La piscifactoria en la fallida central nuclear de Lemoiz, más cerca: hay dos proyectos “avanzados” en fase de estudio

El Gobierno vasco está intentando cerrar un acuerdo con dos posibles inversores para convertir las instalaciones de la central nuclear de Lemoiz en piscifactoría. Según asegura el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, “en estos momentos existen dos proyectos con su diseño avanzando” que supondrán una ocupación total de la zona que se prevé que esté destinado a acuicultura.

En una respuesta al parlamentario de EH Bildu Mikel Otero, la consejera Arantxa Tapia asegura que “se han mantenido contactos con varios inversores”, aunque reduce a dos las posibilidades que se encuentran abiertas en estos momentos, y que “se están analizando” ambas propuestas, sin dar más información al respecto.

Fuentes del Departamento de Tapia han justificado la necesidad de “discreción total” en estos procesos antes de que estén ultimados, porque pueden no llegar a concretarse. De hecho, este es un proyecto que está costando cerrar. Se anunció ya la intención hace seis años, en 2017, por parte del Gobierno vasco, que entonces aseguraba ya que contaba con posibles inversores interesados para criar en la zona salmones y gambas. Desde entonces, se han ido superando diferentes trámites administrativos, pero sin que se haya materializado la posible inversión.

En 2018 Iberdrola renunció a la concesión de los terrenos sobre los que se levanta la central nuclear de su propiedad, pero que nunca llegó a ponerse en marcha, y el Ministerio de Medio Ambiente levantó ese mismo año la protección costera sobre esa zona, un paso necesario para poder utilizar estos terrenos y llevar a cabo el proyecto ideado por el centro tecnológico Azti, dependiente del Gobierno vasco. Ya en 2021 –después de la negociación presupuestaria del PNV y el PSOE– los Presupuestos Generales del Estado recogían la transferencia a Euskadi de los terrenos ocupados por la central nuclear para destinarlos a poner en marcha un polo de investigación y producción acuícola.

El proyecto ha encontrado el impulso definitivo al estar en estos momentos incluido en los proyectos destinados a captar fondos europeos, pero además, está incluido en el Plan de Inversiones Estratégicas de Euskadi 2022-2024, que presentaron en su día el lehendakari Urkullu y los tres diputados generales, y que que contempla inversiones para proyectos que están a la espera del respaldo europeo para adelantar su puesta en marcha. En concreto, para este proyecto se prevé una inversión desde las instituciones vascas hasta 2024 de 30,3 millones de euros. En 2022 se destinaron 0,3 millones, 15 millones se destinarán este año y otros 15 el año que viene.

Esta por ver cuál será el proyecto final que acogerá la cala de Basordas, sobre la que se levanta la central de Lemoiz y la inversión concreta que se precisará para levantarlo, ya que la idea ha ido evolucionando desde que se presentó por primera vez en 2017. Entonces se hablaba de seis inversores, incluido Azti, junto a Sea8, Grupo Martiko, Grupo Balfego, SeaLink Technologies, Haugland Gruppes. Hoy solo quedan dos sin que se sepa si persiste el interés de alguno de los interesados iniciales.

El plan es que puedan ocuparse 5,5 hectáreas para acuicultura que precisarán de importantes inversiones superiores a los 100 millones de euros, ya que, entre otras cuestiones, deberá demolerse los edificios, realizar nuevas construcciones y reacondicionarse el suelo. Y eso pese que la central nuclear nunca llegó a estar en funcionamiento. Iberduero, la empresa precursora de la actual Iberdrola, decidió paralizar la construcción de la central nuclear en 1984, 12 años desde la puesta en marcha del proyecto, después de que ETA iniciara una campaña de acoso y atentados contra la central. La banda terrorista asesinó a cinco personas relacionadas con la nuclear: José María Ryan Estrada, el ingeniero jefe en la construcción de la central nuclear, Ángel Pascual –su sustituto– y los también trabajadores Andrés Guerra, Alberto Negro y Ángel Baños.