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Rajoy se cuela en la fiesta gallega para disputar a Feijóo el mérito del éxito electoral

Rajoy, en acto electoral en el ayuntamien de Mos (Pontevedra)

Gonzalo Cortizo

Mariano Rajoy se ha vuelto a colar en la fiesta electoral de Albert Núñez Feijóo. El presidente del Gobierno en funciones ha decidido primar su presencia en la campaña gallega, frente a la disputa electoral vasca que se celebra en paralelo.

¿El motivo? El éxito electoral en su tierra parece encarrilado y Rajoy no está dispuesto a que la autoría del mismo sea patrimonio exclusivo de Alberto Núñez Feijóo.

De los cinco días laborables de la última semana de campaña, Rajoy pasará cuatro en Galicia. Su presencia en campaña supera con mucho a la de cualquier otro líder a nivel nacional.

Buena muestra de su estrategia quedó reflejada en el programa de actos que el líder del PP protagonizó la primera semana de campaña en varios pueblos de la provincia de Ourense. Una de las primeras paradas del presidente en funciones fue Avión, un pequeño pueblo de la comarca del Ribeiro con poco más de 2.000 vecinos.

Analicemos los datos electorales más recientes en esa localidad para preguntarnos qué hacía Rajoy allí. El 26 de junio, el PP obtuvo en Avión el 88% de los votos. La segunda fuerza en apoyos fue el PSOE, con un 4,9%. Un vecino resumía el pasado martes sus impresiones sobre la visita presidencial: “No sé para qué viene si aquí ya le votamos todos”.

Fuentes del PP gallego, consultadas por eldiario.es, aseguran que la presencia del presidente en funciones “no da ni un voto” a la candidatura de Feijóo. Rajoy se ha colado en la fiesta del candidato, al igual que ya hizo en 2009. El objetivo es claro: si las urnas confirman una nueva mayoría de Feijóo, nadie podrá decir que Rajoy no estaba allí.

Lejos de agradar, la presencia del presidente en funciones en Galicia ha generado más de un quebradero de cabeza al equipo del candidato Feijóo. Con el escándalo de Rita Barberá en las portadas de todos los medios, Rajoy convirtió Galicia en el principal escenario de la política nacional. Además, su actitud esquiva ante la prensa arrastró a la campaña el ideario de escándalo del que Feijóo se pretende alejar.

El candidato a repetir en la presidencia de la Xunta había diseñado una campaña basada en su persona y alejada de las siglas del PP, apenas visibles en su propaganda electoral. Feijóo decidió anunciar en campaña su próxima paternidad y vincular su oferta política a una versión gallega del sueño americano: ese niño de aldea (Os Peares) que acabaría llegando a la presidencia del Gobierno gallego. En ese diseño de personaje creado a sí mismo, Feijóo llegó a recriminar al resto de candidatos sus éxitos universitarios, ocultando la licenciatura de Derecho que él mismo guarda en el cajón.

En la maleta que Rajoy se trajo a Galicia para la campaña viajaban también sus amigos Rita Barberá, José Manuel Soria o Luis Bárcenas. Todos venían, sin invitación, a estropear la fiesta de Feijóo y a despistar a los periodistas del relato de superación costumbrista que el PP gallego había ideado para su campaña.

Además de lo anterior, Rajoy ha querido olvidar la imputación que pesa sobre el barón ourensano José Manuel Baltar y acercarse a él más incluso de lo que Feijóo ha estado dispuesto. Ourense, provincia dominada por la familia Baltar, es la que más votos produce para la factoría popular. Una vez más, Rajoy podrá decir que estuvo en el epicentro de una victoria electoral que las encuestas dan por segura para el PP.

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