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El PNV esconde su carta soberanista mientras negocia el 'suelo ético' con Sortu

PNV afirma que 2015 marca "el inicio de un ciclo decisivo para el futuro de la nación vasca"

Aitor Guenaga

El PNV va a celebrar este domingo el Aberri Eguna (Día de la patria vasca) sin poner encima de la mesa su propuesta soberanista o de nuevo estatus para Euskadi. En esta ocasión, el manifiesto del partido que dirige Andoni Ortuzar no da ninguna clave que permita interpretar las intenciones inmediatas de los peneuvistas en lo que al desarrollo del autogobierno vasco y su propuesta de relación con el resto de España. Una apelación muy genérica a que 2015 “marca el inicio de un ciclo decisivo para el futuro de la nación vasca” y que el PNV “dará un paso al frente” y “estará a la altura de las circunstancias, en palabras de Itxaso Atutxa, máxima dirigente en Bizkaia.

En pleno proceso electoral -las locales y las generales, donde el PNV espera poder pintar algo más que en las legislatura de la mayoría absoluta del PP- ni Ortuzar ni el lehendakari van a enseñar sus cartas concretas en materia de nuevo estatus y de qué manera pretenden el reconocimiento del derecho a decidir. Lo único que ha quedado claro es el método que buscan ambos -negociación, acuerdo y refrendo posterior por parte de la sociedad del pacto-, sin que se conozca la literalidad de la propuesta peneuvista en esta materia. De hecho, la preocupación inmediata -que comparten con el PSE-EE- es la gestión del día después de las elecciones municipales y forales, con un tablero político trastocado por la irrupción de Podemos y otras candidaturas populares e independientes en Euskadi. Y la experiencia soberanista catalana, que ha puesto fecha para la independencia (2017) no es referencia para el PNV.

Hasta Sortu ofreció su lado más contemporizador. Su presidente, Hasier Arraiz, aseguró en la Cadena Ser que la izquierda abertzale “no plantea que el derecho a decidir sea un referéndum a hacer en toda Euskal Herria el 'día D', un día mágico, sino que hay que ir avanzando poco a poco, y que cada uno de los pasos lo refrende la ciudadanía vasca”.

Autocrítica

En ese contexto reúne el PNV a sus seguidores este domingo en la capital vizcaína. En ese, y en el del enfrentamiento sin cuartel con el mundo político que nunca ha condenado la violencia de ETA. Si uno se guía solo por las declaraciones públicas de los últimos meses y las acusaciones que se han cruzado los máximos dirigentes del PNV y de Sortu-EH Bildu podría dar la impresión de que ambas formaciones están en posiciones irreconciliables en materia de Paz y Convivencia. La última semana ha sido un buen ejemplo de ese cruce de descalificaciones en las que ha llegado a terciar el propio lehendakari, Íñigo Urkullu, metiendo presión y urgiendo a la izquierda abertzale a transitar por la senda de la autocrítica. Algo a lo que se resiste Sortu porque, entre otras cosas, sus dirigentes -Pernando Barrena, Hasier Arraiz, entre otros- estan convencidados de que en esa materia la izquierda abertzale ha dado muchas muestras de autocrítica.

“Cuando se habla de autocrítica, lo primero, uno mismo, y todavía estamos por escucharle a Urkullu o a otro dirigente del PNV de lo que ellos han supuesto para los demás, por ejemplo, lo que la policía ha hecho con respecto la gente de la izquierda abertzale durante años. De eso no le hemos oído hacer crítica”, ha censurado.

En ese sentido, Arraiz ha defendido los pasos dados por su partido: “Hemos reconocido que la víctimas de toda violencia, incluida la de ETA, son parte injusta de este conflicto, y hemos reconocido su sufrimiento por un daño causado, un dolor que es irreversible, y también hemos dicho que durante años nuestra actitud, nuestras palabras y silencios, no han hecho más que agravar el dolor. Nosotros hemos hecho autocrítica, y estamos esperando que otras sensibilidades políticas hagan autocrítica del mismo nivel que la que hemos hecho nosotros”.

“Inmovilismo” y “daño injusto causado”

Estos tiras y aflojas se han reproducido desde que el pasado mes de diciembre eldiarionorte.es desvelara que peneuvistas y soberanistas estaban inmersos en un proceso de negociación sobre el denominado 'suelo ético' que buscaba la reactivación de la Ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento vasco, en dique seco desde que el PSE-EE la abandonó en septiembre de 2013.

Seguro que esta situación de enfrentamiento estará presente en el discurso de Ortuzar, que volverá a ser exigente con Sortu y EH Bildu y la necesidad de que admitan “el daño injusto causado” por ETA durante décadas de violencia y terror. Y lo estará también en el caso del lehendakari el “inmovilismo” del presidente Mariano Rajoy a la hora de afianzar el proceso de final de ETA y su disolución definitiva con una política penitenciaria mucho más flexible y una “política de Estado” que el presidente popular no está dispuesto a ensayar en los estertores de la legislatura.

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