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Euskadi: ¡vete y cuéntalo!

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

'Euskadi: ven y cuéntalo' es el eslogan con el que el Gobierno vasco hizo fortuna hace unos a la hora de vender los atractivos turísticos de la comunidad autónoma. Ahora, en cambio, los jóvenes han transformado ese eslogan por el de 'Euskadi: vete y cuéntalo' ante la falta de perspectivas laborales que les acechan y que les obligan a salir al extranjero en busca de una oportunidad. Eso es lo que piensa el Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK), muy crítico con las inacción de las instituciones.

“¿Por qué ante el alto desempleo juvenil siempre proponen tres 'soluciones mágicas' y no estamos tan seguros de que sean tan 'mágicas' ni de que sean 'soluciones': becas y prácticas + emprendimiento + emigración?”. El Consejo de la Juventud de Euskadi ha desarrollado un proyecto para responder a esta pregunta y, sobre todo, para alertar de la “cara invisible” de la emigración de jóvenes vascos al extranjero. Preocupado por el aumento de emigración juvenil y con los mensajes institucionales animando a los jóvenes a marcharse fuera, el Consejo desarrrolló el proyecto 'SOS Gazte: emigración laboral juvenil'. “Frente a la idea generalizada de que irse al extranjero en busca de empleo es siempre una buena solución frente a la precariedad, la emigración juvenil por motivos laborales tiene una cara invisible que conlleva dificultades y pérdida de derechos”, recalca la presidenta del Consejo, Itsaso Andueza.

El proyecto SOS Gazte ha contado con entrevistas con personas inmigradas, un blog donde se recogen experiencias de quien quiera escribir sobre su marcha o su deseo de no salir, y un encuentro abierto al que asistieron personas que han estado en el extranjero. También se suman las aportaciones de la asociación de jóvenes migrantes Kooperaktiboa. Ahora, el Consejo ha enviado sus análisis y propuestas a los partidos, así como a asociaciones juveniles y otros movimientos sociales.

Otros horizontes, pero precarios

Aunque las cifras que aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) son contradictorias, los últimos datos reflejan que en 2012 más de 17.000 jóvenes entre 18 y 34 años salieron de Euskadi en busca de otros horizontes profesionales. “Da igual”, apunta Andueza, “que entre los que se vauan de Euskadi haya inmigrantes. La falta de oportunidades las sufrimos todos por igual. Una persona que tiene su proyecto de vida en Euskadi, aunque no haya nacido aquí, es como si fuera vasca. El caso es que aumenta el número de jóvenes que se van y disminuye el de que los regresan”.

Las instituciones, según Xabier Lasa, vicepresidente del Consejo, “hacen políticas que ayudan más a los jóvenes a emigrar que a quedarse en Euskadi. Al final, ni los que nos quedamos tenemos facilidades para salir adelante”.

Pero, ¿qué hay detrás de la emigración laboral de la juventud? “Parece que cuando cogemos el avión desaparecemos del mapa”, se lamentan desde el Consejo. “Emigrar al extranjero”, añade la presidenta, “en vez de ser una solución a la precariedad laboral que sufrimos aquí los jóvenes, a menudo solo la prolonga y la traslada de lugar. En muchos casos, los puestos de trabajo en los países de destino son inestables y están mal pagados, a lo que suman problemas para acceder a una vivienda digna. En el peor de los casos hay jóvenes que han ahorrado para poder marcharse y una vez en su destino han agotado sus ahorros por no encontrar la oportunidad que han ido a buscar”.

Además, la marcha puede suponer la pérdida de los derechos en Euskadi, puesto que se cambia el empadronamiento y con ello la posibilidad de acceder a una vivienda, los derechos del paro, el poder de voto en el municipio propio, tarjeta sanitaria.

Por estos motivos, el vicepresidente del Consejo ha solicitado tanto al Gobierno vasco como a las diputaciones que “en lugar de promocionar medidas laborales que perjudican aún más a esta generación, elaboren planes de empleo que impulsen trabajos dignos para la juventud”. Por otro lado, ha considerado imprescindible que se ofrezca “información real” sobre este fenómeno de emigración “frente a los mensajes engañosos que invitan a los jóvenes a irse fuera como solución mágica y feliz a los serios problemas laborales” que hay en Euskadi. El Consejo también pide a la Administración que facilite la homologación de estudios y la regulación de trámites, que adopte medidas para evitar que quienes se marchen no pierdan derechos en Euskadi y ofrezca oportunidades de retorno a las personas que emigran al extranjero.

Frente a los beneficios que puede conllevar una estancia en el extranjero describen las difíciles situaciones con las que se encuentran algunos jóvenes que se aventuran a probar la experiencia. Para desmitificar le fenómeno enumeran una serie de contratiempos. “No sólo es aprender un idioma y mejorar nuestro currículum. También nos topamos con situaciones que no preveíamos. No siempre irnos al extranjero no nos libra de la precariedad, a veces, volvemos más pobres de lo que hemos ido. Puede suceder que no encontremos la oportunidad que hemos ido a buscar, por lo que volvemos sin ahorros; o puede suceder también que el sueldo no nos de para vivir de forma digna. Y es que irse al extranjero no nos sale gratis. Además, el marcharnos supone la pérdida de nuestros derechos aquí, puesto que cambiamos nuestro empadronamiento y con ello la posibilidad de una percibir vivienda, el paro, el poder de voto en nuestro municipio, etc. No siempre te aporta una experiencia personal inolvidable y no es cierto que para los jóvenes sea fácil emigrar. A pesar de que la mayoría no tenemos hijos, la mayoría tenemos fuertes vínculos: económicos (hipoteca…), familiares (abuelos, sobrinos, pareja…), compromisos sociales (participación en asociaciones), cuadrilla (cada vez más desestructuradas). Irse al extranjero requiere un importante esfuerzo persona” relatan Itsaso Estarrona y Amaia Elorza en sus aportaciones al análisis de Gaindegia.

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