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Zure Esku Dago, Ortuzar jauna

Andoni Ortuzar, en un acto en la pasada campaña electoral para las elecciones europeas.

Aitor Guenaga

El líder del PNV, Andoni Ortuzar, acudirá este domingo a la cadena humana Gure Esku Dago en la que más de 100.000 personas defenderán el derecho a decidir de la ciudadanía vasca. Desde la Taconera, en Pamplona, hasta Landako en Durango, los participantes unirán sus manos para abrir un proceso en favor de la autodeterminación en los territorios vascos.

Ángel Oiarbide, portavoz de la plataforma que impulsa la marcha, ya ha señalado que el 9 de junio será un “punto de inflexión”, pero que esa foto fija de miles de personas uniendo sus manos para decidir su futuro no acaba ahí. “Ver lo que hemos sido capaces de hacer, mirar al futuro y ver que puede aportar un movimiento civil a una sociedad vasca. Eso no termina el 8 de junio, empieza”, ha remarcado.

La idea de un “pueblo en marcha” ha acompañado a la izquierda abertzale prácticamente desde su nacimiento. El que fuera secretario general de Euskadiko Ezkerra (EE), Kepa Aulestia, en su libro “HB, Crónica de un delirio” ya recordaba que “todo movimiento tiende a demostrar su existencia haciendo camino. No hay nada mejor que una larga marcha para que el incesante caminar genere en cada caminante una indiscutible sensación de pertenencia al grupo”.

En esta ocasión, emulando a la Asamblea Nacional Catalana (ANC) -que en 2012 sacó a más de un millón de personas a la calle y el pasado año unió toda Cataluña con una cadena humana- Gure Eusku Dago sigue la estela de la vía catalana y une Navarra con el País Vasco con una cadena humana que antes de que se celebre sus impulsores ya la han considerado todo un éxito en base a las adhesiones conseguidas. El objetivo final de esta plataforma plural no es otro que crear un movimiento civil que fuerce a los partidos vascos a abrir la vía vasca hacia la autodeterminación.

Los soberanistas vascos han mirado a tantos sitios para elegir un referente mimético por el que transitar -proceso irlandés, vía sudafricana, ahora Cataluña, mañana Escocia- que cualquier herramienta puede parecer válida si sirve para seguir caminando, según la teoría de Kepa Aulestia.

¿Y qué dice el PNV de todo esto? En las últimas semanas, los peneuvistas han chupado rueda de las iniciativas abiertamente autodeterministas impulsadas por EH Bildu. El pasado 29 de mayo, los parlamentarios del PNV unieron sus votos a los de la coalición soberanista (48 síes frente a 27 noes de socialistas, populares y UPyD) para aprobar que “Euskal Herria tiene derecho a la autodeterminación y que este derecho reside en la potestad de sus ciudadanos para decidir libre y democráticamente su estatus político, económico, social y cultural, bien dotándose de un marco propio o compartiendo, en todo o en parte, su soberanía con otros pueblos”.

En realidad fue un déjà vu parlamentario ya que el texto desempolvado por EH Bildu fue aprobado por la Cámara vasca el 15 de febrero de 1990. También ese año los nacionalistas vascos copiaron a los catalanes, que habían dado luz verde previamente en su respectivo parlamento una declaración similar. Claro que entonces, Euskadiko Ezkerra pactó con el PNV y con EA (ahora en EH Bildu) el texto y HB, representada en aquellas fechas por el abogado Íñigo Iruin, acusó a los proponentes de banalizar el derecho de autodeterminación, defendió sus enmienda a la totalidad y, a la hora de votar, los entonces 13 parlamentarios de HB se ausentaron de la Cámara.

De puertas a fuera, el PNV se ha mostrado satisfecho con los resultados logrados en los comicios europeos: ha vuelto a ser la fuerza política más votada en Euskadi y ha logrado que Izaskun Bilbao continúe en la eurocámara. Pero el fantasma del 'sorpasso', con el avance de la izquierda soberanista en todos los territorios del País Vasco y Navarra, ha devuelto al partido de Ortuzar los miedos que ya tuvo en la campaña de las autonómicas de 2012, cuando EH Bildu parecía preparada para la toma de Ajuria Enea. Pero fracasaron.

El PNV aprueba de nuevo el derecho de autodeterminación, suma sus votos a EH Bildu para pedir el fin de la dispersión en una exigencia que comparte con los soberanistas desde hace años y sus dirigentes acuden a la cadena humana en favor del derecho a decidir. La hegemonía en el mundo nacionalista está en juego de nuevo y Andoni Ortuzar surfea una ola complicada poniendo una vela a las pulsiones soberanistas y otra al acuerdo con los socialistas en materia económica y en el arranque de la ponencia de autogobierno. ¿Ambigüedad calculada? “Eso es un oxímoron” -usar dos conceptos de significado opuesto-, se ha defendido el líder peneuvista cuando han descrito de esa manera la actitud política de su partido. Una jugada política que se irá despejando poco a poco, en 2015 y según nos vayamos acercándonos a las autonómicas vascas, cuando el proceso abierto en Escocia, pero sobre todo la vía catalana impulsada por ERC y Artur Mas, ya tengan respuesta.

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