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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El PP, inquieto ante la posibilidad de que el 'efecto Ciudadanos' contagie a Álava

El alcalde de Vitoria y candidato a la reelección, Javier Maroto.

Aitor Guenaga

La precampaña ha puesto a jugar ya a todos los candidatos y candidatas en liza en las tres capitales vascas. Pero al igual que pasó en las elecciones andaluces, hay factores que empiezan a asomar con más fuerza y cuya plasmación en escaños es aun toda una incógnita. Por eso en las cancillerías de los partidos se analiza con detenimiento todo para evitar sorpresas como las que se llevaron algunos en Andalucía la noche electoral, tras la irrupción del partido de Albert Rivera, Ciudadanos, una formación que dos meses antes de los comicios ni aparecían en las encuestas. O analizan la ascensión de este partido en las últimas encuestas conocidas en la comunidad valenciana.

Hay capitales como Bilbao en la que los sondeos revelan la posibilidad de un buen resultado para el partido que gobierna ahora la ciudad, el PNV, pese a que la desaparición de Iñaki Azkuna hizo en algún momento pensar que se podían perder más escaños de los que los últimos sondeos parecen mostrar. Y aunque también aquí Podemos -y tal vez Ciudadanos- parece tener un sitio en el salón de plenos -más claro en el caso de Podemos tras la alianza con Bilbao Irabazi (Ezker Anitza y Equo) y otros movimientos sociales y vecinales que lleva el nombre Bilbao UdalBerri-, la mayoría minoritaria peneuvista no parece peligrar.

Pero en Álava, históricamente, todo se resuelve en un puñado de votos. Y aunque en las pasadas elecciones municipales de 2011, la vitoria del PP de la mano de Javier Maroto fue inapelable con sus 32.300 votos (30,02%) y sus nueve concejales, la situación ha cambiado radicalmente. La marca PP está por los suelos, tras los escándalos de corrupción que asalta todos los días al partido, pero los populares confían en que su candidato pueda “pescar” en otros caladeros y retener a su votante tradicional: el constitucionalista que no quiere ver ni por asomo una mayoría nacionalista o soberanista gobernando la ciudad.

“Ciudadanos tiene un recorrido, pero no nos asustan, aunque reconocemos que pincha en el electorado de centro del PP”, explica el dirigente popular y parlamentario Iñaki Oyarzabal, mientras repasa los estudios de opinión y las encuestas cualitativas que maneja su partido en esta ciudad y en la provincia. ¿Puede Ciudadanos arañar esos votos cruciales para afianzar el primer puesto al que aspira Maroto? Para Oyarzabal, la respuesta está en que las elecciones son municipales y una oferta política que “no tiene equipo, proyecto y propuestas para Vitoria. En estos comicios importan las personas, y Maroto se ha hecho con un perfil propio, habla claro, está en contacto con la gente... Y, lo que es más sorprendente, tiene una valoración en el electorado de otros partidos superior incluso al candidato natural de esos electorados”, en alusión al PNV. El candidato de Ciudadanos para el consistorio vitoriano es un joven abogado desconocido en la política: Rodrigo Zamora. El portavoz en Euskadi es Nicolás de Miguel.

Ciudadanos únicamente obtuvo 1.054 votos (1,35%) en la capital alavesa en las europeas de 2014, mientras que Equo logró 2.654 (3,4%), UPyD 4.116 (5,28%) y Podemos quedó como quinta fuerza con 7.590 sufragios y un 9,73%, a menos de 4.000 votos del PNV. Claro que en las elecciones municipales de 2011 la abstención fue del 38,49% y en las pasadas europeas del 56,6%. Y EH Bildu, la sorpresa de esa noche, logró la primera posición en Álava, algo inédito hasta la fecha.

Fragmentación política

“Son elecciones muy diferentes”, analiza Oyarzabal, “y esto no es Madrid o Valencia. Pero tienen un espacio, sin duda. La cuestión es ver cuánto voto recogerán y si se lo llevarán del PP o de UPyD o de un PSE que está destrozado internamente en esta provincia, de la abstención o de todos a la vez”. Por si acaso, esta semana desde la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, hasta los tres candidatos a diputados generales han cerrado filas con el discurso foralista tradicional de los populares, como respuesta a las posiciones del líder de Ciudadanos, que apuesta por acabar con el “privilegio” del Concierto Económico vasco. “La foralidad está recogida en la Constitución”, recordó Quiroga.

Lo que sí tienen claro los partidos en general es que la fragmentación del electorado se va a ampliar mucho más en estas elecciones y se juega con la variable de seis fuerzas en todas las capitales: los cuatro partidos tradicionales (PNV, PSE-EE, EH Bildu y PP) y los nuevos (Podemos, Irabazi o Ciudadanos, según como se presenten, sin olvidar a UPyD, con menos posibilidades, según las encuestas). La barrera del 3% mínimo en el caso de las capitales -frente al 5% en las Juntas Generales- fácilita obtener representación.

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