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La investigación de las filtraciones en las oposiciones médicas, el seísmo que ha sacudido al Servicio Vasco de Salud

Murga, Darpón y Urkullu, en Ajuria Enea, durante el relevo en Salud

Iker Rioja Andueza

En la primavera de 2018, algunas academias ofrecían sus servicios a los opositores que querían lograr una plaza en el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) con carteles en las calles que ofrecían “futuro”. Llegaba la gran OPE para cubrir vacantes de 2016 y 2017, también en las especialidades médicas. En el mes de marzo, un anestesista del hospital de Mondragón visitó la redacción de eldiarionorte.es y aseguró tener constancia de que los exámenes de su disciplina y de otras se iban a manipular para beneficiar a candidatos muy concretos, habitualmente los interinos de la confianza de los jefes de servicio. Este periódico contrastó la grave acusación con una fuente de otro centro y de otra especialidad. “Debe de estar manipulada porque algunas preguntas las ponen los jefes y las suelen filtrar a quienes ellos quieren que se queden”, respondió a los pocos minutos. Muchos otros testimonios van en la misma línea. En mayo se celebraron esos exámenes médicos y el mismo día en que Pedro Sánchez ganó la moción de censura saltaron todas las alarmas. También se ha extendido la indignación entre los suspendidos, que ha ido a más al escuchar de boca de algunos aprobados que sus excelentes resultados se basan en que están “supercualificados” y que han estudiado más que sus rivales.

A pesar de que todavía hoy la versión oficial del Departamento de Salud es que no hay “elementos objetivos” que demuestren la existencia de filtraciones y trato de favor, la crisis se ha llevado por delante al consejero de Salud, Jon Darpón, a la directora general de Osakidetza, María Jesús Múgica, y al responsable más directo de la OPE en su calidad de director de Recursos Humanos, Juan Carlos Soto. También se han planteado cambios de calado para evitar que en el futuro pase lo que según la versión oficial no está claro que pasara en el pasado.

La sustituta de Darpón es una cardióloga de larga trayectoria en la casa, Nekane Murga. Es ella quien continúa lidiando con las consecuencias de estas oposiciones. En la declaración de una testigo que obra en poder de la juez de Vitoria que investiga esta causa, Yolanda Varona -que en julio será relevada por Ana Jesús Zulueta-, se da a entender que ella también conocía este problema sistémico del Servicio Vasco de Salud. La testigo es Izaskun Obieta, miembro del tribunal de Cardiología de la actual OPE, y contó una anécdota de cuando ella era opositora y Murga solamente una colega. Estaban en Mallorca, en un congreso médico. Y, según Obieta, la “doctora Murga” le felicitó por su buena nota. “Para no tener el examen, lo has hecho muy bien”, cuenta que le dijo. “Es 'vox populi' que las oposiciones de especialidades médicas sufren filtraciones siempre desde hace años”, añadió.

La grabación con la frase la difundió este periódico dentro de la serie 'Los papeles de Osakidetza', con toda la documentación de la investigación judicial de este caso. Murga tardó 72 horas en dar explicaciones. Lo hizo el viernes, en el Parlamento Vasco y presionada por la oposición política, que ha estado muy activa en el último año. Murga, sin levantar la vista de un papel previamente escrito que leyó en la tribuna, insistió en que “nunca” realizó ese comentario y lamentó que haya quienes quieran “manchar el buen nombre” de Osakidetza.

Días antes, tras conocerse la noticia, el portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka, fue más duro y lanzó un dardo a Obieta, quien desde que accedió al tribunal denunció la existencia de irregularidades. “Una persona que precisamente accedió a Osakidetza, si eso era 'vox populi' y lo conocía todo el mundo, pues a lo mejor tiene motivos para explicar cómo accedió. A lo mejor tiene información de primera mano si esto era evidente. Si toda persona, toda persona, que accedía a la función pública en Osakidetza lo hacía a través de filtraciones, ella que accedió en esas condiciones tendrá información”, soltó. También los anestesistas denunciantes han afirmado haber sufrido “represalias” hasta el punto de que se anunció que iban a ser denunciados a la Fiscalía por “tentativa de actuación fraudulenta” durante los meses en los que intentaron recabar pruebas.

La línea argumental de Murga es la misma que usó Darpón. Y a su vez es la misma que se empleó en 1996 ante denuncias similares y que le tocó gestionar al consejero Iñaki Azkuna. “Si hace lo mismo que el anterior consejero, acabará igual”, le retó en la Cámara la representante de EH Bildu Rebeka Ubera. “Hay personas valientes que no se van a callar”, apostilló la portavoz de Elkarrekin Podemos, Cristina Macazaga. El PP también ha sido crítico con el proceso, pero no apoyó la creación de una comisión de investigación y dio oxígeno político al Gobierno de PNV y PSE-EE.

En medio del debate político, avanza la investigación judicial, que fue promovida principalmente por los sindicatos ESK y LAB. Acudieron a la Fiscalía y la fiscal superior del País Vasco, Carmen Adán, determinó en primera persona que había indicios de delito en hasta once especialidades médicas. Envió el caso a los juzgados de Vitoria, que es donde tiene su sede central Osakidetza y donde se celebraron las oposiciones médicas. El propio Gobierno ha admitido que no entregó toda la documentación de su investigación interna al ministerio fiscal y que ha tenido que hacerlo tras un requerimiento de la instructora. Alegó que el material era “ingente” y que se seleccionó lo “esencial”. El problema es que se privó a Adán de todas las grabaciones de las comparecencias de los implicados -opositores y miembros de tribunales-, ya que se le enviaron informes de conclusiones en los que las transcripciones estaban editadas y omitían comentarios de relevancia que apuntaban en una misma dirección: filtraciones.

Este periódico ha publicado ya algunos de ellos y quedan más. Estos son algunos ejemplos: El doctor José Luis Fonseca hablaba a las claras de “tongo” en Angiología. Varios vocales del tribunal de Anestesia, en medio de los exámenes, descubrieron que había resultados anómalos y hablaron de “debacle”. Además de Obieta, otro cardiólogo, Ángel Loma Osorio, aseguró que sus compañeros de tribunal querían repartir las plazas entre sus afines (“En el tribunal de Cardiología se comprometieron para que los que tenían que sacar la plaza la sacaran”). Loma Osorio y Obieta denunciaron incluso antes de que se celebrara la OPE. No tuvieron éxito. También justo después, y Osakidetza dio carpetazo al asunto hasta que saltó a los medios de comunicación y se vio obligada a actuar

Las grabaciones muestran también el calado de la investigación interna que hizo Osakidetza y que concluyó que no había “elementos objetivos” para demostrar las irregularidades. “Lo único demostrado es que no hay pruebas”, solemnizó Múgica. Más vehemente, Darpón espetó: “Esto no es Venezuela. Hay que probar las acusaciones”. Sin embargo, en Digestivo los investigadores internos tuvieron que repetir un interrogatorio al autor del examen teórico porque se enteró de ese dato por la prensa. En Anestesia, interrogaron al responsable del servicio del hospital de Mondragón para preguntarle por los denunciantes sin saber que él mismo era opositor y uno de los aprobados.

En Cardiología, la funcionaria comisionada para llevar a cabo el análisis de las denuncias fue la exsecretaria del PNV y exconsejera Belén Greaves. En los audios se les escucha desear que la cosa no vaya a mayores: “Esperemos que esto se solucione en el ámbito interno”. También es llamativo cómo se dirigió a un médico de Perú: “Ya veo que no es el más sociable de todos los opositores, quizás por su procedencia. Y es lógico”. Con todo, el Gobierno ha defendido la “seriedad” y el “rigor” y repite que es “la base” del actual sumario judicial.

La juez Zulueta -portavoz en Euskadi de Jueces para la Democracia- tiene plazo hasta septiembre de 2020 para completar la instrucción de una causa declarada compleja. Por el momento, hay tres imputados, los doctores César Augusto Valero (Anestesia), María Reyes Vega (Angiología) y José Luis Cabriada (Digestivo). Tienen en común haber sido los autores de las pruebas teóricas de sus especialidades y que los mejores opositores sean sus colegas de hospital o, en algún caso, en la privada.

“Quiero una OPE limpia”

Se atribuye al exconsejero Darpón la frase “Quiero una OPE limpia”. De hecho, el gran cambio de esta convocatoria fue que se despojó a los tribunales de la confección de parte del examen. En concreto, se delegó en el Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP) la confección de como mínimo la prueba teórica, con un peso del 65% en la nota final. El IVAP, que incluso tiene un búnker, ofrecía las garantías adicionales que requería el proceso. Pero el IVAP no tiene médicos que puedan hacer preguntas especializadas y, finalmente, fue la propia Osakidetza la que elaboró una lista de sus médicos, que fueron los autores reales. 

En la prueba práctica, con un valor del 35%, el tribunal ha continuado teniendo el control. El patrón que se repite en muchos exámenes -algunos ni siquiera han sido investigados- es que hay notas perfectas o muy altas en pruebas difíciles donde la media es baja. Esos exámenes perfectos proceden en muchas ocasiones de los centros de donde vienen también los vocales del tribunales. El número de sobresalientes, además, suele acercarse al número de plazas ofertadas. Algunos vocales como Loma Osorio se quejan también de que no son “populares” en su servicio al no participar en el reparto. En su caso, ningún opositor de su hospital logró plaza.

La investigación está en una fase muy inicial y fuentes judiciales indican que es probable que se ralentice un tiempo hasta que Zulueta analice en profundidad todo el expediente. Por el momento, los tres imputados han declarado ya -y negaron las acusaciones- y también han pasado por el juzgado una decena de testigos. Asimismo, se han recibido varias denuncias que han ampliado el foco de las pesquisas a categorías como UrologíaCirugía Plástica o incluso una OPE de 2002.

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