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Sin médicos en un centro de salud de Vitoria: o a Urgencias o a esperar una semana

Pasillos vacíos del centro de salud del Casco Viejo de Vitoria

Iker Rioja Andueza

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Herminia (nombre ficticio) cuenta 87 años, no es autónoma -tiene reconocida una dependencia de tercer grado- y se ha levantado con un problema en el ojo que requiere medicación. Su sobrino ha llamado a primera hora a su centro de salud, el del Casco Viejo de Vitoria, y una operadora le ha respondido que no hay médicos que puedan atenderla, ni en consulta ni a domicilio. Para su sorpresa, le han ofrecido dos alternativas: o espera seis días para conseguir la receta o acude a Urgencias o, si es por la tarde, al Punto de Atención Continuada (PAC) para casos menos graves pero que está ubicado muy lejos de su domicilio. Se trata de una “orden de arriba” que están obligadas a trasladar a los usuarios en la comunidad autónoma campeona en gasto por habitante y año en Sanidad, 1.700 euros por 1.400 de media en España.

A las 12.30 de este miércoles, en este ambulatorio que en la dictadura fue comisaría de Policía, el bullicio habitual de un día laborable había dejado paso a pasillos vacíos y consultas oscuras. Sólo con comprobar el planillo de turnos de trabajo bastaba para saber que, en efecto, faltaban muchos facultativos. En el centro trabajan 12 médicos de cabecera y dos pediatras. De los primeros, siete están de baja y no han sido sustituidos. Algunos llevan muchos días sin poder trabajar. De hecho, en una de las consultas hay un cartel fechado a 5 de septiembre, hace dos semanas, que alerta de la situación. ¿El resultado? En el turno de mañana sólo tres profesionales pasan consulta y, por la tarde, quedan dos operativos.

Fuentes del centro de salud indican que la acumulación de bajas no es algo nuevo, más teniendo en cuenta que se acaba de terminar un período vacacional. Tampoco es novedoso que no se hagan sustituciones aunque las ausencias sean duraderas. Pero asumen que en estos días la situación es crítica. Los pocos médicos de servicio están colapsados, absorbiendo los asuntos más urgentes de otros más su carga de trabajo diaria. Y las nuevas citas se conceden a seis, siete y hasta nueve días vista. Los administrativos invitan a los usuarios a que se quejen y no sólo verbalmente, sino por escrito. Al fin y al cabo, les resulta contraproducente enviar gente a Urgencias cuando siempre se ha pedido evitar colapsar el servicio de emergencias para que pueda hacerse cargo de los asuntos más graves.

El sobrino de Herminia -que ha podido solucionar el problema de salud por la confianza con el farmacéutico del barrio- ya ha enviado un escrito a Osakidetza. “Les exijo como ciudadano que lo resuelvan lo antes posible [...]. Es vergonzante. Sólo están atendiendo tres personas a un ratio de 18.000”, explica en su denuncia, recordando que este ambulatorio sirve a los barrios de Casco Viejo y Coronación, que además están muy envejecidos y que, por lo tanto, según los últimos planes del Gobierno vasco, deberían verse incluso reforzados en sus servicios públicos. “Yo cuando suelo llamar, lo normal es que se me atienda en el día. Siempre que llamas a primera hora, los médicos te contactan y si ven que es necesario están ese mismo día en casa”, se queja esta familia.

El sindicato LAB entiende que la política de no hacer sustituciones trae “consecuencias” y considera intolerable que un centro opere con solamente el 38% de su personal. “Recordemos el perfil vulnerable de la población del Casco Viejo dado el nivel de envejecimiento del barrio, lo que hace si cabe más lesiva esta situación insostenible”, abundan fuentes de esta central. El sindicato considera contradictorio, además, que se deriven pacientes a otros servicios, lo que genera retrasos y colapsos en ellos. “Es un parche”, alertan. Inciden, además, que los PAC que se ofrecen como solución también han sufrido recortes: “El de San Martín está cerrado desde el inicio del verano”.

Se da la circunstancia de que, en febrero, el entonces consejero de Salud Jon Darpón -dimitió en marzo por la investigación del fraude en las oposiciones de 2018- presentó una batería de 35 medidas para mejorar la Atención Primaria de la Sanidad pública. La más importante era el refuerzo de personal (40 médicos y 46 enfermeros) para paliar el colapso en aquellos centros de salud con mayor ratio de pacientes potenciales por profesional y porcentaje superior del 15% de mayores de 75 años. La mitad de las plazas nuevas en los ambulatorios deberían estar cubiertas antes del verano y la operación tendría un coste de 4,6 millones, según se dijo. Además, esta misma semana la nueva consejera, Nekane Murga, ha anunciado la convocatoria de una OPE con 215 plazas de Primaria. En primavera, la plataforma Lehen Arreta Arnasberritzen impulsó movilizaciones para reivindicar mejoras en el Servicio Vasco de Salud.

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