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Vitoria conjuga la fiesta en femenino

Celedón, en su descenso desde San Miguel

Iker Rioja Andueza

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'Fiesta' es un vocablo femenino. Y en La Blanca 2018 de Vitoria más que nunca. El aldeano de Zalduondo, Celedón, ha dado por inaugurada la semana más loca de la capital vasca con un grito a favor del “respeto” y recordando que “no es no”. Por vez primera, su tradicional paraguas se ha teñido de morado, el mismo color que lucían muchas jóvenes -y algunos de sus amigos- dentro de la enfervorecida masa humana que ha jaleado al muñeco Celedón en su vertiginoso descenso desde San Miguel y a su encarnación humana, Gorka Ortiz de Urbina.

Por segundo año consecutivo, la ciudad ha blindado la Virgen Blanca y alrededores por seguridad -la alerta antiyihadista obliga- y además se ha controlado el acceso al recinto festivo para evitar la introducción de vidrios y latas. Antaño los cortes y heridas eran tan clásicos como el rosario de la aurora. En este escenario, el plástico ha vuelto a ser el rey para el transporte de bebidas, más necesarias que nunca para combatir el sofocante calor que registraba Vitoria a las seis en punto de la tarde. Un camión de bomberos sobresalía entre la multitud y periódicamente regaba a la marabunta para refrescarla. También algunos vecinos han tenido a bien sacar cubos de agua por sus ventanas.

Con Celedón, los grandes protagonistas del arranque de La Blanca este 2018 han sido cuatro representantes de los centros de mayores. Por sorteo, Juan Luis Soriguren, Andrea Corres, Tita Izquierdo y Daniel Uriondo han podido lanzar el cohete anunciador en un año en que, como el feminismo, las movilizaciones de jubilados y pensionistas han tenido mucho peso en las calles de Vitoria. Las sonrisas y el cosquilleo de las grandes citas les han acompañado en el momento cumbre de su ciudad.

Con ellos en la balconada había una nutridísima representación institucional encabezada por el alcalde, Gorka Urtaran, y por su teniente, Peio López de Munain, así como por la edil de Cultura, Estíbaliz Canto, que arranca su semana de trabajo más intensa. Han sido los anfitriones para cargos del Gobierno vasco -se han colocado el pañuelo festivo muchos consejeros pero no el lehendakari-, para la presidenta del Parlamento, Bakartxo Tejeria, para líderes políticos como Andoni Ortuzar, Alfonso Alonso o Pello Urizar y para otras personalidades como el obispo, Juan Carlos Elizalde, el fiscal-jefe, Josu Izaguirre, o al adjunta del Ararteko, Julia Hernández. Ha habido espacio para las reivindicaciones -presos, tranvía, Alsasua, etc.- y muchos de los presentes eran ciudadanos de a pie que han disfrutado de una experiencia 'vip' merced al sorteo que se hace anualmente desde hace algún tiempo.

¿Y después del Celedón? Vitoria abre seis días de frenesí hasta que el aldeano de Zalduondo regrese a San Miguel en la medianoche del 9 de agosto. En las primeras horas el recogimiento y los actos religiosos siguen teniendo mucho peso y tanto el rosario de los faroles como el de la aurora en la madrugada del domingo siguen atrayendo mucho público. El programa, en todo caso, se ciñe a los clásicos: música, paseíllos de las cuadrillas de blusas y neskas, teatro y decenas de actividades en la calle. Los toros, eso sí, se caen del cartel por segundo año consecutivo después de ir perdiendo público de manera clara tras la inauguración del nuevo coso, el Iradier Arena. Las sueltas de vaquillas sí se mantienen.

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