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¿Se puede proteger la tierra cambiando la forma de comer?

Cambiar la forma de comer ayuda a la sostenibilidad.

Eduardo Azumendi

“La alimentación sostenible es aquella con bajo impacto ambiental, que contribuye a la seguridad alimentaria y nutricional, y fomenta la vida saludable para las generaciones presentes y futuras”. Eso es lo que cree Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Dietistas-Nutricionistas, quien asegura que la sostenibilidad no pasa solo por la forma de producir “sino también por la forma de consumir”.

Estas son algunas de las conclusiones que se extrajeron del Congreso Internacional de Dietistas-Nutricionistas celebrado en Granada y que se expusieron en la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea dentro de una jornada sobre alimentación sostenible y en la que, además, se proyectó el documental ‘SustainablEating'.

Según explicó Russolillo, “las dietas sostenibles son protectoras y respetuosas de la biodiversidad y de los ecosistemas. Son culturalmente aceptables, accesibles, económicamente justas y asequibles, además de nutricionalmente adecuadas, inocuas y saludables porque mejoran los recursos naturales y humanos”.

Según el especialista, ahora más que nunca existe una gran necesidad de desarrollar un sistema alimentario sostenible, que incluya tanto el uso sostenible de los recursos naturales como políticas que posibiliten una producción alimentaria sostenible y faciliten una dieta y estilos de vida también sostenibles.

El Congreso Internacional de Dietistas-Nutricionistas celebrado en Granada arrojó una idea muy clara: El clima está cambiando, por lo que se debe modificar también la producción de los alimentos y la alimentación. En la actualidad, cerca de una tercera parte de toda la comida que se produce a nivel mundial para consumo humano se pierde o se desecha. En los lugares industrializados, el 40% de las pérdidas se generan cuando el alimento llega al consumidor. Después de EEUU y China, los desperdicios alimentarios son la tercera mayor fuente de emisión de CO2 a la atmósfera.

Los alimentos que se producen pero no se consumen ocupan aproximadamente 1.400 millones de hectáreas de tierra; esto representa casi el 30% de la tierra cultivable en el mundo. La disminución de desperdicio alimentario no solamente disminuiría el gasto de recursos naturales sino que, además, disminuiría la necesidad de aumentar la producción de alimentos para alimentar a la población mundial del 2050 en un 60%.

SustainablEating

Por otra parte, Juan Carlos Sabater Calafat ha dirigido el documental ‘SustainablEating', un proyecto con el que su director quiere transmitir que existe la posibilidad de producir y consumir alimentos de manera responsable con el medio ambiente y con el entorno sociocultural y económico.

“Entre el 25% y el 35% de la huella ecológica y las emisiones de gases de efecto invernadero se genera en la producción y consumo de alimentos. A través de una producción sostenible y consumo responsable de alimentos podemos reducir en gran medida el daño ecológico”, recalca el director en la revista Campusa, de la UPV.

“Todavía queda un largo camino por recorrer. La sociedad debe integrar en su día a día el concepto de la sostenibilidad. Todos, desde los productores hasta el consumidor, debemos trabajar unidos para llevar a cabo una defensa del medio a través de lo que consumimos”, apunta. Sabater cree que es posible cambiar el planeta modificando la forma de comer. “Si algo hemos aprendido durante la realización de este documental es que podemos reducir de forma muy significativa la emisión de gases de efecto invernadero y la huella hídrica modificando, sin grandes cambios, nuestra forma de alimentarnos. También debemos tener en cuenta la gran cantidad de alimentos que se desperdician en cualquier momento de la cadena, desde su producción hasta nuestras mesas”.

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