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Los dos nacionalismos vascos confrontan su modelo soberanista en el Aberri Eguna

Aberri Eguna del PNV en 2016

Iker Rioja Andueza

Euskadi celebra este domingo de Resurrección su Aberri Eguna o día de la patria vasca, que no es el día oficial de la comunidad autónoma a diferencia de la Diada catalana. Sin actos institucionales, un año más la jornada vendrá marcada por los dos grandes eventos políticos, el clásico del PNV en Bilbao y el de la izquierda abertzale, que este año ha elegido Gernika en puertas del octogésimo aniversario del bombardeo durante la Guerra Civil. Con permiso de Podemos –que por segundo año defenderá un modelo alternativo de patria social-, el Aberri Eguna de 2017 volverá a confrontar los dos modelos del nacionalismo vasco en el proceso abierto de actualización del “estatus político” de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa dentro de España.

Euskadi, mientras Escocia rechazaba su independencia en referéndum y Cataluña mantiene el pulso con el Estado, mantiene activa una ponencia de autogobierno que cocina a fuego lento (muy lento) una reforma del Estatuto desde que Iñigo Urkullu llegó al palacio de Ajuria Enea en 2012. La apuesta por la legalidad y las distancias con Cataluña –en el PNV tienen muy presentes que el independentismo se ha comido a sus socios de CDC y Unió hasta hacerlos desaparecer- se han acentuado ahora que Urkullu ha incorporado a su Ejecutivo a tres consejeros del PSE-EE.

Un año más, el PNV no renunciará en el Aberri Eguna a un discurso soberanista, casi independentista, y defenderá un “Estado vasco”. Reivindicará también una Euskadi (que no Euskal Herria) que sume a Navarra y a Iparralde, que en 2017 ha estrenado una primera institución común dentro de la centralista Francia. Sin embargo, el propio manifiesto apela al pragmatismo, a buscar un nuevo encaje acordado con el Estado. “Sin renunciar a nada pero aplicando a las circunstancias de cada momento los principios de realidad y responsabilidad política”, apunta el PNV.

En su manifiesto del Aberri Eguna de 2017, la formación que preside Andoni Ortuzar ha introducido el concepto de “estructuras de Estado”. Reivindica lo ya conseguido, singularmente la Sanidad, Educación y Hacienda vascas, y plantea seguir impulsándolas (emplea el verbo ‘crear’). En este sentido, el Gobierno vasco tiene como “prioridad” en su programa la transferencia de la Seguridad Social (nunca cedida a las comunidades autónomas) y de Prisiones (sólo Cataluña tiene esa competencia). Se da la circunstancia de que si el Gobierno del PP aceptase esas cesiones -ya previstas en el Estatuto de 1979-, ambas materias quedarían en manos de la consejera socialista María Jesús San José, titular de Trabajo y Justicia.

La izquierda independentista, sin embargo, reclama velocidad para el proceso y esta misma semana ha continuado con sus ataques al PNV por haber consumado su pacto presupuestario con el PP después de haber sellado un Gobierno de coalición con el PSE-EE. “Algunos compañeros europeos están desarrollando su camino hacia la independencia. En Euskal Herria también tenemos las condiciones dadas para poner en marcha un proceso soberanista. La inmensa mayoría está a favor del derecho a decidir y el independentismo crece según las encuestas”, opina Sortu, principal partido de la coalición EH Bildu, de la que también forman parte EA, Aralar y Alternatiba (escisión de IU).

En la misma línea, EA sostiene que “ya hay espacios” para el trabajo “común” en pro del Estado vasco en las comunidades autónomas vasca y navarra y en Iparralde. “Este año celebramos el Aberri Eguna con la convicción de tener un Estado en construcción”, sostiene la histórica formación que fundó el lehendakari Carlos Garaikoetxea en referencia a la nueva institución común vascofrancesa, a algunos cambios en Navarra (como la derogación de la Ley de Símbolos que prohíbe la ikurriña) y las consultas populares informales promovidas por Gure Esku Dago, la ANC vasca.

El día de la patria vasca llega apenas una semana después de que se consumara el desarme de ETA, aunque Francia todavía ha de verificar el alcance de la entrega de armas. Según el PNV, “acabada la violencia, se abre la inmejorable oportunidad de concitar un nuevo acuerdo nacional” ya que ETA, además de asesinar por cientos, “ha supuesto una enorme rémora para avanzar en cualquier acuerdo político que permitiera a los vascos y vascas identificar un nuevo objetivo común como pueblo”. EA asegura que “no es partidaria de mezclar pacificación con construcción nacional” aunque concede que “es imposible no contextualizar el Aberri Eguna con el desarme materializado el pasado sábado” y entiende que facilita también un proceso soberanista. Sortu, más aséptica y sin valorar su papel en relación a ETA en el pasado, sostiene en su comunicado que se ha hecho “una aportación cualitativa para crear nuevas condiciones”.

En medio del debate, el principal sindicato vasco, la central nacionalista ELA ha publicado también un manifiesto con motivo del Aberri Eguna. ELA, impulsado por el PNV para frenar el avance del obrerismo español de izquierdas a principios del siglo XX, ha dinamitado ya todos los puentes con Sabin Etxea. Tras varias semanas de enfrentamientos entre dos organizaciones otrora hermanadas, el documento de la central de ‘Txiki’ Muñoz es demoledor contra el PNV y, sobre todo, contra la ‘hoja de ruta’ de Urkullu. “La buena prensa de que goza el actual Gobierno vasco en los medios de comunicación del Estado y el hecho de que estos medios y el propio Gobierno español trate a nuestro principal mandatario como contraejemplo del soberanismo catalán no deja lugar a dudas sobre lo que la política ‘jeltzale’ significa hoy en España: adormecer a la sociedad vasca en su reivindicación nacional y encajar nuestro mermado autogobierno de manera pacífica en la España uniformizadora”, sostiene el sindicato al que están afiliados el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y otros dirigentes nacionalistas. Voces como Iñaki Anasagasti han escrito recientemente que “esta ELA no es un sindicato, es la correa de transmisión de Sortu” junto a LAB.

El Aberri Eguna, históricamente, ha sido celebrado exclusivamente por los nacionalistas vascos, aunque han fracasado también otros intentos de conmemorar un Día de Euskadi plural como el fallido festivo del 25 de octubre, aniversario del referéndum de aprobación del Estatuto. No obstante, ha habido excepciones. El PSOE vasco y el PCE lo celebraron durante la transición. Excepcionalmente, los socialistas recuperaron la celebración tras la fusión del PSE con Euskadiko Ezkerra (nacionalistas de izquierdas) de 1993.

Pero Podemos se sumó a esta festividad el pasado año y repetirá este 2017 aunque su primer líder en Euskadi, Roberto Uriarte, afirmara que era una celebración nacionalista. Como en 2016, la formación que ahora dirige Nagua Alba plantea un acto político con la idea de una patria vasca “abierta” y centrada en los derechos sociales. El partido llevará a su sede al escritor Bernardo Atxaga en un acto más discreto que el de hace doce meses, cuando Podemos salió a la calle en San Sebastián.

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