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“En Gaza hay niños que no pueden hablar desde la última ofensiva israelí”

Raquel Martí, en Santiago / Praza Pública

David Lombao

Raquel Martí es la directora ejecutiva del comité español de la UNRWA, la agencia de las Naciones Unidas que atiende las personas refugiadas de Palestina. De visita en Galicia para mantener reuniones con instituciones que colaboran con el organismo internacional en la asistencia al pueblo palestino, como el Fondo Galego de Cooperación e Solidariedade, Martí pone el acento en la necesidad de actuar de inmediato para que los efectos de la devastación provocada por la ofensiva israelí del pasado verano no sigan a crecer. El bloqueo de Israel y la falta de fondos para la reconstrucción son los principales obstáculos en una situación en la que, advierte, la principal perjudicada es la infancia.

Suponemos que buena parte de su esfuerzo es que se perciba la magnitud del problema. Hablamos de un tercio de las personas refugiadas del mundo...

Cuando acaba una ofensiva militar como la del verano pasado Gaza deja de ser noticia y no se vuelve a hablar de ella a no ser que haya un incidente más importante. Ya parece que la situación se liquidó y que no hay crisis humanitaria, por eso tratamos de poner el punto de mira en los posibles donantes, como el Fondo Galego o la Xunta de Galicia, para informar de que la situación es crítica y de que hace falta mantener la ayuda humanitaria. Hablamos de salvar vidas; ya murieron varios niños por hipotermia y ahora incluso está paralizada la reconstrucción por muchos motivos, pero uno de ellos es la falta de fondos. La gente está viviendo en las ruinas de sus casas, sin ninguna posibilidad de refugiarse del frío y de las tormentas. Esta situación no es sostenible, no es humano tener así a estas personas, por eso es necesario un esfuerzo de los donantes. Ya sabemos que aquí la situación no es donada, que estamos afrontando una crisis, pero hablamos de la vida y de la muerte.

Son situaciones que nos pueden parecer lejanas, pero implican, por ejemplo, problemas tan cotidianos también en esta parte del mundo como no poder pagar el alquiler, no es cierto?

Nuestro plan para la reconstrucción de Gaza se presupuestó en 720 millones de dólares que se comprometieron en la conferencia del Cairo, en noviembre pasado. Iba a ser financiado por los gobiernos que forman parte de la ONU y sólo nos llegaron 135 millones. El plan se paralizó porque nuestras cuentas quedaron la cero. Evaluamos 96.000 viviendas de las que 8.000 están completamente destruidas y el resto tienen daños mayores y menores. Es necesario reconstruirlas y, mientras, proveer un lugar para vivir. Lo que habíamos planificado es el alquiler; o bien reubicar con familias, vecinos y amigos y ayudarlos con un subsidio o, si no tienen la quien recurrir, alquilar pisos. UNRWA tenía que hacerse cargo y ahora nos encontramos con que no podemos hacer frente a los alquileres ni a la reconstrucción. La única salida que va a tener esta gente es volver a nuestras escuelas, en las que tenemos aún 12.000 personas acogidas porque no pudimos reubicarlas. Estamos en una situación crítica para una población que sufrió una ofensiva de 51 días, que en muchos casos perdió a toda su familia y a la que le tenemos que decir que no podemos pagarles o reconstruirles sus viviendas. Esto desemboca en una grandísima frustración y en manifestaciones contra las agencias de la ONU en la franja.

¿La población de Gaza se siente decepcionada con la ONU?

Sienten que la comunidad internacional es responsable de su situación. Se creó una agencia de la ONU para asistir a los refugiados de Palestina pero, si de pronto la población queda desasistida, es una traición. La comunidad internacional les da la esalda, ¿Cómo no se van a sentir frustrados se tienen un futuro completamente bloqueado, valga el adjetivo, y por si fuera poco no les ayudamos?

Llama la atención que, mientras se insiste en que hay que pagar las deudas entre Estados, en este caso diversos países se comprometan a pagar, no paguen y no pase nada...

Yo no sé realmente si el problema se debe a que cada gobierno tiene sus sistemas burocráticos para desembolsar fondos y tardan un tiempo en desembolsarlo. Esa puede ser una razón, otra, que están viendo que el mecanismo de reconstrucción no funciona y piensan: para que desembolsar los fondos si no entran materiales para la reconstrucción en Gaza y los que entran, lo hacen con cuentagotas. Es una pescadilla que se muerde la cola: el mecanismo no funciona, no desembolso los fondos y mantenemos la situación sin ningún avance. Y quien sufre las consecuencias es la población.

En ese desbloqueo, también, ¿el Estado de Israel tiene un papel fundamental?

El Estado de Israel controla este mecanismo y es lo que determina la rapidez con la que entra material de construcción en Gaza. Israel creó un mecanismo en el que principalmente lo que intenta es asegurar que los materiales no acaban en manos de los grupos armados, pero es tan sumamente concienzudo y complicado que es inoperativo. Si no aligera el mecanismo es muy difícil que podamos llevar a cabo una reconstrucción a tiempo, antes de que el invierno final y pueda haber más niños y bebés que mueran en el camino.

¿El resto de países no presiona lo suficiente porque, precisamente, quien está delante es Israel?

La solución está en la comunidad internacional. Si presionaran a Israel para que levantara el bloqueo o para que, por lo menos, este mecanismo de reconstrucción fuera más rápido, quizá podríamos llegar a tiempo.

¿Hasta qué punto la ONU y la UNRWA se sienten frustradas? Durante los ataques llegaron a acusarlos de ser una voz de parte...

La UNWRA se siente muy frustrada porque tenemos capacidad para asistir a toda la población refugiada de Gaza, tenemos la experiencia y el personal, pero lo que no tenemos es la capacidad de decidir sobre la entrada de materiales de construcción y ayuda humanitaria. Por eso en muchas ocasiones nos sentimos maniatadas para poder ayudar a la población.

El Gobierno israelí mantiene que no van contra la población civil. Pero decisiones políticas como éstas indican lo contrario...

El bloqueo de Gaza es un castigo colectivo. Para poder controlar por motivos de seguridad, como ellos alegan, lo que hacen es castigar a toda la población. Es un castigo colectivo que además es ilegal. Pero además, cuando hay una ofensiva militar, las primeras víctimas son civiles. En esta ofensiva hubo 538 niños que perdieron la vida con los bombardeos de Israel, 142 familias perdieron, por lo menos, tres de sus miembros. Algunas perdieron hasta 17 miembros y hay barrios enteros que desaparecieron. Quien paga el precio más alto es la población civil. Ahora hay una investigación del Alto Comisionado de Naciones Unidas y se están investigado los crímenes de guerra que se pudieron cometer.

Habla de que Israel se salta la legalidad internacional pero, ¿dénde está el límite? ¿Existe?

Es lo que nos gustaría. El límite está en la violación de la legalidad internacional y de los derechos humanos. Los palestinos tienen negados todos sus derechos, no hay uno solo que sea respetado. Ese es el límite que tenemos que poner, con independencia del lado del que estemos. Es difícil que estemos en situación de decir que se respetan los derechos humanos mientras se produzca una ocupación militar de un territorio, por lo que el primer paso sería acabar con la ocupación de vez.

Alude reuorrentemente a la infancia, porque más de la mitad de la población de Gaza son niños y niñas. ¿Están en juego las próximas generaciones del pueblo palestino?

En Gaza es el 51% de la población, más de 800.000 niños. Lo que está en juego es un desarrollo normal para estos niños, que están sufriendo constantemente la violencia de la ocupación. Un niño de seis años en Gaza pasó ya por seis guerras y nunca pudo salir de Gaza por el bloqueo que ejerce Israel. Estos niños no pudieron desarrollarse como una persona normal y arrastran muchísimos traumas. No pueden alcanzar todo su potencial humano y nos encontraremos con una generación con graves deficiencias psicológicas.

¿Por eso ponen tanto el acento en la necesidad de medidas psicosociales, al margen de las grandes medidas políticas?

Sí, y es muy difícil de transmitir a los donantes internacionales. Cuando ocurre una catástrofe de esta envergadura los donantes piensan en necesidades básicas como alimentos y medicamentos, pero no en la cuestión psicológica, que es más devastadora que perder la casa o el trabajo. El trauma es mucho más difícil de superar y arrastra secuelas durante toda la vida que impiden desarrollarse. En Gaza hay niños que llevan cuatro años bajo un trauma severo y sus padres ya se ven incapaces de apoyarlos. Hay niños con constrantes ataques de ansiedad, que sufren incontinencia urinaria, que llevan desde la última ofensiva sin poder hablar. Hay niños que se aferran a sus padres y que se su padre o su madre tienen que salir, padecen un ataque de ansiedad a causa del pánico. Cuando hay una tormena por la noche, a los niños les dan ataques porque piensan que los están bombardeando y acaban en urgencias. Cuando tienen que incorporarse al colegio y concentrarse en los estudios son incapaces. Por ejemplo, en ls primeros exámenes tras la ofensiva de 2009 unos 40.000 de 240.000 niños fueron incapaces de aprobar una sola materia. Esto los lleva a estar totalmente frustrados, a sentirse incapaces y a dejar de estudiar.

¿Cabe la posibilidad de que se extienda en capas amplias de la población, también en la de los países donantes, la sensación de impunidad para las acciones de Israel y de los Estados que lo avalan?

Hasta ahora fue así

¿Y qué tiene que pasar para que deje de ser así?

Que se viesen en la obligación de cumplir la legislación internacional y que, en el caso de incumplimiento, hubiera consecuencias.

¿Hay más sensibilidad hacia el problema en administraciones más pequeñas, como ayuntamientos o comunidades autónomas, al margen de su color político?

Se puede tener un apoyo mayor hacia un lado u otro. Se puede pensar que unos tienen más razón que otros, pero en el momento en que pones sobre la mesa la violación de los derechos humanos, aunque se sea pro palestino o pro israelí, ya no estamos hablando de activismo, sino de respetar los derechos humanos. Cuando ponemos eso sobre la mesa no hay nadie, independientemente de su posición política respecto a Israel y Palestina, que no lo entienda y no se sensibilice.

Se habla de la solución de dos Estados como un horizonte para solucionar estos problemas. ¿Si algún día se consigue esa meta habrá otra, y así sucesivamente?

Lo que ahora está pidiendo mayoritariamente la población palestina es la solución de un único Estado. Dado el enquistamento, la construcción de asentamientos y del muro y de todos los obstáculos que impiden la construcción de dos Estados, la gente pide poder tener los mismos derechos civiles que la población de Israel. Y si para eso tienen que estar bajo un único Estado, lo prefieren a estar bajo una ocupación en la que no tienen ningún derecho. Es lo que yo le escucho a la gente en Palestina.

¿Y hasta qué punto es eso viable?

Una cosa es lo que quiere el pueblo y otra, lo que quieren los políticos.

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