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“Esta es la última generación de líderes con tiempo para luchar contra el cambio climático”

Bunny McDiarmid frente a la playa Zurriola de San Sebastián

Maialen Ferreira

Bunny McDiarmid, codirectora ejecutiva de Greenpeace internacional, ha visitado Euskadi por primera vez con motivo de la conferencia internacional sobre cambio climático 'Change the change', que se ha celebrado en San Sebastián. Es la primera vez que pisa España desde que es directora de la organización. A diferencia de la mayoría del resto de personalidades que han acudido al evento, McDiarmid viste pantalón vaquero y una blusa sencilla color azul marino, no lleva maquillaje y transporta sus pertenencias en una mochila de cuero verde, algo desgastada. A la hora de subir las escaleras del Kursaal opta por subirlas a pie, ignorando las escaleras mecánicas y haciendo que el resto de las personas que caminaban tras de ella hicieran lo mismo. Bunny McDiarmid lo tiene. claro: “Esta es la última generación de líderes que tiene el tiempo de hacer lo que se necesita para luchar contra el cambio climático”.

¿Qué coche usa?

Tengo una bici. Vivo en Amsterdam, es una ciudad muy buena para las bicicletas. Soy una privilegiada, no cualquiera puede vivir en una ciudad que tiene facilidad para el uso de la bicicleta o un buen servicio de transporte público. Necesitamos buenos sistemas de transporte en todas las ciudades, que sean accesibles, que sean económicos y renovables.

¿Cuando toma algún refresco ¿lo hace de lata o de vidrio?

No bebo muchos refrescos. Lo hago a veces, no soy perfecta, soy como el resto del mundo.

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar nuestros hábitos de consumo?

Porque somos unos derrochadores. Me acuerdo cuando yo era pequeña que mi madre lavaba las bolsas de plástico, las colgaba, las secaba para así volver a usarla. Entonces, ¿cuánto se necesita para estar bien? 

Dos mujeres ocupan la dirección ejecutiva internacional de Greenpeace, usted y la estadounidense Jennifer Morgan, y además es la primera vez que ese puesto está compartido por dos personas ¿cómo es coliderar una organización como Greenpeace?

Es trabajoso, pero muy importante porque lo que estamos haciendo es demostrar que la colaboración y el trabajo compartido son posibles y es algo fructífero, pero es algo que tienes que querer hacerlo funcionar. Cuando Jeniffer y yo obtuvimos el puesto de trabajo no nos conocíamos, pero las dos teníamos interés en hacer que la organización funcionara y no en que nosotras mismas funcionáramos. Ese fue un buen punto de partida. Ambas tenemos habilidades y capacidades diferentes pero las diferencias que tenemos son una fortaleza y no una debilidad.

¿Se podría aplicar este modelo de liderazgo a otras organizaciones?

Sí, yo creo que necesitamos nuevos modelos de negocio y liderazgo.

El cambio climático es una realidad ¿estamos actuando a nivel global al mismo ritmo que el propio calentamiento de la tierra?

Tristemente no. De forma creciente toda la evidencia que estamos recabando alrededor de nosotros nos dice que tenemos que actuar de forma más rápida. El informe del año pasado del IPPC realmente ha manifestado de forma clara que tenemos que actuar de forma rápida y más ambiciosa, pero también nos ha mostrado el camino que tenemos que seguir para poder llegar a la consecución de esta ambición.

¿Cómo valora el compromiso político para combatir el cambio climático a nivel mundial y a nivel de España?

Lo que se hace en todo el mundo no es suficiente y también sería justo decir que quizás los países más desarrollados tengan que actuar más y actuar con más celeridad, pero absolutamente todos los países del mundo tienen que estar implicados en todo esto. Tanto en España como en todos los países de la Unión Europea se elaboró un borrador hablando de una reducción de un 20 % para el año 2030, lo cual es algo que no vale para nada, que no tiene prácticamente sentido porque realmente eso es todavía menos que lo que se acordó en la cumbre de París.  España tiene que iniciar una revolución energética que se expanda a toda Europa; tiene que convertirse en una especie de motor de la misma. No es que los países no hagan nada. Hay países que sí que están haciendo algo e incluso cosas importantes pero la celeridad que se le está dando a todo ello no es suficiente.

¿Cómo afectan a este tipo de medidas las actitudes negacionistas de políticos como Donald Trump?

El hecho de que Trump esté ahí hace que el reto sea más duro, pero no es imposible en absoluto. No podemos olvidar que a nivel gubernamental, en Estados Unidos la gente manifiesta su desacuerdo con ello, no están de acuerdo con la política que sigue Trump. Lo cual es un motivo de esperanza. Lo que hace es dificultar el reto, pero no eliminarlo.

¿Cuáles son los focos principales que tiene Greenpeace para los próximos años?

El cambio climático y también mantener la presión para que tengamos una transición más rápida y más fácil a las energías renovables. La reducción más rápida de los combustibles fósiles, y la protección todavía mucho más profunda de lo que son los bosques.

Pero hay muchos intereses económicos para que este tipo de medidas el cambio climático y sus efectos no se lleven a cabo

Lo que pasa es que las empresas están protegiendo sus intereses y, evidentemente, hay gobiernos a los que también les interesa. Están alineados con ese tipo de intereses. Y es un peligro bastante grande porque si pensamos en los intereses de la gente y si pensamos en lo que ocurrió con la industria del tabaco y los cambios que se produjeron de forma tan rápida, realmente los gobiernos tendrían que tener motivos ya de preocupación. Lo que tienen que hacer es demostrar a la gente que se preocupan por el interés global de todos sus ciudadanos y no de una cuota muy pequeña de ellos.

¿Cómo valora los movimientos estudiantiles que están realizando por toda Europa como el que realiza la joven sueca Greta Thunberg?

Me parece fantástico todo lo que está ocurriendo. Sobre todo, lo que ocurre con esos niños que se han puesto en huelga, que abandonan la escuela porque necesitan que las cosas cambien. Son niños que están enfadados, no solamente con los gobiernos, sino con todos los adultos. Y lo que están haciendo es poner en jaque a un sistema que no proporciona lo que se necesita. Por lo tanto, el cambio todavía es posible. Hay una pequeña ventana y vemos que hay unos niños que son inteligentes, comprometidos y que actúan por todos nosotros y en nombre de todos nosotros. Al final, esos niños son los únicos adultos que hay en la sala.

¿Qué les diría a aquellos que llaman alarmistas a los que luchan contra el cambio climático?

Ojalá que la gente estuviera más alarmada. Como dice Greta Thunberg a esos grandes líderes: 'No quiero generar esperanzas, quiero simplemente que entréis en pánico porque la casa se está quemando'. Durante mucho tiempo en todos los movimientos medioambientales se pensó que lo que había que hacer era instigar o generar esperanza en la gente. En otro momento se pensaba también que no había que inducir al pánico, pero el pánico también es necesario. Se necesitan las dos cosas. No hay necesidad de sentir pánico cuando se tiene un plan de acción. Tienes dos opciones: o simplemente entrar en pánico o hacer algo y cuando haces algo ya sientes que estás controlando las cosas y ese pánico no existe.

¿Es compatible la vida humana con la tierra?

La economía y nuestros hábitos de consumo tendrían que estar ajustados a estos límites ecológicos, algo que ahora no estamos haciendo. La conexión que tenemos con el mundo natural es algo que se ha perdido, pero no debemos olvidar que esa conexión está ahí y que estamos íntimamente unidos con la naturaleza. Nuestro destino, nuestra supervivencia, está totalmente ligada y unida a la supervivencia de la naturaleza y no vamos a poder sobrevivir como especie humana de una forma saludable si la naturaleza realmente no lo está. En mi país, Nueva Zelanda, hay un dicho que dice 'yo soy el río y el río es yo', que se refiere a esa conexión que tenemos con la naturaleza. Lamentablemente, hemos traspasado todas las barreras y eso puede poner en peligro nuestra supervivencia. Por lo tanto, necesitamos en este momento una transformación radical a nivel de economía, alimentario, de transporte, de la propia vida y los hábitos. El cambio climático es la manifestación más radical de ese traspaso de límites ecológicos que hemos realizado, pero yo soy optimista, aún tenemos tiempo, sabemos qué tenemos que hacer y somos muchos.

¿Esta es la última llamada de socorro?

Lo es. Esta es la última generación de líderes que tiene el tiempo de hacer lo que se necesita para luchar contra el cambio climático y son los responsables de lo que pueda ocurrir. Eso es lo que están diciendo los niños en la calle.

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