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El servicio de Odontología solidaria arrastra una lista de espera de un año

El equipo de voluntarios junto al médico Villandiego.

Natalia González de Uriarte

La salud bucodental no está al alcance de todos en Euskadi. Los tratamientos de las patologías que afectan a la dentadura apenas están cubiertos por el sistema sanitario público y son muchos los que no pueden permitirse acudir a las consultas privadas a juzgar por la lista de espera que arrastra el servicio de Odontología solidaria. A este recuso son derivados los pacientes desde Cáritas y los servicios sociales y es tal la demanda que para ser atendidos los usuarios han de aguardar hasta un año.

Esta fórmula funciona en Donostia desde hace dos años de la mano del hospital Quirón, que presta sus servicios de forma muy económica a pacientes en situación de pobreza gracias a un acuerdo de colaboración con la Fundación Odontología solidaria. El resto de las localidades vascas no disponen de este recurso.

Por esta consulta han pasado más de un centenar de pacientes desde que la iniciativa se puso en funcionamiento. Un día a la semana, y de manera altruista, Ruiz Villandiego y seis voluntarios reciben a personas en situación de exclusión social. Gracias al personal voluntario, compuesto por tres dentistas y tres higienistas, “gente joven con muchas ganas y mucha ilusión”, han conseguido triplicar la capacidad de trabajo de la consulta. “Al principio empecé yo solo con la ayuda de mi enfermera. Poco a poco me fueron llegado voluntarios. Proceden de distintos puntos de Gipuzkoa y otros acuden incluso desde Bizkaia y Navarra”, explica el doctor José Cruz Ruiz Villandiego.

Una caja de galletas de regalo

Este odontológo presta, además de su tiempo y sus conocimientos, las instalaciones y los recursos de su clínica privada para realizar esta actividad humanitaria. “Es absolutamente necesario que la odontología sea accesible a esta población necesitada. La Seguridad Social solo cubre la extracciones. Esta carencia está directamente relacionada con la carestía de estos tratamientos. Para tratar un solo diente tenemos varios cajones repletos de diferentes materiales que son imprescindibles pero muy caros”, explica Villandiego.

Este profesional confía en que vayan surgiendo en otros puntos del País Vasco iniciativas parecidas a las suya para reducir, al menos, los tiempos de espera. “De momento no se han contagiado otros colegas. desconozco las razones pero entiendo que esto entraña muchas dificultades. La crisis también ha afectado a este gremio, muchas consultas han tenido que cerrar y esta tarea supone un gasto añadido”, revela.

ONG fundada en Granollers, Barcelona, en 1994

En este tiempo ya han realizado más de 1.100 actos odontológicos. “También han pasado niños. El servicio dental infantil PADI está destinado a mayores de seis o siete años con dientes ya definitivos. Hemos visto peques con problemas en dientes de leche que no se tratan en Sanidad”, explica el doctor. Para Villandiego el balance de estos dos años es más que gratificante. “poder contribuir de alguna forma a mejorar la vida de estas personas es una satisfacción. Hemos vivido situaciones muy emotivas. La gente te agradece mucho lo que haces por ellos. Recuerdo aquella vez que me trajeron un regalo, algo que se podían permitir y era una caja de galletas María”, rememora.

Odontología Solidaria realiza aquellos tratamientos que la Seguridad Social no cubre, tratamientos enfocados al saneamiento de la cavidad bucal como higiene bucal, curetajes, obturaciones, endodoncias, y a la restauración de la función masticatoria mediante prótesis removible. Por tanto se derivaran a la Seguridad Social las extracciones y las radiografías panorámicas“, explican desde la ONG fundada en Granollers, Barcelona en 1994.

El usuario es remitido por su profesional de referencia de Servicios Sociales, al odontólogo del Centro de Salud correspondiente, que le realiza el diagnóstico. Una vez recibida esta información, el paciente será incorporado a la lista de espera del programa hasta que Odontología Solidaria se ponga en contacto con el profesional de referencia para fijar la primera cita. El paciente debe asumir un coste simbólico de 12€ por consulta, independientemente de si le hacen un empaste o más tratamientos. En caso de prótesis el precio oscila entre los 150 a 180 € por cada una.

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