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Vitoria no se corta

Varios vitorianos observan a Celedón en su descenso

Iker Rioja Andueza

El hijo de Markus, un joven padre alemán, no recordará probablemente nada de lo que ha vivido en su semana de vacaciones en Vitoria y Salinas de Añana. No tendrá más de dos o tres meses y dormitaba plácidamente en una mochila que llevaba su madre mientras la pareja tomaba fotografías del ambiente que ha rodeado a la bajada de Celedón y de los controles policiales estrenados este año. “¿Dónde lo podemos ver tranquilos?”, preguntaban al periodista en un muy correcto inglés señalando al bebé. Su mejor opción era la pantalla gigante de la plaza de España, cerca del corazón de la fiesta pero sin el calor y los agobios de la Virgen Blanca.

¿50.000? ¿60.000? ¿70.000? ¿80.000? ¿Cuántas personas han colmado la plaza este 4 de agosto de 2017? Celedón habrá cumplido 60 este 2017 pero sigue en plena forma. Es muy capaz de tener rendidos a sus pies a miles de fieles y a algún foráneo como Markus y su familia. Poco importa la cifra final: la realidad es que no cabía un alfiler. Los viejos ‘rockeros’ nunca mueren y éste, ‘born in Zalduondo’, tiene cuerda para rato. Seguro que el pequeño alemán podrá volver algún día a disfrutarlo.

El de 2017 ha sido un chupinazo especial, un arranque algo distinto de las fiestas de La Blanca de Vitoria. En apariencia, desde que el ritual dejó pequeña la vecina plaza de España, la bajada de Celedón ha sido como siempre. El cohete anunciador, prendido por la escritora de moda de la ciudad, Eva García Sáez de Urturi, ha dado paso al muñeco del milrayas y el vellocino de vino San Miguel abajo. Y una vez en la tierra, Gorka Ortiz de Urbina ha vuelto a emular a Moisés y ha abierto en dos la marea humana hasta alcanzar la balconada, que ha colgado el cartel de 'no hay billetes' con numerosos políticos, ‘vips’ y periodistas.

Pero sí, había algo distinto. Principalmente, tras el llamamiento institucional, porque han desaparecido las hasta 13.000 botellas que antaño se descorchaban en la plaza. Del orden de 70 heridos por cortes provocaba el vidrio y también complicaba sobremanera la limpieza posterior de la bacanal de cara a las vísperas o al rosario de los faroles, ambos plenos de solemnidad. También se han estrenado los controles policiales para acceder a la bajada de Celedón, coordinados entre agentes de la Policía Municipal y de varias unidades de la Ertzaintza, algunos con armas largas.

En los diez puntos de acceso a la Virgen Blanca había barreras físicas y agentes uniformados, pero también 44 jóvenes estudiantes con camisetas verdes que se han ofrecido voluntarios para “informar” a los asistentes de la imposibilidad de portar botellas de cristal. Maitane e Itziar (21 años) eran dos de ellas y tenían asignada la entrada del Parlamento. “Poca gente ha venido con botellas”, se felicitaban a pocos minutos del inicio festivo. Y el que iba con vidrio podía cambiar su bebida a un envase de plástico o a un vaso de 'katxi' por gentileza municipal.

Vidrio no, ¿y el alcohol?

Gema, otra voluntaria de 23, estaba destinada en la Plaza de la Provincia:

-¿Y si un menor trae alcohol en envases de plástico?

-Nosotras sólo informamos del tema del vidrio. No nos han dicho nada. Para eso están los policías, ¿no?

Los comercios del interior del recinto que dispensan habitualmente bebidas también se han aliado contra el cristal, que no contra el alcohol (el pasado año hubo 146 intoxicaciones etílicas, muchas de personas muy jóvenes). En un supermercado de la calle de la Diputación el encargado lo tenía claro: “Hasta las ocho nada. Si no, 3.000 euros [de multa por parte del Ayuntamiento]”. En la tienda, los recipientes de plástico y las latas han volado para sofocar el calor, que ha superado los 30 grados en algunos momentos de la tarde.

Sin grandes alharacas, se ha celebrado igualmente la sexagésima edición de Celedón. Gorka Ortiz de Urbina ha tirado de repertorio y la masa ha repetido sus consignas con fervor. El héroe festivo, en todo caso, ha aprovechado su posición de privilegio para enfatizar que “No es no”, en referencia a las agresiones sexuales. El alcalde, Gorka Urtaran, también ha reclamado unas fiestas con respeto a los derechos de las mujeres.

Igualmente, este 4 de agosto de 2017 se conmemoraba el centenario exacto de la inauguración del siempre controvertido monumento a la independencia de España que completa la postal de la Virgen Blanca, como recordaba un veterano cronista de la ciudad. En esta ocasión, como en los últimos años, ha comparecido en la fiesta protegido con unos paneles decorativos que no han evitado que varios jóvenes lo hayan escalado para apoyar a los 'okupas' de Errekaleor. La amnistía para los presos de ETA y el derecho a decidir de Cataluña han sido otras de las causas que han buscado altavoz en un evento cada vez más internacional. En la balconada, asimismo, trabajadores de empresas en crisis y hasta los bomberos han mostrado carteles reivindicativos.

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