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El Ayuntamiento de Santiago deja de ingresar 740.000 euros al año por no poder cobrar el IBI a la Iglesia

Vista del casco viejo de Santiago desde las torres de la Catedral

David Lombao

La Iglesia católica no paga el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por una amplísima parte de sus propiedades. El origen de esta exención está en los acuerdos firmados por el Estado con el Vaticano en 1979, que la fijaron de manera “total y permanente” para la entonces denominada Contribución Territorial Urbana en inmuebles como templos y locales anexos, residencias de los curas, oficinas parroquiales, seminarios o edificios “destinados primordialmente” a ser conventos o casas de órdenes religiosas. Esta regulación se actualizó con la ley que en el año 2002 reguló el régimen fiscal de las entidades sin ánimo de lucro,en la que la exención del IBI de la Iglesia fue incluida entre la de las organizaciones no lucrativas, excepto para las instalaciones en las que se desarrollen determinadas actividades económicas.

Estas reglas de juego impactan especialmente en aquellas villas y ciudades con una presencia más relevante de la institución eclesiástica, la cual recurrentemente subraya que otras confesiones religiosas, organizaciones no gubernamentales o asociaciones y fundaciones disfrutan de la misma ventaja. Un caso paradigmático es el de Santiago. La Iglesia católica es prácticamente omnipresente en la capital de Galicia por sus numerosos templos encabezados por la Catedral, pero también por abundantes propiedades exentas de IBI en virtud de esta legislación, la cual impide al Ayuntamiento compostelano ingresar unos 740.000 euros al año. Esta cantidad sería superior si en el cómputo se incluyeran las propiedades de entidades ligadas a la Iglesia.

Los datos más recientes, del año 2018, indican que la Iglesia católica tiene a su nombre en Santiago unas 130 propiedades exentas de pagar el IBI. La mayoría son urbanas y apenas una decena, rústicas. De esas diez docenas de propiedades urbanas apenas una cuarentena son oficialmente inmuebles de uso religioso, si bien bajo ese epígrafe los edificios y locales tienen finalidades dispares.

Así, sobre el papel tienen el mismo uso religioso instalaciones de la catedral y de los diversos templos parroquiales y capillas, pero también edificios con finalidades diferentes, como una residencia para curas ancianos en las cercanías del Centro Gallego de Arte Contemporáneo, parte del amplio complejo del monasterio de San Martiño Pinario -parte del cual tiene usos residenciales- o un centro de actividades socioculturales en las cercanías del seminario menor, entre otros. En total, el IBI que el Ayuntamiento deja de ingresar por estos recintos oficialmente sólo religiosos suma casi 450.000 euros en un año.

Entre las propiedades en Santiago por las que el Ayuntamiento tampoco puede cobrar IBI figuran, por ejemplo, instalaciones de centros educativos concertados con la Xunta como recintos culturales, uso oficial de siete propiedades de la iglesia compostelana cuyos recibos de IBI supondrían casi 140.000 euros en un año para las arcas municipales si tuvieran que pagarlo. Unos 100.000 llegarían desde las propiedades que formalmente son edificios de oficinas; en este epígrafe figuran instalaciones tan dispares como el seminario mayor de la ciudad, un colegio, despachos utilizados por Cáritas o un edificio en cuyos bajos opera una tienda de productos para turistas.

A estas propiedades exentas de pago del IBI se añaden las que la Iglesia tendría que pagar por las viviendas que tiene a su nombre en Santiago. Esta consideración formal la tienen una cuarentena de inmuebles encabezados por la Casa do Deán, en la Rúa do Vilar, donde durante lustros estuvo la Oficina del Peregrino, inmueble de alto valor por su ubicación e importancia histórica. En zonas emblemáticas del casco viejo como la Rúa Nova, pero también en barrios como el de Conxo constan viviendas al nombre de la Iglesia. En total, su IBI supondría algo más de 30.000 euros.

A una mayor distancia en cuanto a exenciones de IBI está la mencionada decena de propiedades rústicas, dos centros utilizados por Cáritas que sí constan como inmuebles de uso benéfico. También un chalé en las afueras con uso oficial de ocio y hostelería o un bajo comercial en la céntrica Rúa das Orfas, que según expertos consultados también es de la Iglesia y por el que el consistorio deja de percibir el correspondiente IBI.

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