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Semblanzas de la Marcha de las Pensiones

La Marcha de las Pensiones, camino de Madrid

Luis Alejos

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En las concentraciones de Euskadi se ha dicho, haciéndose oportuno eco la prensa, que resolver la problemática de las pensiones requiere cruzar el Ebro. Tal metáfora significa que lograr pensiones dignas, desde ahora y para siempre, implica ir a reclamar al centro del poder político y económico. 

Dicha consigna se hizo realidad el viernes 27 de septiembre, cuando la Columna del Norte, denominada así para diferenciarla de la Columna del Sur, procedente de Rota, sale de Miranda de Ebro con destino a Pancorbo. Era la quinta etapa de la Marcha de las Pensiones entre Bilbao y Madrid. La caminata comenzó el lunes 23 rodeada de expectación e incertidumbre. 

En la segunda etapa, a las puertas de Orduña, salió a recibir a la columna la alcaldesa de la ciudad. Fue una estancia grata en la única ciudad de Bizkaia, visitando la escuela pública para explicar al alumnado los motivos de la marcha. 

Tras acceder a la meseta por el histórico y penoso Puerto de Orduña, a la entrada de Espejo nueva sorpresa: bienvenida y al día siguiente despedida a cargo del servicio de bomberos, con sirenas incluidas. Al alojarse en el camping un grupo de jóvenes de Durango se une al coro de “Pensionistas aurrera”. 

En Miranda se acude al funeral de un joven fallecido en accidente de trabajo y se participa en una concentración contra la violencia machista. La cena es una invitación de la Herriko Taberna. El alojamiento lo proporciona, como en Orduña y otros finales de etapa, la corporación municipal. Ese gesto de acogida, frecuente en el transcurso de la marcha, no depende de la significación política de la alcaldía. 

El cambio de comunidad conlleva nueva escolta. El trato con la Ertzaintza resulta cordial, con la Guardia Civil empieza siendo correcto, será amable con el paso de los días. Se agradece que, siendo ilegales, se toleren los saludos acústicos de numerosos vehículos, en particular camiones. Es obvio que detrás de los uniformes hay personas preocupadas por el futuro de sus pensiones. 

A la etapa entre Espejo y Miranda acuden seis compañeros del Txingudi guipuzcoano. Participaron en la Marcha del Hierro de 1992 siendo trabajadores de Laminaciones de Lesaka. Uno de ellos, invidente por accidente, ve necesario volver a la carretera en defensa de derechos inalienables: antes el puesto de trabajo, ahora las pensiones públicas. 

Día de la provincia en la plaza central de Briviesca

Si no fue del agrado de la autoridad competente la irrupción del grupo de marchistas gritando “No hay pan para tanto chorizo”, menos entusiasmo produciría una pancarta local referente a los cerdos. La pernocta tendrá lugar en el polideportivo, tras permanecer en vela hasta la madrugada para participar en el programa “La Sexta Noche”. 

Pasado el Puerto de La Brujula, al llegar a Quintanapalla con el calor del mediodía, se abre la puerta de una casa para obsequiar a la treintena larga de caminantes con refrescos y aceitunas. A cada paso una sorpresa grata y nuevas experiencias que emocionan y estimulan. 

En las proximidades de Burgos capital, el primer saludo solidario lo transmiten trabajadores de obras públicas. Sus palabras: “También estáis defendiendo nuestras pensiones”. Al entrar en zona urbana la comitiva se amplía con gente de la propia ciudad y procedente de otras provincias de la comunidad: Palencia, Valladolid e incluso León. 

Tras recorrer las calles de Gamonal, se celebra una concentración en la Plaza de Roma del barrio obrero que en 2014 protagonizó una lucha ejemplar contra el caciquismo y la arbitrariedad. Sigue una comida de hermandad en los locales de la parroquia de San Pablo. No es el primer encuentro fraternal con un clero sensibilizado por los problemas de este mundo. 

Manifestación de Gamonal al centro de Burgos. 

Hasta la meteorología se alía con la Marcha de las Pensiones, asegurando condiciones óptimas para caminar. Día tras día se suceden mañanas frescas y jornadas soleadas, con amaneceres y crepúsculos resplandecientes, propios de la meseta castellana. 

Las tareas organizativas y logísticas, siempre ingratas y poco reconocidas, corren a cargo de las plataformas de COESPE, en colaboración con asociaciones locales y sindicales. Sin su fraternal apoyo no sería posible recorrer el trazado de la N-1 gritando: “Así, así, así hasta Madrid”. 

Ocho días después de iniciar la marcha, las reivindicaciones se han ido entremezclando con las emociones. Afloran demandas globales que afectan a toda la ciudadanía. Reclamar el reparto equitativo de la riqueza o denunciar las desigualdades sociales, que afectan sobre todo a las mujeres, es otra forma de defender las pensiones públicas. 

Burgos, 1 de octubre de 2019 

*Luis Alejos es sociólogo y forma parte de la Marcha de las Pensiones

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