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El 'Proceso 15-M'. ¿Qué pasa en Extremadura?

Jóvenes extremeños por la democracia

Andrés Holgado Maestre, sociólogo

Desde hace tres años vengo diciendo que el sistema de partidos de la transición, formado por los partidos de gobierno en diversas zonas, PSOE-PP-CiU-PNV, había agotado su capacidad de dirección política y que se necesitan otras formaciones. Para el caso extremeño en particular decía (perdón por la autocita): “Ha quedado demostrado (…) para muchos extremeños (…) que Extremadura necesita otros líderes y debe dotarse de las herramientas y las organizaciones políticas precisas para hacer oír su voz de forma clara y contundente, tanto en Madrid como en Europa. Si hay en los partidos de la transición personas que tengan esta visión, bienvenidos sean.

Hacen falta formaciones y plataformas de acción política que defiendan el interés general de los extremeños por encima de los supuestos intereses nacionales que son interpretados en forma tan rastrera por esos dirigentes que no conocen de Extremadura mucho más allá que el Arco de la Estrella.“ Bastante claro parece el diagnóstico. Entonces ¿Qué es lo que me hace ser tan parco y tan poco entusiasta con la emergencia de ciertos partidos que están abriéndose camino en el espacio social y político que ya no cubren aquellos partidos del ”bloque sistémico“?

Pues lo que ocurre es que tampoco esos partidos darían respuesta a las necesidades de Extremadura, que solamente pueden ser abordadas desde un profundo conocimiento de nuestros problemas, algo que viene dificultado por la práctica insignificancia estadística que supone ser poco más del 2% de la población, además envejecida y con poca importancia económica dado el abandono de siglos en el que nos han mantenido siempre los poderes establecidos en Madrid.

La emergencia de fuerzas políticas de carácter “urbano” y sin ningún interés ni siquiera electoral por esta región (No somos Andalucía, que con ocho provincias agrupa un buen número de diputados sin los que no sería posible gobernar en Madrid...) no podrá paliar los abandonos que sufrimos. Todas las fuerzas anteriores (y actuales o potenciales, hasta donde se sabe) flirtean con el egoísmo de “los ricos” y muestran su insolidaridad con “derechos a decidir” que contravienen los principios en los que se asienta la España constitucional y la Europa comunitaria que, más consciente de los problemas que acarrea la desigualdad, trata a Extremadura y a todas las regiones que no alcanzan ciertos valores económicos, con más comprensión y sin reproches injustos. La víctima no es culpable.

Esta es la verdad (la polémica sobre el 135 oculta el hecho de que el Congreso español no establece la “excepcionalidad” de Extremadura que la UE determina), y no la reconocen ni los de “antes” ni los nuevos partidos que mandan a “paracaidistas” para cubrir un territorio al que desprecian porque lo ignoran.

Los que viven y trabajan aquí habrán de ser quienes nutran las nuevas formaciones políticas necesarias si, como parece cantado, el panorama político en España está abocado a un cambio en esas estructuras políticas ineficientes. La emergencia de un pensamiento político extremeño y progresista, en una España unitaria, es precisa, pero la falta de masa crítica (recordemos cuantas personas formaban el 15-M en las distintas ciudades extremeñas), nos llevará a un proceso sui-generis en el que los cuadros de los “partidos existentes” tendrán mucho que decir, al menos en las próximas elecciones. Cuando y según como se consolide el cambio en España, acudirán en tropel en auxilio del vencedor, como han solido hacer...

 

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