industria (1,9 % menos con respecto al último año).

En comparación con el resto de España, el comportamiento en Euskadi sale algo mejor parado. La media de todo el Estado apunta una pérdida de empresas en términos interanuales del 7,3 %.

De momento, las actividades empresariales no esenciales ya se han podido poner en marcha en mayor o menor medida. Las plantas de Michelin en Vitoria y Lasarte han reabierto sus instalaciones y reiniciado su actividad a un 25 % aproximadamente, en el caso de la factoría alavesa, mientras que en el de la planta guipuzcoana se espera llegar al 50 % en una semana. La vuelta al trabajo en ambas fábricas, después de dos semanas de paro por la suspensión de la actividad no esencial se ha producido entre importantes medidas de seguridad para evitar posibles contagios.

Las cooperativas de la Corporación Mondragón han hecho una reactivación “muy tímida” de la actividad de sus fábricas, que han cifrado entre un 20 y un 25 %. Mientras, Tubos Reunidos sigue manteniendo una actividad “mínima imprescindible” en sus plantas de Amurrio y Trápaga, en las que está aplicando sendos ERTEs para la totalidad de sus plantillas.

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