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Un barrio de Lugo se enfrenta a Abanca para defender su guardería

Interior de la guardería

David Lombao

Esta semana sientan en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional algunos de los exdirectivos de la desaparecida Novacaixagalicia. Están allí porque, según las acusaciones, cuando aún manejaban Caixa Galicia y Caixanova decidieron obviar la labor social de las cajas de ahorro y apostar casi en exclusiva por su beneficio privado. Ese objetivo social fue el que, durante décadas, estuvo por dtrás del apoyo de las cajas a colectivos y barrios como el del Sagrado Corazón, en Lugo, un entorno obrero en el que la Caja de Ahorros de La Coruña y Lugo promovió en los años 60 del siglo pasado un polígono de viviendas con diversos servicios asociados en el ámbito educativo y dotacional. Estos servicios los asumió y los amplió durante años la Obra Social Caixa Galicia, que en los años 80 impulsó en el barrio un colegio y también una escuela infantil que ahora Abanca, entidad compradora de los restos de las cajas, pretende cerrar en medio de una fuerte oposición vecinal.

Cuando se aproximaba el final del actual curso las familias de las niñas y niños que acudían a esta escuela encontraron, como correspondía, la oferta de plazas para el período 2015-2016. No obstante en el último fin de semana de mayo “nos llamaron por teléfono para decirnos que el curso que viene no había guardería”, explica Susana Cortón, una de las madres afectadas por el cierre, que viene ejerciendo como portavoz de las familias. La Fundación Galicia Obra Social, heredera de la obra social de las antiguas cajas y ahora conocida como Afundación, había decidido echarle el cerrojo a la escuela del Sagrado Corazón.

En un primero encuentro con las madres y padres los responsables del ente dependiente de Abanca les ofrecieron explicaciones que les sonaron a “excusas”, tales como “el descenso de niños en la guardería”, que para las familias “es culpa de la gestión de Afundación, que dejó morir el centro” con medidas como un “reagrupamiento por edades” que obligó a que hubiera “menor número de niños por aula” para cumplir la normativa vigente. Además, lamenta, el banco “no publicitó” el centro en absoluto: “Con ofertar en sus oficinas que tienen una guardería con precios subvencionados, llegaría para llenarla”, toda vez que “ahora mismo están cubiertas 41 de las 43 plazas”. “Con un poco de promoción la guardería es viable”, indica, en un contexto en el que, resalta, “la función de una obra social no es dar beneficios”.

Posición del banco

Tras los primeros movimientos de protesta en el barrio y el pronunciamento de los grupos políticos municipales a favor de la continuidad de la guardería llegó la posición oficial de Afundación. A través de un comunicado el pasado lunes la entidad ratificaba su decisión de “dejar de desarrollar la actividad de la Escuela Infantil Sagrado Corazón”, ya que deja de ser una de sus “líneas de actividad”. Afundación se centra ahora en “educación superior, envejecimiento activo y fomento de la cultura” y, por lo tanto, no contempla seguir adelante con una guardería que, asegura, presenta “problemas para garantizar su viabilidad por el descenso progresivo de la demanda, que pasa de 53 niños en 2012 a 38 en 2014”. Además, argumenta, el cierre se produce después de “consultar” con empresas del sector si estarían interesadas en gestionar el centro y tras “ofrecerles a los trabajadores la gestión del centro con el modelo de cooperativa”.

En esta contexto Afundación “ofreció a las once familias afectadas apoyo técnico para la reubicación de sus hijos e hijas en otros centros de la localidad” y “una beca de compensación económica” para la “diferencia existente entre la cuota que pagaban actualmente” y las que tendrían que pagar en otras escuelas privadas en los próximos dos cursos. Pero para las familias el asunto va más allá de la economía. Las “guarderías privadas” que ofrecen como alternativa “no se parecen ni de lejos a esta guardería, un edificio especialmente diseñado para ser un centro escolar”. Además, resalta, la protesta trasciende la reubicación del alumnado en la escuela: el Sagrado Corazón se resiste a que el edificio vacío de la guardería se convirta en un “fantasma” al que pronto se uniría otro, el del colegio del barrio, también impulsado en su momento por Caixa Galicia y cuyo concierto con la Xunta termina en 2017.

Reacción del barrio

Es en este punto donde los padres y madres dejaron de estar solos en la protesta. La posiblidad de que el tejido social del barrio se esfume activó a la asociación vecinal de la zona, Porta de Lugo, y con ella a la Federación Vecinal lucense, formada por 137 entidades y cuyos mecanismos de movilización están plenamente activos tras años de protestas a favor de los servicios en el Hospital Lucus Augusti. El presidente de Porta de Lugo, José Manuel Carballo, explica en declaraciones a este diario que su voluntad es “mediar” para que Abanca no consume lo que ven como “una burla”: “Pusimos 9.000 millones para rescatar la caja, ellos la compraron por 1.300 y ahora vienen con esto”, censura.

El colectivo vecinal seguirá intentando la “mediación” también el próximo jueves, cuando Miguel Ángel Escotet, presidente de Afundación y primo del propietario de Abanca, viaje a Lugo para entrevistarse con las familias. En caso de que la entidad no recule, advierte Carballo, “contactaremos con los afectados por las preferentes y con los desahuciados” para iniciar movilizaciones. “Tendremos que empapelar todas las oficinas de Abanca para que el vecindario se entere y pedirle a la ciudadanía que retire los fondos, las nóminas y las pensiones de Abanca”. “No sé si valoran el riesgo o se les importa un bledo”, subraya, pero si la guardería cierra, “a lo mejor tenemos que buscar una entidad financiera que se quiera asentar en el Sagrado Corazón para que la gente haga el traspaso de sus cuentas”. “A lo mejor así lo entienden mejor”, dice.

También las familias se muestran dispuestas a la movilización si la decisión del cerrar se mantiene. “Tenemos pensadas medidas de presión, manifestaciones, cierres y cualquier otra medida para hacernos visibles” y lograr que en Lugo se difunda la idea de que “la publicidad que nos venden de que son el sentir común de Galicia, no es cierta, porque nos dan la espalda a los gallegos con uno de los problemas que tenemos, la conciliación familiar y que las mujeres gallegas somos las que más tarde tenemos hijos”, dice Susana Cortón. “Y si nos dan la espalda, nos haremos notar”, advierte.

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