Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Una denuncia de la extrema derecha lleva al límite al Gobierno de Sánchez
Crónica - El día que Sánchez se declaró humano. Por Esther Palomera
Opinión - El presidente Sánchez no puede ceder

“Hay tal impunidad en Euskadi que el PNV podría permitirse tirar abajo el Guggenheim”

Eduardo Maura,dirigente de Podemos Euskadi, posa junto al museo Guggenheim

Aitor Guenaga

El secretario Político de Podemos en Euskadi y diputado en el Congreso en Madrid, Eduardo Maura (Valladolid, 1981), entra a 'la morada', la sede de su formación política en Bilbao, con su eterno pitillo de tabaco de liar en la mano. Es viernes por la tarde y la tranquilidad que se respira dentro -apenas si hay un par de personas- dista mucho de ser la foto fija en la que vive el partido tras la enésima crisis en sus tres años de existencia. Esta semana, por sorpresa y fuera del 'timing' que el propio Maura había propuesto -sin éxito- a la organización, la líder del partido Nagua Alba, respaldada por el Consejo Ciudadano y cuando apenas lleva dos años de liderazgo, ha abierto un proceso de primarias al que no se va a presentar. Y todo tras llegar al puesto después de una sonada dimisión del anterior secretario general, Roberto Uriarte, y con un Podemos partido por la mitad.

Maura cree que la situación ahora ha cambiado completamente. Destaca la generosidad y la valía de Nagua Alba al dar ese paso. Y su capacidad para anticiparse a los acontecimientos, aunque aclara que este movimiento no busca “una guerra relámpago” para “lanzar un hachazo definitivo y demoledor a los críticos” del partido. Más allá de la crisis interna, sobre el debate del derecho a decidir y el futuro estatus de Euskadi y su autogobierno, dice que “el sujeto político que es el pueblo vasco tiene que estar reconocido y la articulación de la plurinacionalidad en términos federalizantes va en ese sentido”. Pero deja claro también que se trata de definir la soberanía, “y la soberanía es compartida, como es toda soberanía en el siglo XXI”. En todo caso, avisa a los que quieren desbordar la legalidad, que “el texto que salga del Parlamento vasco tiene que ser legal”. No podemos 'catalanizar', en el peor sentido de la palabra, el debate político vasco“ resume.

Podemos en Euskadi combina ser una organización con muy buenos resultados con la realidad de no ser capaz de sacudirse el fantasma de la crisis perpetua: en tres años, tres proceso de primarias, dos de ellos por dimisión de sus líderes Roberto Uriarte y, ahora, Nagua Alba.

Desde un punto de vista tradicional, la imagen de Podemos aquí es la de un partido con menos estabilidad que cualquier otro. Y podría parecer que eso es el resultado de una construcción deficiente. No es el caso. Ha sido difícil construir Podemos en Euskadi. La militancia en una organización en el siglo XXI es más plural, diversa y menos ordenada, pero también más efervescente. Y hay que instalarse en una situación política como la vasca, que ahora está estancada. Pero nuestra organización ha sabido dar respuesta a los problemas de la gente y hacer política fuera y dentro de las instituciones. Nosotros agradecemos mucho el nuevo documento organizativo salido de Vista Alegre II, algo que nos ha permitido convocar estas primarias y el tipo de Asamblea política que vamos a hacer.

Vista Alegre II se celebró en febrero pasado, justo cuando los críticos les exigían un cambio y les dijeron que no era el momento. Estamos en septiembre. Y da la sensación de que todo se ha precipitado, que no es el 'timing' previsto por esta dirección.

Por supuesto que es el 'timing' de la organización, porque es una convocatoria hecha desde la Secretaría General y desde el Consejo Autonómico. Obviamente, el mandato era más largo, pero no necesariamente durar más significa ser más estable, a veces se sigue por pura inercia. Aquí hay una decisión política dentro de la organización. Ahora sí estamos en un momento interno en el que es posible tener un debate político sano, mucho mejor que hace dos años, cuando había una serie de heridas y problemas que había que resolver primero, y dinámicas de trabajo en positivo.

Ya pero es que Nagua Alba convoca ahora primarias para final de año cuando su mandato finalizaba en marzo de 2019.

Ella considera que hay capacidad en la organización para dar continuidad al trabajo realizado en este año y medio y ella ya no se siente imprescindible. Esta es una reflexión que se hace pocas veces en política. Y, en segundo lugar, no solo hay continuidad, sino que hay una coyuntura interna que favorece que la Asamblea Ciudadana se vaya a realizar en los mejores términos posible.

Cuando se refiere a esa nueva coyuntura está hablando del principio de acuerdo que tiene la actual dirección con el sector que representa Juan Luis Uría y el manifiesto de los más de 170 militantes que habían exigido precisamente ya la celebración de una asamblea para abrir una “discusión abierta y veraz”.el manifiesto de los más de 170 militantes

No me refiero a personas concretas. Pero hay una clara mayoría en la organización que tiene ganas de tener un debate en serio y de tener una Asamblea Ciudadana ordenada para hacer de Podemos Euskadi una herramienta mejor.

¿Y eso no existía después de Vista Alegre II, cuando los críticos quieren forzar primarias y cambios en la organización? 

Empezaba a haber elementos pero aún faltaba mucho trabajo por hacer internamente. Ahora se trabaja bien en el Parlamento vasco y en otras instituciones. Y esa disposición se ha incrementado en los últimos tiempos. Y también a tener esos debates y discrepar incluso, pero de manera ordenada y reglamentaria. Ahora tenemos una organización mucho más habitable y en la que se trabaja mucho mejor. Eso no significa que estemos de acuerdo en todo.

Hasta Pablo Iglesias se quedó sorprendido con la decisión de Nagua Alba.

Es una decisión que ha sorprendido a Iglesias pero porque no es habitual. Yo le entiendo a Iglesias en su asombro, pero no es habitual que una persona joven diga: “oye, yo no soy imprescindible ya, creo que el trabajo que hago hoy lo van a hacer igual o incluso mejor otras personas, personas que además han crecido y trabajado conmigo y que no todas vienen del mismo espacio político dentro de la organización”. Y lo ha hecho sin presiones.

¿Tal vez por eso en el artículo que publicaba en este mismo periódico, Alba apuntaba que “querrán adivinar una enrevesada trama de poderes y presiones” en su decisión?en el artículo que publicaba en este mismo periódico, Alba apuntaba

Claro. Es que lo ha hecho libremente. Es digno de elogio, siendo ademas Nagua una persona fuerte, cuyo liderazgo es más fuerte que nunca. Abrir el debate ahí y además retirarse es un síntoma de fortaleza. Y considera que convocarlo ahora era mejor que hacerlo en marzo de 2018, que era inicialmente cuando se preveía.

A eso precisamente me refería cuando le decía que no era el 'timing' previsto.

Yo propuse, dado que las municipales y forales son en mayo de 2019 y nosotros como partido necesitamos 15 meses para prepararlas, convocar las primarias en marzo de 2018. Y la respuesta de Nagua es: “me parece mal convocarlas en esa fecha porque hay muchos factores que hacen que esa fecha sea potencialmente tardía”. Si una dirección es elegida en junio, se encuentra con que julio se trabaja, pero agosto no y ciertos trabajos no se pueden iniciar hasta septiembre, con el riesgo de que se te eche encima el otoño y el invierno. Y luego hay una serie de ciclos municipales en clave organizativa previstos para 2018 que podrían solaparse con el debate autonómico, con el riesgo de que se mezclaran y hubiera las consiguientes tensiones y eso seria pernicioso para la organización, contando además que se le pondría más difícil a la dirección que salga. Pues si esto le pone más fácil todo a la nueva dirección y que las modificaciones que haya que hacer en el ámbito municipal se hagan mejor en 2018, como me hace ver Nagua, son factores que yo había minusvalorado a la hora de convocar en marzo de 2018, como era mi idea inicial. 

Los más de 170 militantes que exigían primarias planteaban también que la Asamblea Ciudadana fuera diseñada por un “equipo lo más plural posible”. ¿Cómo lo van a hacer?

Pues dando los pasos más consensuados posibles tanto para la Asamblea política como para la Ciudadana, contar con más personas, ideas y opciones.

Ya todos se conocen en Podemos, a qué corriente se adscribe cada cual -anticapis, 'kaliangoras-pablistas', etc-, qué es lo que defendió en el pasado y qué propugna ahora... ¿Será posible integrarlos en ese proceso?

Hay dos maneras de integrar: organicemos esto en común y ahí habrá gente, con sensibilidades internas distintas, que quieran participar y otras que no podrán o no querrán. En suma, abrir la organización, algo que aparecía en ese manifiesto al que hacías mención. Y que ese equipo técnico cuente con la mayor cantidad de ideas posible a la hora de dar cauces de participación. Yo por ejemplo no voy a participar en el equipo técnico, participaré en la asamblea como militante y miembro de la dirección que soy. Y me gustaría una asamblea con más oportunidades de participación que otras que he visto en mi partido, donde se escuche más, haya más voces y se genere igualdad de oportunidades ante el uso de la palabra.

Los críticos no han dicho prácticamente nada hasta ahora. ¿Les ha cogido fuera de juego esta decisión por sorpresa de Nagua Alba?

Seguramente es tan poco habitual que alguien haga lo que ha hecho Nagua que les ha podido coger por sorpresa. Pero, francamente, no se trataba de coger por sorpresa y desprevenida a nadie, en el sentido de hacer una guerra relámpago y de lanzar un hachazo definitivo y demoledor frente a esos sectores críticos. Era la decisión correcta en el momento más oportuno para tomarla. No sé que pensarán los críticos la verdad. Desde luego, se les va a ofrecer participar en los equipos técnicos.

Lo planteo más por los datos de las últimas primarias y el equilibrio de fuerzas de hace año y medio: Alba resultó ganadora con un 36%, Pilar Garrido (Kaliangora-pablistas) con un 32% y los anticapitalistas con un 24%. Los dos sectores críticos suman más que la dirección actual.

Es un capital político importante, si duda. Pero es verdad que las asambleas no se dejan comparar entre sí porque han pasado muchas cosas entre medias en estos dos años. Y eso hace que los equilibrios internos hayan cambiado radicalmente. La organización ha cambiado.

Algunos de la actual dirección cifran la nueva mayoría en la que descansa el nuevo proceso de primarias en dos tercios.

Pero mira, no es tanto la importancia de los números. Lo relevante es que las personas que han trabajado en Podemos y con esta dirección en los últimos dos años han ido encontrando espacios productivos. Quien ha querido trabajar ha encontrado los espacios y las oportunidades, a nadie se le ha negado la oportunidad de trabajar por motivos de discrepancia interna. Y personas que igual eran escépticas con esta dirección hace años y después optaron por trabajar con ella, han ido teniendo una opinión cada vez mejor de esta dirección. Lo cual no les convierte en personas ni dóciles, ni sumisas, sino personas que han querido trabajar. Aquí no se ha pasado factura a nadie que quisiera trabajar dentro de la organización en favor de este proyecto.

Dejemos la crisis y la política interna y hablemos de lo que va a proponer Podemos para este curso político. Las encuestas revelan un cierto agotamiento de su formación. La bandera morada ya no chuta tanto hacia arriba como pasó hasta las pasadas elecciones autonómicas.

Creo que la política vasca está particularmente bajo el influjo de las decisiones tomadas por el PNV en los últimos seis meses. La política vasca está tan congelada que hace que parezca que nada pueda suceder, que el campo de lo posible se ha limitado enormemente. El acuerdo con el PSE es un pacto de Gobierno estable que, además de estabilidad, ha conseguido que su socio minoritario sea prácticamente invisible, lo cual es doblemente bueno para el PNV. Pero luego el acuerdo presupuestario bipolar del PNV en Madrid y Vitoria genera un cierre por arriba muy considerable. Cuando uno trabaja como tercera fuerza en un escenario que parece cerrado por arriba, la sensación que da es que el techo bajara y bajara sobre nuestras cabezas y las posibilidades de saltar por encima fueran menores.

Que sea imposible que las fuerzas de la oposición -y ahí incluyo al PSE, que también busca históricamente plantarle cara al PNV- progresistas -aquí al PP lo dejo fuera- que ya suman más escaños que el PNV ciertamente no son capaces de conformar una alternativa y construir algo verdaderamente sólido para que el PNV no gobierne en la siguiente legislatura. Es una magnífica estrategia del PNV, con anticipación incluso a la posible crisis de legitimidad de su manera de gobernar. El PNV se mueve muy bien en la delgada línea roja de la legitimidad de lo que hace. Es capaz de hacer una cosa y la contraria y ambas son legítimas y de sentido común, con el nada desdeñable apoyo de la prensa, la opinión pública, poderes económicos etc. Es una sensación de impunidad total en la que el PNV se ve a sí mismo como un partido que puede hacer cualquier cosa: puedo permitirme tirar abajo el Guggenheim si me apetece, después de haber apostado por él y meter millones en él. Pero la realidad es que la calidad de vida en Euskadi ha sufrido mella.

Pues en la 'rentrèe' política del lehendakari de esta semana su discurso más bien ha sido el contrario

Ningún político que no fuera del PNV sacaría pecho en el arranque del curso político en un verano negro para la industria vasca, que es la cuarta parte del empleo de este país. 

Perdone, la ministra popular Fátima Báñez tampoco se ha quedado a la zaga con su interpretación de la situación del mercado laboral en España...

Sí, claro, pero termino. Por no mencionar que hay comarcas enteras afectadas, no solo las empresas que están en boca de todos, en Gipuzkoa, o toda la margen izquierda. Pero esta dinámica de cierre por arriba y de congelación de la política vasca acaba haciendo incurrir al lehendakari en afirmaciones que, a cierta parte de gente que teme por su puesto de trabajo -y no es poca gente en Euskadi-, le puede resultar insultante, incluido votantes suyos. La inseguridad y la falta de oportunidades para los jóvenes sigue existiendo en el País Vasco. Hoy, quedarse en paro con 45 años es un drama.

Pues a la oposición en general y a las fuerzas de izquierdas en particular no se les ve con capacidad de cambiar esa realidad.

Ahí está el tema, esto lo ha conseguido el PNV, pero también está el demérito de las fuerzas progresistas. No hemos encontrado la manera de darle una alternativa a la gente que ya nos vota y a los que no nos votan darles la sensación de que algo podría ocurrir en Euskadi en el horizonte de 2020.

¿De la mano de quién? porque el acuerdo de los socialistas con el PNV tiene visos de ser duradero, de luces largas. Aunque Idoia Mendia en su último post hace un claro llamamiento a ustedes y a EH Bildu para ampliar y defender el “sistema de protección social” vasco.

Es una labor de cara a 2020, 2024, que sepamos mostrarle a la gente que somos capaces de hacer otras políticas y, además, que son viables. Y que no hace falta que caiga un meteorito sobre Euskadi para acabar con la hegemonía del PNV en el País Vasco, esto se puede hacer ya: el Parlamento vasco es el que más votos de izquierda suma a nivel estatal y es uno de los que menos de izquierda parece. 38 parlamentarios y no se nota nada. Eso es demérito nuestro. Quien tiene la responsabilidad mayor para avanzar hacia una alternativa progresista es Elkarrekin Podemos, tanto por energía, por cuándo ha nacido, como por la capacidad de atar voluntades e hilar un tejido que históricamente ha estado muy separado. Y para eso Podemos y sus confluencia en Euskadi deben tener más fuerza que ahora que le permita liderar esa alternativa.

Hombre son tercera fuerza, el líder de la oposición en la Cámara vasca es EH Bildu. La pugna en las pasadas autonómicas la ganó la izquierda soberanista.

Sin duda. Pero no está en condiciones de liderar esa alternativa porque su objetivo político sigue siendo la 'catalanización' de Euskadi: que el debate aquí se dé en las mismas claves que las del 'procés' adaptadas a la idiosincrasia vasca. Yo no apuesto por esa hipótesis. Yo no veo esa capacidad rupturista que ellos le atribuyen. El 'procés' es un dispositivo conservador y además está reforzando argumentos de una parte y otra, genera identificación con lo que uno ya es.  Y eso se ha visto también con el debate de la señeras y las esteladas en la manifestación contra el atentado terrorista en Cataluña. Y el debate territorial que estamos teniendo en el Estado es pobre.

Más que debate, lo que hay es un horizonte de choque de trenes.

Lo que hay es un montón de gente que dice ser defensor de la unidad y lo que uno que habla es de la desunión que provocan los unos, y otros que están jugando la baza de toda la vida de tensión con Madrid. Tensión más o menos de desconexión, pero en términos clásicos.

Pero volvamos a quién puede o debe liderar ese polo progresista en Euskadi y qué papel debe jugar ahí también un PSE-EE, que ahora va de la mano del PNV.

Decía  que EH Bildu, aunque dispone de más votos y de más proyección y años de experiencia que nosotros, no está en condiciones de liderar esa alternativa porque tiene una hipótesis política demasiado catalanista para poder liderar una alternativa progresista. Y, al mismo tiempo, está el PSE, que ahora parece haber lanzado un pequeño salvavidas social, por llamarlo de alguna manera, al resto de fuerzas como diciendo que está en el Gobierno vasco, pero que seguimos siendo gente progresista que ha gobernado muchos municipios e incluso en Vitoria. El PSE tiene que cambiar de hipótesis política; yo entiendo los motivos de supervivencia incluso material por los cuales han pactado con el PNV, es una decisión económica, y entiendo que también es una decisión que forma parte de una inercia, que se resumiría en que la ciudadanía vasca no está aún preparada para algo que no conozca. Y lo que conoce es que el PSE gobierna con el PNV y dota al Ejecutivo de estabilidad.

¿En qué sentido se tiene que dar ese cambio?

De que sea posible y concebible apoyar un Gobierno en el que no esté el PNV. Lo cual no implica necesariamente una coalición a tres.

¿No cree que la apuesta del PSE-EE va mas allá de esta legislatura?

Lo que digo es que debe cambiar de hipótesis política. No creo que el PSE acepte un presupuesto ridículo porque se sienta perdedor o arroje la toalla. Simplemente es una decisión conservadora en un contexto en el que a medio plazo es lo que les iba a hacer sobrevivir. Y además creen que Elkarrekin Podemos va a bajar y pueden recuperar la tercera posición. Pero Podemos ha llegado para quedarse en Euskadi y lo deben asumir. Y deben aceptar también que participar junto al PNV en el Gobierno no es positivo para amplios sectores que son una preocupación genuina para los socialistas. Y plantearse otra opción que, insisto, no pasa por una coalición. No se gobierna para sobrevivir, se gobierna para gobernar.

¿Y en qué claves, porque para gobernar hacen falta mayorías aritméticas suficientes?

Igual hay que asumir que en las coaliciones de futuro ninguna de esas tres fuerzas es imprescindible como fuerza de gobierno, pero sí es imprescindible como apoyo desde fuera. Es un panorama complejo que, hasta 2020, no se va a abrir de manera clara y tenemos tiempo para pensar y mejorar. A corto plazo, para empezar podemos tener mejores relaciones políticas.

¿Qué relación les gustaría tener con Idoia Mendia y con el PSE-EE?

A mí, muy buena, y desgraciadamente, a nivel de dirección política, no la tenemos. No hablo del Parlamento porque no estoy allí. Tengo muy buena relación con gente del PSOE en el Congreso. Sería bueno para Euskadi que esa relación fuera fluida, no digo de enamoramiento, pero sí buena. Creo que el PSE es un partido importante para Euskadi, por su tradición y por lo que tiene. Y con EH Bildu, ver si su apuesta por el 'procés' a la vasca es absoluta o relativa. Si es absoluta no hay mucho margen para llegar a ningún acuerdo.

Etiquetas
stats