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La incineradora de Bilbao, diez años de actividad cuestionada por ecologistas y partidos políticos

Imagen de la incineradora de Zabalgarbi, ubicada en Bilbao.

Natalia González de Uriarte

Para Ekologistak Martxan, EH Bildu y Equo no hay nada que celebrar y mucha “información y aclaraciones sobre su funcionamiento” pendientes de recibir en el décimo aniversario de la puesta en marcha de la incineradora de Bilbao.

Mientras las instituciones acuden a la llamada de la instalación Zabalgarbi para conmemorar sus diez años de funcionamiento, estas organizaciones -que han cuestionado en varias ocasiones la actividad de la incineradora desde su nacimiento- reiteran su rechazo hacia la planta. Dirigen sus críticas hacia el “gran” impacto ambiental que provoca, a su juicio, la instalación. De hecho, según datos oficiales, Zabalgarbi es la quinta instalación en emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera en Euskadi después de la refinería de Petronor, la central de ciclo combinado de Bahía de Bizkaia, la depuradora de Galindo y la cementera donostirra de Rezola.

Ekologistak Martxan, EH Bildu y Equo recelan además de su viabilidad económica. En este sentido EH Bildu se ha mostrado muy dura haca la gestión de Zabalgarbi. Afirman que económicamente “es un gran fraude” porque “el coste de incineración es demasiado alto. Por cada tonelada hay que pagar 150 euros”. Por su parte Equo afirma también que por cada 3 toneladas de basura quemadas se produce una tonelada de escorias que deben enviarse a un vertedero. “Además la planta se ha visto obligada en los últimos años a duplicar el precio que cobra por tonelada para poder cuadrar las cuentas, lo que se hace a costa de los presupuestos de Garbiker y, por consiguiente, de toda la ciudadanía vizcaína”, sostiene la coordinadora de Equo en Bizkaia, Nerea Briones.

Peticiones de información sin respuesta

Desde la agrupación Ekologistak Martxan ponen en duda además las primas de Régimen Especial de las que se ha beneficiado desde su inicio la instalación. ¿Por qué? Porque se otorgan cuando la energía generada proviene de renovables, de cogeneración y de lo obtenido a partir de residuos. La planta vízcaina es a priori merecedora de estos incentivos pero cuestionan que lo sea de todo lo recibido ya que la electricidad generada por la planta no proviene exclusivamente de las fuentes señaladas. “Han estado percibiendo por una electricidad que en un 70% provenía del gas natural –y en 2006 seguramente sin aportación de los residuos incinerados, pues la turbina de vapor estaba averiada– y con una eficiencia menor, de más de 10 puntos porcentuales, a la de otros ciclos combinados del entorno”. Censuran además que con el cambio regulativo del sector, “mientras el resto han perdido el acceso a estas primas, por el famoso déficit de tarifa, la incineradora no solo las sigue recibiendo sino que han mejorado sus condiciones”, asegura Gorka Bueno, de Ekologistak Martxan.

Solo en el año 2012 podrían haber superado los 17 millones de euros en primas, según estimaciones de Ekologistak Martxan. Del resto de los años se desconoce la cantidad recibida ya que, pese a las peticiones de información reclamadas a Zabalgarbi, no han obtenido respuesta. “Es una empresa semipublica, toda esta información debería ser accesible”, reprocha Bueno. La Diputación Foral de Bizkaia es accionista en un 30% de Zabalgarbi y el Gobierno Vasco ha sido promotor y accionista a través del EVE.

“Largos periodos sin generación eléctrica”

El funcionamiento de la incineradora, la única en Euskadi, también queda en entredicho. La valoración energética de los residuos incinerados en Zabalgarbi se realiza a través de un ciclo combinado a gas natural integrado al horno de incineración, y dicha valoración requiere del funcionamiento del ciclo de generación eléctrica que aprovecha el calor de los residuos. Según el informe de los ecologistas, el análisis de diversas fuentes de datos demostraría que la planta ha estado incinerando residuos durante largos periodos de tiempo sin generación eléctrica y que, por tanto, los residuos incinerados en esos periodos no pueden ser considerados como valorizados energéticamente. EH Bildu coincide en el diagnóstico: “en realidad la planta no crea casi electricidad. Concretamente en 2013 no produjo electricidad durante 132 días. Por esa razón lo incinerado durante esos días no se debe computar en la valoración energética y la Diputación de Bizkaia debería computar lo quemado durante esos días como resto”, aseguran.

También se muestran preocupados por las escorias generadas, casi 45.000 toneladas al año. “No son recicladas sino que acaban en un vertedero de residuos no peligrosos”. A este respecto, Ekologistak Martxan pone en duda que esas escorias tengan acreditada la condición de residuo no peligroso y cree que deberían ser gestionadas como tal.

Bilbao, a la cola de la recogida selectiva de residuos

Debido a la gestión desarrollada durante esta década el colectivo ecologista considera que se han perdido diez años para la puesta en marcha de otros sistemas de gestión y tratamiento de residuos “más respetuosos con el medio ambiente, la salud y la normativa medioambiental europea”. Y en parte culpan de los “insuficientes” porcentajes de reciclado de residuos sólidos urbanos, que apenas alcanzan el 40% -según las cifras manejadas por el colectivo- cuando la Unión Europea exige para 2020 porcentajes del 50% y del 70% recpara 2030, a la marcada apuesta institucional por la incineradora y a la falta de oportunidades hacia otras alternativas. “Bilbao está a la cola en recogida selectiva entre las capitales vascas”, remarcan.

EH Bildu asegura que Zabalgarbi es un “obstáculo” para una política de residuos eficiente y Equo se manifiesta en la misma línea.  “La existencia de Zabalgarbi dificulta poner en marcha cualquier política seria de reciclaje, puesto que las administraciones ya tienen un coladero al que llevar la basura sin necesidad de separarla, como se pudo comprobar en Bilbao durante la Aste Nagusia. No recuperar la riqueza que contienen los residuos convierte a Bizkaia en un territorio más pobre y menos sostenible a medio plazo”, explica Briones. La coordinadora de Equo Bizkaia considera que la situación generada  durante la última década evidencia “el fracaso de la política de residuos del PNV, que en su día apostó por construir dos plantas incineradoras en Bizkaia y otra en Gipuzkoa, algo que ya se ha demostrado inviable, tanto por su enorme coste económico como por las emisiones de CO2 asociadas a estas plantas”.

Desde Ekologistak Martxan emplazan a los partidos políticos con representación en las Juntas Generales y en el Parlamento vasco a implicarse para acabar con el “oscurantismo” que rodea la gestión de única incineradora de Euskadi tras diez años de vida marcada por la polémica. 

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