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Un 'Papá Noel vasco' en la valla de Melilla

Iñigo Iraultza, el nieto del Olentzero, en su viaje por Centroamérica

Patricia Burgo Muñoz

Ataviado con blusa y txapela reparte regalos -de los de verdad, los que emocionan- entre personas que no lo esperan, pero que los reciben con una mezcla de emoción y esperanza que ha marcado a este Olentzero viajero. Porque Iñigo Iraultza pasó de encarnar la figura del carbonero en un barrio de Bilbao, a recorrer medio mundo con un objetivo menos material que repartir juguetes: “unir a personas que por diversos motivos no pueden mantener la comunicación”.

Y es que Iñigo Iraultza lleva tres años viajando por todo el mundo con videomensajes de personas que salieron de su país en busca de una vida mejor, y dejaron atrás su familia, sus amigos y su vida. La idea nació hace tres años mientras este joven, que siempre ha estado involucrado en proyectos sociales, hacía de Olentzero en un barrio de Bilbao. Entre los niños que se le acercaron a pedir sus regalos de Navidad, uno se salió del guion: pidió que sus regalos tuvieran un destino diferente, quería que llegarán a sus hermanos de Senegal.

Este fue el inicio de una aventura que ha llevado al nieto del Olentzero -así se autodenomina- a Mauritania, Marruecos, Centroamérica y Filipinas, con el objetivo de hacer llegar los mensajes de los que por distintos motivos han tenido que abandonar a sus familias y no tienen medios ni recursos para comunicarse con ellas. “Hay personas que llevan tres años sin ver a los suyos” explica Iñigo desde su último destino, la valla de Melilla.

Localizar a los destinatarios es en ocasiones una odisea, “a veces las únicas señas que me dan es una foto de carnet y el nombre de un pueblo”, pero cuando lo consigue y explica el motivo de su visita “las reacciones son increibles, emocionantes, te abren su casa, su corazón”, cuenta emocionado. A veces esos sentimientos son también abrumadores “cuando ven el vídeo de su hijo se les cae el alma a los pies...”, dice.

Videomensajes en el monte Gurugú

Melilla es el último destino, hasta ahora, de este 'Papá Noel vasco', como le llaman allí. Su trabajo en la ciudad autónoma es un poco diferente al que venía haciendo. En esta ocasión Iñigo pone en contacto a los jóvenes que se refugian en el monte Gurugú mientras esperan a saltar la valla en su búsqueda de un futuro mejor en Europa, con los que han conseguido pasar al otro lado y permanecen en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) de Melilla. “Algunos llevan dos años en el monte esperando a saltar. Allí conviven y están muy unidos, en cierta manera dan envidia, son una piña”, cuenta por teléfono.

Pero esta experiencia está resultando la más dura de todas, “incluso más que durante el tifón de Filipinas”, reconoce. “Hay mucha policía, no puedes estar pasando de un lado a otro, y algunos chavales están muy nerviosos, creen que mi presencia les puede perjudicar porque puede atraer a la policía”, explica.

Documental por 'crowdfunding'

'Olentzero munduan, Arraun the world' es también un viaje documental que se encuentra en el último proceso de elaboración y tiene una página en verkami, la plataforma de crowdfunding, para conseguir los casi 6.000 euros que necesitan para finalizar el proyecto. Con todo el material recogido Iñigo Iraultza y un equipo de tres personas más están ultimando la producción de una cinta que quieren mostrar el año próximo en colegios, cines y televisiones para silenciar “los juicios de valor que hacemos sin tener en cuenta que estas personas tienen una historia detrás”.

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