El PIB caerá un 8,7 % en Euskadi, se perderán 68.000 empleos y casi 2.800 millones de recaudación

“Es una de las comparecencias más difíciles de la legislatura”. Así empezaba el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, su intervención en la rueda de prensa en la que presentaba la revisión de las previsiones económicas para este año del Gobierno vasco. La emergencia sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus ha dado al traste con cualquier previsión inicial. Incluso el Ejecutivo de Vitoria ha tenido que revisar a la baja las que hizo al comienzo de la crisis sanitaria, que ya eran bastante malas. Así, en un principio barajó una caída del PIB para este año de un 3,6 % que se ha quedado muy corta.

Los grandes números de la debacle se resumen de la siguiente manera: una caída del PIB del 8,7% en 2020; la pérdida de 68.000 empleos a tiempo completo y un descenso de la recaudación cercano al 18 %, lo que se traduce en 2.800 millones menos de euros. “El Gobierno vasco es consciente de la gravedad e intensidad de la crisis económica actual, tanto a nivel global, europeo, estatal y vasco. La situación es complicada”, sintetizó Azpiazu.

De cara a 2021, el Ejecutivo de Urkullu prevé un crecimiento del PIB del 6,7 % , lo que tendrá una “elevada incidencia en el empleo”, según Azpiazu. En cuanto al empleo, el próximo año se prevé la recuperación de 48.000 puestos de trabajo, con un crecimiento del 5,4 %, una previsión mejor que la realizada en abril cuando se apuntaba a la creación de 15.000 empleos. Con esta evolución, la tasa de paro se situará en el 13,7 % en 2020 y del 12,2 % en 2021.

Desde el punto de vista sectorial, Azpiazu ha precisado que todas las actividades principales registrarán reducciones “muy significativas” este año. El sector que menos caerá será el primario, con un descenso del 3,8%. Por su parte, los servicios serán los más perjudicados, con una pérdida del 9,0% de su valor añadido este año para recuperar casi un 7,0% el próximo. La industria reducirá su valor añadido un 7,8% en 2020, y crecerá un 6,4% el próximo. Por último, la construcción perderá un 5,4% de su actividad y crecerá un 4,6% en 2021.

Deuda pública

Y en este complicado panorama es cuando aparece la deuda pública, una herramienta importante en momentos de crisis, aunque no exenta de riesgos. A lo largo de abril, el Ejecutivo ha emitido el total de la deuda pública aprobada para 2020, casi 900 millones y ha habilitado líneas de crédito por otros 900. Además, ha empleado más de 300 millones de remanentes para afrontar la situación “con unos niveles de liquidez suficientes para garantizar la prestación de los servicios públicos tal y como estaban previstos”.

El desplome de los ingresos deberá ser amortiguado con otras fuentes de financiación, como la parte correspondiente a Euskadi del fondo extraordinario de 16.000 millones del Estado y, fundamentalmente, con un “incremento considerable” de la deuda pública vasca. El Gobierno no tiene “ningún problema para endeudarse lo que sea necesario”, dentro de sus posibilidades, para poder desarrollar las políticas públicas que contribuyan “a la mejor, más rápida y más justa salida de esta situación económica”, ha recalcado el consejero de Hacienda.