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“Cuando una sociedad piensa que los pobres valen poco, es fácil impulsar políticas de austeridad”

En Euskadi viven alrededor de 2.000 'sin techo'.

Eduardo Azumendi

“Es una indignidad culpar a la clase baja, que es la que más padece las desigualdades sociales, de los problemas. Se hace ver que si se comportaran de manera diferente, se solucionarían las cosas”. Así lo cree la británica Lisa Louise Mckenzie, Doctora en Sociología en la London School Academy, y que recientemente ha pasado por los cursos de verano de la Universidad del País Vasco para hablar sobre la actividad económica como garantía del Estado de Bienestar.

Mckenzie ha puesto como ejemplo lo que está ocurriendo en el Reino Unido. “En Gran Bretaña los ‘sin techo’ son ignorados e invisibles para el resto de la sociedad porque no se les quiere ver y, además, nadie quiere vivir con ellos”. Durante los últimos diez años, Mckenzie, quien es hija de un minero, ha estado trabajando en una investigación en la ciudad inglesa de Nottingham. El ayuntamiento de esa localidad tiene un plan subsidiado de viviendas para que todos los ciudadanos se puedan permitir pagar una casa. Sin embargo, las políticas desarrolladas en los últimos años, que han elevado el precio del suelo,  han creado una “cultura del crédito”, que ha obligado a las clases más bajas a pedir préstamos de entre 10 y 12 años para poder pagar el alquiler de dichas viviendas.

“Esto es el reflejo de que en Reino Unido existe una contradicción: se impulsan políticas sociales como la construcción de viviendas de protección oficial mientras que gran parte de la sociedad muestra una falta de respeto hacia la clase obrera. En la década de los 70, por ejemplo, se construyeron viviendas de este tipo que no se han mantenido con el paso del tiempo”, recalca la sociológica. Para la experta, esto es lo que ocurre cuando las decisiones políticas se anteponen a las políticas sociales. “Cuando no somos capaces de mantener los servicios públicos, se demuestra una falta de respeto. En Gran Bretaña hay una falta de respeto y desagrado bastante generalizada hacia los más pobres, hacia la clase obrera”.

El mensaje de que la culpa es de la clase baja se refuerza desde las instituciones educativas o los medios de comunicación y termina por calar en la clase la clase obrera inglesa, que conoce la visión negativa que tienen de ellos el resto de los ciudadanos. “A veces las personas que viven en Nottingham piensan que no tienen ninguna posibilidad porque saben que el resto de la población les considera basura”.

 “Si tenemos una sociedad que piensa que los pobres no valen nada, es más fácil impulsar políticas de austeridad, decir que el dinero mejor se destina a otras cuestiones”, lamenta Mckenzie.

Limpieza social en Londres

En los últimos tres años, se ha producido en Londres una “limpieza social” en la que las víctimas de las políticas del Ayuntamiento de Londres, que ha convertido las viviendas de protección oficial en casas privadas, han desaparecido. En total, se estima que alrededor de 70.000 personas han huido a otros lugares que se desconocen porque el consistorio no lleva una cuenta oficial. “Estamos estigmatizados y demonizados. Se nos ‘reempaca’ y ‘reenvía’ a otros sitios”.

“Tenemos un sistema de apartheid social. Hay barrios en los que la gente que vive en casas privadas accede por la puerta principal mientras que los que viven en casas más humildes entran por  una puerta trasera. Es lo que en 2013 recibió el nombre de Poor Door”.

Según la socióloga, en Reino Unido existe un problema acerca de cómo ve a su clase más pobre: “piensa que son gente con un déficit mental. Constantemente las clases medias y altas atacan a los pobres porque, para ellos, son personas totalmente despreciables. Nos reímos de ellos y de su cultura”.

Cada clase social, además de unas características económicas específicas, tiene unos rasgos económicos y sociales propios muy arraigados. “Hay una jerarquía viciada que se ve reforzada todos los días y que deja claro que la clase trabajadora no vale nada”. Aun así, también es un aspecto diferenciador que entre la clase baja es importante el concepto de sociedad y comunidad “porque se ayudan entre ellos y, además, son un apoyo emocional”.

Mckenzie, hija de un minero, inició la investigación sobre la ciudad de Nottingham después de leer el estudio Poverty: The forgotten Englishment donde se revela que ya en los años 60, una época en la que se estaba produciendo un fortalecimiento económico en Reino Unido, el 98% de las viviendas de protección oficial no hubieran pasado la inspección de habitabilidad ya que carecían de servicios, tenían drenaje de la época victoriana y la mortalidad infantil era muy alta. “Era una situación similar a la de las favelas que existen hoy en día”.

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