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Euskadi garantiza que se pueden ahorrar 170 millones en el presupuesto de Fomento para la llegada del AVE a Vitoria

Ábalos, en Vitoria, con un montaje de cómo será el proyecto de soterramiento del ferrocarril

Iker Rioja Andueza

170 millones de euros es más que el presupuesto total del área de Vivienda de Euskadi y darían para inversiones en Osakidetza durante más de dos años. Para calibrar lo mareante de la cifra, son 28.285 millones de las antiguas pesetas. El Gobierno vasco entiende que las obras del soterramiento del ferrocarril en Vitoria y de conexión con la red de alta velocidad pueden acometerse con un presupuesto de 700 millones de euros exactamente tal y como las ha planteado el Ministerio de Fomento y no por los 870 millones previstos en el estudio informativo del macroproyecto.

El viceconsejero de Transportes, Antonio Aiz, se ha mostrado convencido en Radio Vitoria de que el ahorro de 170 millones de euros es posible sin alterar la esencia del proyecto esbozado por el Gobierno central en su estudio informativo. De hecho, cuando el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, presentó las líneas maestras del gran proyecto urbanístico de la Vitoria del futuro aportó una cifra más aproximada a los 700 millones que a los 872, ya que habló de una inversión próxima a los 725 millones

Fuentes del área de Transportes del Gobierno vasco, que depende del Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras que dirige Arantxa Tapia, explican a este periódico que los técnicos autonómicos han revisado una a una las partidas, unidades de obra y hasta los metros cúbicos presupuestados hasta determinar que los números de Fomento están “sobredimensionados”. Estas fuentes indican que ha sido “un trabajo de bisturí” y que se respetan todas las características del proyecto. “Queremos una explicación”, manifiesta el Ejecutivo vasco sobre el encarecimiento repentino de la factura respecto a los planes originales. Los sobrecostes han sido habituales en esta infraestructura.

A partir de ahí, el Gobierno ha presentado también siete alegaciones técnicas con propuestas para modificar el proyecto, lo que podría encarecerlo de ser aceptadas aunque nunca hasta los 870 millones. La más importante pasa por recuperar la idea de que la estación del AVE de Vitoria sea “un elemento arquitectónico emblemático”. Transportes entiende que Fomento ha presentado una propuesta que queda lejos de la prometida en las simulaciones que trajo Ábalos a Vitoria. Asimismo, cuestiona que sean necesarios 22.000 metros cuadrados para el aparcamiento subterráneo de la terminal, de 400 plazas. Bastaría con 10.000 y los otros 12.000 podrían tener otros usos. 

Debate social en el Este y el Oeste

La fase de alegaciones del soterramiento ha reabierto el debate social en Vitoria sobre este macroproyecto, básicamente porque en los extremos Este y Oeste (Salburua y Zabalgana) critican que el soterramiento no llegue hasta esos barrios y tenga que soportar la afección del tráfico ferroviario. También hay plataformas vecinales en el centro de la ciudad que plantean dudas sobre algunos puntos concretos de un proyecto que, de cristalizar, cambiará para siempre la fisonomía de la capital vasca. 

El Gobierno vasco es consciente de las mayores afecciones de un corredor de alta velocidad en las viviendas pegadas a la vía -Salburua y Zabalgana son barrios nuevos construidos cuando el tren ya existía- y plantea que en las zonas en las que la vía transcurre encajonada en trinchera se pueda plantear un “cubrimiento” en superficie que mitigue ruidos. El modelo que imitar podría ser la entrada a Bilbao por carretera a la altura de San Mamés, con protecciones verticales y horizontales que envuelven los ruidos. Además, se plantean más barreras acústicas y paisajísticas en todo el trazado afectado. “Hay que ser más ingeniosos que poner un muro simple”, indican desde Transportes. 

El gran problema del soterramiento de Vitoria son los plazos. La promesa política era que toda la 'Y vasca' estuviera operativa en 2023. Políticamente, las instituciones vascas no se atreven a dar por superado ese objetivo -“podría estar en servicio a finales de ese año aunque otras obras de la urbanización exterior no estén terminadas”- pero la realidad es que los documentos oficiales de Adif hablan de 2024 o incluso 2025 (así constaba en los presupuestos nonatos de 2019). El Gobierno vasco ha reclamado a Fomento acelerar al máximo los proyectos de acceso tanto a Vitoria como a Bilbao y propone simultanear la redacción del proyecto constructivo a la resolución de las alegaciones, de manera que no se acumulen más meses de espera (hay que contar también con los plazos para la emisión del preceptivo informe de impacto ambiental). Obviamente, la falta de Gobierno en España ralentiza muchas tomas de decisiones.

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